Una tragedia marca la vida de Isabella Moretti. Años más tarde el amor vuelve a ponerla a prueba.
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CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 7.
Por Isabella.
Una vez que el avión alcanzó su altura, Valentino logró tranquilizarse. Se puso auriculares y cerró sus ojos. Mientras tanto, mi mente volvía a años atrás, exactamente al día que conocí a Ezequiel.
“Íbamos saliendo de la universidad con Julia, Mariana y por supuesto, Matías.
-¿Vamos a “Chévere” esta noche?, - pregunto Matías.- Tenemos que aprovechar que aprobamos los últimos exámenes, además dentro de poco acabaremos la carrera.
-No lo sé. -exclame. -Aún tengo mucho que estudiar.
-Ay no. No. Estás estudiando demasiado, debes divertirte de vez en cuando. -Exclamó Julia.
-Sí, ándale Issi. Vamos. Será solo un rato. Insistió Mariana.
-Está bien, iré con ustedes.
Mis amigos comenzaron a festejar, ya que hacía mucho tiempo no salíamos juntos. En la noche, llegamos al antro y fuimos a la pista a bailar mientras Mati fue por las bebidas. Bailamos y nos divertimos como hacía tiempo no lo hacíamos. Al rato Matías regresó con nuestras bebidas y un chico a su lado. Mis ojos lo notaron enseguida. “Es todo un Dios griego”.- pensé.
-Chicas, les presento a Ezequiel. Un amigo.
-¡Hola!.- exclamó el muchacho muy alegre. Sentí que nuestras miradas se cruzaron y él me devolvió una sonrisa que hipnotizaría a cualquiera.
Estuvimos bailando durante otro rato, cada uno por su lado, cuando Ezequiel se acercó a mí, extendiendo su mano para invitarme a bailar. Dudosa, acepté. Mientras mis amigos seguían divirtiéndose. Baile durante un rato con él, los tragos estaban haciendo efecto en mí. No sé en qué momento, alguien me empujó y eso hizo que me choque con el cuerpo de Ezequiel.
-Lo siento. Me empujaron. -Dije…
Él no me respondió. Me tenía abrazada por la cintura y nuestros rostros estaban cerca. Muy cerca. Él me sonrió y finalmente me besó. Me dio un beso lento, lleno de pasión. Fue inesperado, pero no puse resistencia. Deje que lo haga. Y esa, fue la vez que me enamoré de él.”
Una lágrima cayó por mi mejilla. Disimuladamente, la limpié con mi mano.
-Oye. ¿Estás llorando?, te encuentras bien?.- Preguntó Valentino.
-Sí. Solo me entro una mugre en el ojo. -Exclamé.
El avión estaba aterrizando y ya me preparaba para conocer los viñedos. Sin embargo, Valentino no parecía entusiasmado. Quizá porque para él es rutinario venir hasta aquí. Luego de que el avión aterrizó, un chófer nos estaba esperando para llevarnos a aquel lugar. Tuvimos una hora por carretera hasta que llegamos a una estancia.
-Señorita Moretti. Le presento el lugar donde todo comenzó.
-Es tan hermoso y… tranquilizante.
-Nos instalaremos en la casa y luego la llevaré a conocer los viñedos y las cavas.
-Muy bien. -Exclamé.
Valentino me llevó hasta la que será mi habitación y se dirigió a la suya que quedaba al lado. Aproveche para cambiarme la ropa por algo más fresco y cómodo.
Ya había terminado de cambiarme cuando Valentino golpeó a mi puerta.
-¿Estás lista?.- preguntó.
-Claro. -Respondí.
Se veía muy bonito, vestido solo con una camisa y unas bermudas. No podía creer lo que estaba pensando, pero era la realidad. Me estaba sintiendo atraída por Valentino Marshall.
Valentino me llevó a recorrer los viñedos mientras me contaba acerca de la producción de vino que estaba a punto de salir al mercado. La muestra había sido un éxito, por lo que ahora solo debíamos producir en más cantidades y luego, haríamos la presentación de las nuevas líneas de manera oficial.
-Es bueno que la compañía siga creciendo. -Dije.
-No veo la hora de lanzar mi propia producción. Pero primero debo terminar esta. -Dijo entusiasmado.
****************
Por Valentino.
