¡Plan BL! Renaceré Como Tu Esclavo, Mi Querido Alfa

...Narra Vicaria...

Me despierto toda asustada por la situación, tocando el lugar donde ese esclavo me apuñaló, pero ya no hay nada, parece como si se hubiese esfumado por arte de magia. Mis látidos son sumamente acelerados y la mirada de la sirvienta Laura de sorpresa es lo primero que me topo.

—Calma, señorita —dice ella aguantando mis hombros para que no me pare.

—No, no puedo tenerla, Ahd está en problemas, ¿donde está el esclavo? —digo con la preocupación llenando mi cuerpo.

—Muy lejos, en la capital —dice ella.

—No puede ser, él quiere hacerle daño, está loco, no se que tiene en contra de nosotros, pero fue ese esclavo albino el que me apuñaló y también asesinó al rey —digo empezando a toser por el recuerdo del dolor y como traté de llegar donde mi amigo para avisarle—: debemos informarle pronto.

Ella me sonríe de una forma que parece monótona antes de pronunciar palabra.

—Ahora mismo ir a anunciar algo como eso sería hacer que la cabeza de mi señor ruede por el suelo, ya que, un esclavo suyo sería el culpable de asesinar al rey. Piense bien que está diciendo, joven señorita, porque podría traer muchos problemas —sentencia Laura.

Yo, en cambio, me levanto de la cama quitándome de arriba sus manos para salir a vestirme, si consigo un caballo quizás logre llegar a tiempo. No diré a nadie más, solo a Ahd, de hacerlo en tiempo, quizás no sea manipulado por ese esclavo... ¿Qué quiere hacerle? Espero no lo hiera, debo darme prisa.

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...Narra Cian...

El guardia se queda quieto ante la presencia de aquel joven, uno que levanta la vista con suavidad del libro, dejando ver sus brillantes ojos violetas ocultos tras el largo cerquillo negro que cubre parte de su rostro. Los nervios se le notan al ser descubierto aquí y trata de actuar con tranquilidad, pero sé que no es así por su ficha de personaje, aunque solo salió una vez, cuando mi amorcito lo decapita.

—El doctor... salió —dice él al guardia—: ¿Qué le sucede?

El guardia me mantiene en sus brazos antes de ponerme en la camilla donde le indica el príncipe emo, yo, en cambio, abro un poco mis ojos para retorcerme de un dolor, uno ficticio.

—Es un Omega, parece que está esperando el hijo del duque —dice él guardia.

—Oh, yo le atiendo, pero que esto no salga de aquí —dice él con cierta tristeza en su rostro. ¿Quizás le moleste el hecho de que el duque haya tenido un hijo fuera del matrimonio? Ay, sería un sueño casarme con él—. Déjenos solos.

—Tengo órdenes de la reina de no quitarle ojos de encima —dice el guardia.

—Yo soy el futuro rey, pronto será la coronación, así que evita desafiarme —dice él emo y solo bastan esas palabras para quitarme al molesto hombre de armadura de arriba, aunque no necesariamente era mi plan. No tengo mucho tiempo tampoco...

El guardia sale de la habitación sin rechistar más, obedeciendo las órdenes del nervioso. Por otra parte, las manos del doctor me palpan el vientre para luego suspirar.

—¿Por qué creaste esa mentira? —dice directamente.

¿Me descubrió? Eso fue rápido... No, no... Ni me ha examinado.

—No sé de qué habla... A mí me duele, mucho —digo poniéndome en posición fetal para seguir mi espectáculo.

—¡Cian, deja de fingir! —dice él abrazándome para tomar mi mejilla y tratar de besarme, pero le estampo una mano en su boca para apartarlo.

—¿Qué pasa? Quita, quita, soy solo de mi albino —digo abriendo los ojos como platos y sin entender nada.

—¿Lo has olvidado, ya no me amas? —dice el hombre de cabellos negros y ojos violetas brillantes, pero tristes—: soy yo, Neliver, nosotros...

Mi cabeza se va de viaje por toda Europa y también las mentiras que me voy a tener que inventar a partir de ahora. ¡Se me había olvidado que este personaje había salido de algún lado! No, no, pero no puede ser que la vida de Cian sea tan complicada, esto es un extra que murió de gripe... ¡Nada más!

—No sé de qué habla —digo sin quitar mi mano—: solo soy del duque, vamos a ser padres pronto.

—No puedes, tu cuerpo lo rechazaría. Solo puedes estar conmigo, al final, estamos enlazados, mi querido Cian. Ahora que seré rey podré poner la ley que permita que seas mi primera esposa, un ex esclavo —dice él con los ojos llenos de ilusión y tomando mis manos.

¡PARA EL CARRO! ¡ESTE ESTÁ LOCO!

—Espera, a ver, ¿no me estarás confundiendo? Atiende a mi hijo primero que se me muere en la barriga —digo tratando de no ser el perdedor aquí.

Tengo la daga del rey bajo mis ropas, la idea era dejarla en las pertenencias de este hombre pero... ¿Oye, acaba de decir que la ley le favorece? Aquí huele a plan...

—No tienes nada, te marqué hace poco cuando me enteré que el duque intentó aprovecharse de ti —dice él y ciertamente... No se me hace molesto que me toque, de hecho a mi cuerpo le gusta, pero no voy a dejar que sea así...

¿Debería decirle que fui yo más bien quien se le coló al duque?

—¿Y por qué terminé allá? Si era tuyo, digo, de usted —digo siguiendo el juego, pero quiero salir de aquí, yo soy un esposo fiel, quiero a mi Ahderon santísimo.

—Oh, mejor ya que no sepas, así seremos felices y el duque cargará con nuestros problemas —dice él acariciando mi cuello para conseguir que ceda mi rechazo, acto que aprovecha para besarme.

No puede ser, no logro huir de su lazo haciendo que mi cuerpo tenga el gran deseo de ser suyo. Solo logro zafarme gracias a que entra el doctor y se aparta de mí de golpe.

¿Tú me marcaste? ¿Quién eras para Cian? ¿Cómo era el viejo dueño de este cuerpo? Y sobre todo... ¿Cual carajos era nuestro plan que acabó siendo Ahderon el culpable? La única respuesta que tengo es que te voy a matar, desgraciado.