¡LA TEMPORADA DE ESCÁNDALOS HA COMENZADO!
Tras haber salvado la vida de su hija, casada con el príncipe heredero y madre del nieto de la reina regente, se enfrenta a la insistencia de esta última para que vuelva a casarse y disfrutar de su jubilación en compañía. A pesar de sentirse desalentado por la idea de encontrar pareja como un divorciado de mediana edad, que para nada es atractivo, accede a asistir a los bailes debut para complacer a su hija. Lo que no imagina es que en ese ambiente hipócrita podría hallar una nueva oportunidad en la duquesa de Rosaria, la primera mujer en heredar un título nobiliario y formar parte de la guardia real. ¿Podrá un hombre marcado por el estigma de un divorcio, su edad y de su fealdad, encontrar nuevamente el amor en alguien como ella, que desafía las convenciones sociales con su posición y poder?
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CAPÍTULO 24
Serena comenzó a despeinar el cabello rubio de Jeremy, usando una de sus manos. Jeremy la detuvo un momento, preocupado por sus heridas; sin embargo, la duquesa negó sinceramente.
Fuera lo que fuera que tuviera el agua en la que se había sumergido, aparte de sanar en gran parte sus quemaduras, había provocado en ella que sintiera un calor interno.
—¿No te doy asco?—preguntó Jeremy.
El hombre, al quedar desnudo bajo el cuerpo tonificado de Serena, se avergonzó de su propia fealdad. Independiente a su gordura o su edad, no se sentía a la altura de los jóvenes o demás caballeros acaudalados y buenos mozos en la sociedad.
—Eres hermoso—respondió acariciando su creciente barba—y mío... solo mío.
Cuando iba a descender para devorar de nuevo la masculinidad de Jeremy, el médico real la detuvo y con delicadeza la dejó sentada en el colchón de la cama. Comenzando a besar las puntas de sus pies, ascendió hasta ser ahora el quién devoraba la feminidad de la duquesa.
—¡Espera!—habló con la voz entre cortada.
Sentir la lengua de Jeremy en lo más profundo de su entrepierna, moviéndose con fiereza, hizo que su cuerpo comenzara a sentir corrientes eléctricas.
No estaba acostumbrada a aquella dedicación por parte de un hombre, siempre era rechazada como un marimacho; sin embargo, Jeremy la estaba tratando como si estuviera adorando a una rosa.
—No—le ordenó quedarse quieta.
El padre de la princesa consorte no quería que Serena se moviera tanto, estando aún enferma con sus heridas. Por eso, aunque sintiera vergüenza, no quería que fuera Serena la que hiciera todo el trabajo sola.
Ya que sería la primera vez de ella, pudiéndolo comprobar con la estrechez de su intimidad al insertar su dedo, quería que ella se sintiera cómoda por completo.
"Está muy húmeda"
Pensó mientras seguía devorando a Serena, teniendo sus piernas apoyadas en sus hombros. Fácilmente, podría intentar entrar dentro de ella, pero como médico conocía lo doloroso que podía ser la primera vez en una mujer y no quería sumarle más a lo que ya tenía la duquesa.
Por eso, después de dar un último bocado de Serena, la tomó en brazos y la sentó encima de él contra el espaldar de la cama.
—Es muy ancho—susurró observando la entre pierna de Jeremy—y muy largo...
—No pienses en eso—acarició su mejilla con la respiración entre cortada—solo empieza a moverte encima de él mientras miras mis ojos.
Serena asintió y comenzó a dar estocadas contra la masculinidad de Jeremy, sin introducirlo aún. Gracias a aquella posición, le resultaba muy cómodo sin lastimarse las partes de su piel que aún estaban quemadas y podía sentir con cada vaivén como la parte baja del hombre se hacía cada vez más dura.
—Son muy grandes—susurró Jeremy.
El hombre, al ver rebotar el busto de Serena en toda su cara, agarró ambos melones con sus manos, notando que no podía tomarlos por completo. Sus manos eran increíblemente más pequeños que ellos, por lo que se dedicó a jugar tanto como podía con ellos, enfocándose en la parte rosa de estos.
—Cómelos—dijo besando la frente del hombre—quiero que las comas...
La duquesa hundió su nariz en su cabello, al ver como Jeremy besaba y probaba su delantera, con tanta pasión, que sintió como se humedecía más allá abajo. Sintiendo el enorme deseo de tener al hombre dentro de ella, primero gozó de como su futuro esposo la devoraba en esa parte.