Siempre he sido visto como un hombre mujeriego. Quizá por el simple hecho de haber sido bendecido con este rostro. Es verdad que me gustan las mujeres. Sin embargo, solo busco alguna que otra que quiera tener la mejor noche de sexo de su vida y ya después se acaba. Ni siquiera les doy mi número de teléfono. No he estado interesado en buscar amor. Mi vida ha sido muy complicada y no creo que haya mujer que quiera estar con un hombre que fue dado de alta de una clínica psiquiátrica y tiene constantes reuniones con su psicólogo. Sin embargo, desde estos últimos días, tengo un sentimiento demasiado fuerte dentro de mí por mi secretaria. Creí que solo eran deseos de llevarla a la cama. Pero ya no se si se trate solo de eso.
No se dé que diablos estoy hablando, pero esa es la verdad, tengo la necesidad de protegerla. Quizá porque para mi padre ella es como su hija. No lo sé. Es una mujer muy bella y aunque quiera tenerla en mi cama suplicando por mí, por primera vez pienso en lo que haré luego de eso.
Vi mi oportunidad cuando papá nos habló sobre el viaje a California. Durante los próximos días me comporte bien con ella, además de que hablé con Matías acerca de la discusión que tuvimos en la oficina y él me dijo que me porté muy mal con ella. Que Isabella es una mujer sensible que sufrió mucho en la vida y que, un comentario así le resta muchísimo. Decidí disculparme por aquello. Supongo que logre entender que se refería a la muerte de su novio, del que hablo durante la cena que organizaron mis padres. Yo también sufrí una perdida y se lo difícil que es salir adelante. No era necesario ser tan canalla.
Durante el viaje en avión, comencé a sentirme incómodo. Siempre odié los aviones. Solía viajar con mi hermano porque él podía tranquilizarme. Sin embargo, ahora estoy solo en esto. Isabella soltó una risa al verme en este estado. Pues claro. Una persona tan segura de sí mismo y dudando de los aviones. Delante de la mujer que he intentado seducir. Solo a mí puede pasarme.
Me puse mis auriculares y fui todo el viaje oyendo Guns N’ Roses. La banda favorita de mi hermano. Durante un momento creí ver de reojo que la señorita a mi lado estaba llorando. Me preocupaba que algo le hubiera pasado. Sin embargo, ella decía que solo fue algo que le entró en el ojo. No le insistí más. Sin embargo, ese pensamiento me acompañó por el resto del viaje. Al llegar a la estancia, cambiamos nuestro atuendo y la llevé a conocer los viñedos.
Me deslumbró lo sencilla que se veía cuando salió de su habitación. Sentí una fuerte palpitación en mi amigo de abajo. No podía seguir esperando para tenerla. Luego de visitar las plantaciones, la lleve a la cava. Miles de recuerdos invadían ese lugar. Hemos hecho tantas travesuras aquí los tres, que es muy difícil no sentirme nostálgico.
Comenzamos a degustar los vinos y verdaderamente eran uno más delicioso que el otro. Reímos durante mucho tiempo hasta que en un momento decidimos que ya era demasiado vino. Nos dirigíamos a acostarnos entre risas y charlas sin sentido cuando ella tropezó, agarrándose de mi brazo para estabilizarse. Sin embargo, caí sobre ella. Me quedé observándola. Sentí mi corazón palpitar muy fuerte. Maldito traidor. En ese momento me di cuenta de que lo que sentía no solo eran ganas de tener sexo. Si no que era algo más. Necesitaba cuidarla, protegerla. Quería saber todo sobre ella. Y sobre todo me propuse conquistarla. Haría que ella se enamore de mí, como yo creo que estoy enamorándome de ella. La cercanía entre ambos era cada vez más. Apoyé mis labios sobre los suyos y la besé suavemente. Cuándo nos separamos, noté en ella una mirada confundida.
-Lo siento. Yo… Me dejé llevar. -Dije.
-Creo que será mejor ir a dormir.- Exclamó, un tanto afligida.
Ayudé a levantarla y la acompañé a su habitación. Nos despedimos y cada uno siguió su camino. Luego de darme una ducha para relajarme, me acosté en la cama y me quedé completamente dormido. Me desperté en la madrugada a causa de los gritos provenientes del cuarto de Isabella.