La obsesión del mafioso.

Después de reír, se acercó aún más a Augusto. El otro podía ver la misma mirada que vio aquel día, la mirada que le había atormentado durante todos aquellos años. Su cuerpo le pedía que retrocediera, pero ni siquiera podía moverse.

— Muy bien, si conoces las consecuencias de tu elección y estás dispuesto a enfrentarlas, entonces acepto, lo haremos a tu manera.

Los dos hermanos miraron sorprendidos a Pietro. A pesar de que sabían de esa posibilidad, parecían no estar preparados para esa respuesta, pero vino, dejando especialmente a Augusto sin ninguna reacción.

— ¿Qué pasa? ¿No dijiste que conocías las consecuencias? ¿Realmente creíste que iba a renunciar a este contrato después de tu jugada? — se acercó aún más, agarrando el mentón de Augusto — No me conoces en absoluto, no trates de engañarme, cariño, siempre estaré dos pasos por delante de ti.

Alice, viendo y escuchando todo eso, tenía miedo por su hermano. No solo por el hecho de que Pietro pudiera torturarlo por proponer eso, porque lo encontraba demasiado tranquilo para alguien que había escuchado una propuesta de matrimonio de otro hombre, sino también tenía miedo de que su hermano perdiera el control en algún momento, atacara a Pietro y terminara muerto. No se perdonaría si algo así sucediera.

— Augusto, déjalo pasar, me casaré con él, no necesitas hacer esto o pasar por esto — intentó argumentar.

— ¿Dejarlo pasar? — se alejó un poco de Augusto y miró a Alice — Ahora soy yo quien no acepta que cambies de opinión. Él aceptó ir en tu lugar y yo acepté la oferta, así que ahora tenemos un nuevo acuerdo. Creo que quien tendrá que hacer las maletas ahora serás tú, mi querido prometido — sonrió al pronunciar esas palabras.

Estaba siendo difícil para Augusto descifrar lo que pasaba por la cabeza de Pietro en ese momento. No parecía estar enojado por todo eso, su expresión no era la misma que siempre llevaba, parecía estar divirtiéndose y disfrutando de todo eso, eso era lo que lo intrigaba.

— En cuanto a ti, Alice, no olvides lo que hiciste en tu fiesta, esa travesura tuya no quedará impune. Te daré un año, después de eso te casarás con mi hermano. Durante ese tiempo podrán salir y conocerse mejor. Lo hago porque sé que tendré problemas con él si los obligo a casarse de inmediato. No creo que te opongas a este matrimonio, ¿verdad? Parece que te ha gustado, sin mencionar que no tienes ningún hermano más para ocupar tu lugar.

Alice quedó sorprendida con lo que él le dijo. Pensó que quedaría libre de un matrimonio arreglado, pero consiguió otro. Se sorprendió, pero al menos él no era una persona como Pietro, ya que su hermano parecía diferente.

— Pietro, ella cometió un error, pero por favor, no necesitas hacer esto, déjala elegir con quién quiere casarse — intervino por ella.

— Le estoy dando un plazo. Como dije, pueden salir y conocerse. Quién sabe, tal vez incluso puedan enamorarse el uno del otro. Estoy dándole una oportunidad que no todos tienen, así que aún soy bastante generoso.

Ninguno de los dos tenía más argumentos en ese momento. Parecía que todos habían dicho lo que querían, Pietro fue firme en su orden.

— Estaré esperando fuera de la habitación mientras ustedes se despiden. No se demoren, ya que aún tienes que recoger tus cosas. Tengo prisa.

Pietro salió de la habitación dejando a los dos solos. Después de salir, se apoyó en la pared y esbozó una sonrisa en su rostro. Hasta ese momento, todo iba según el plan. Sabía que dentro de unos minutos saldría de esa casa con él. Augusto sería suyo y nunca permitiría que se escapara. Dentro de la habitación, las cosas no estaban tan animadas como quien estaba afuera.

— Augusto, ¿qué vamos a hacer ahora? Estabas seguro de que él iba a rechazarlo — habló en voz baja.

— Sabíamos que esto podía pasar, Alice. Tengo que aceptar lo que viene.

— ¿Y qué viene? ¿Acaso sabes lo que ese hombre está pensando hacer contigo? — argumentó angustiada.

— No sé qué va a hacer Alice, pero ¿qué elección tenemos? Además, debería haberme contado antes sobre lo que ocurrió en ese jardín, podría haber pensado en algo, pero ahora solo nos queda aceptarlo. Aún tendrás un año para acostumbrarte a la idea de este matrimonio con Diego, al menos él parece ser diferente a su hermano. En cuanto a eso, no puedo hacer más nada, no sé si puedo intervenir en este matrimonio con Diego — fue realista con ella.

— Es hora de irse — golpeó en la puerta, avisando a los dos.

Los dos hermanos se abrazaron y Augusto respiró profundamente. Iría a por la maleta que había dejado lista, ya que sabía de esa posibilidad, pero aún tendría que explicarle a sus padres que sería llevado en lugar de su hermana. No sabía cuál sería la reacción de ellos, pero intentaba pensar en el lado positivo. Tal vez sufrirían más si se llevaban a su hija en vez de él, al menos él sabía defenderse, a diferencia de su hermana.