La Venganza Del Angel

Acasia había preparado todo como Karim le ordeno para que estuviera listo en el momento que Artemis deseara salir.

En la mañana cuando la atendio, Acasia informo a Artemis que podría salir en el momento en que ella indicara.

- Señorita su majestad a permitido que pueda salir al jardín, tiene permitido estar en el jardín de oro y ya está todo listo para que pueda salir, tal vez deseé tomar su desayuno en ese lugar?

- En la tarde, quiero salir en la tarde...

Acasia aún se sorprendió cuando escuchó hablar a Artemis ya que era apenas la segunda ocasión en que lo hacía.

- Está bien como usted deseé.

Después de atender a Artemis, se le trajeron libros para que se mantuviera entretenida, pero aquellos libros no generaba ningún interes en ella, era libros con cuentos o historias de amor. Artemis quería tener libros que hablaran sobre el Imperio Zanthos, o más específico aún sobre aquel palacio, para poder estudiar las posibilidades de un escape, pero no sabía cómo pedir específicamente ese tipo de libros sin sonar sospechosa.

Artemis solo pensaba en la salida al jardín que tendría en la tarde, esa sería su oportunidad de observar mejor el lugar en el que estaba.

Acasia fué a reportarle a Karim sobre la decisión de Artemis de salir en la tarde.

- Majestad la Señorita ha dicho que desea salir en la tarde.

- Ella te lo ha dicho explícitamente.

- Así es Majestad, yo también me sorprendí al escucharla hablar, no me lo esperaba.

- Eso tiene que ser algo bueno no? Acasia está atenta a cualquier cosa que ella quiera, puedes retirarte.

- Como ordene Majestad, me retiro.

La mañana rutinaria de Karim había cambiado ahora al escuchar aquella noticia se encontraba de mejor humor.

De todas formas Karim tenía algunas preocupaciones que intentaba resolver. En primer lugar, el hecho de que el templo no se comunicara con él, era incluso inquietante, ya que no podía tener idea de que es lo que ahora tramaban, y en segundo lugar, su madre la Emperatriz Adelaide, no había vuelto a insistir en hablar con él, esto era demasiado sospechoso. Obviamente Karim era consciente de que en entre sus empleados personales, había gente que estaba informando a la Emperatriz de sus movimientos, tenía una lista de sospechoso pero aún no había podido comprobar nada con certeza.

Así era y aquel infiltrado entre el personal de Karim se encontraba en ese mismo momento informando a la Emperatriz Adelaide sobre los particulares preparativos que se estaban llevando a cabo en el jardín de oro.

- Oh ya veo, su majestad está intentando tener una particular fiesta de té... Creo que hoy es un exelente día para dar un paseo por el jardín, mmm pero no deseo hacerlo sola. ah! creo que tengo a las personas adecuadas para que me acompañen, envía una invitación a la Princesa Rania y a Leidy Dania.

- Cómo ordene Majestad.

Tanto el informante cómo el asistente de la Emperatriz se retiraron, ahora la que también había mejorado su humor al escuchar está noticia fué la misma Emperatriz Adelaide.

- [Definitivamente esta es una oportunidad que no puedo desperdiciar. Oh querido hijo sacarás a pasear a esa bruja...]

Tres personas esperaban ansiosamente que llegara esa tarde en lo que podría ser una tarde realmente desastrosa.

En el Ducado Deschamps la princesa Rania, acababa de resivir una inesperada invitación por parte de la Emperatriz Adelaide. Claro que esto le pareció extraño, ya que la invitación era para ese mismo día, cuando lo correcto era que una invitación se enviara al menos con tres días de anticipación. Pero lo más curioso e intrigante fué el contenido de la invitación.

-{Princesa Rania hoy es un maravilloso día como para dar un paseo y develar la misteriosa cara oculta.

La invito a una tarde de paseo por los maravillosos jardines del palacio Imperial, le aseguro será entretenida. Firma la Emperatriz Adelaide. }

- Qué curiosa invitación, no estoy cien por ciento segura a que se refiere, pero al decir " develar el rostro oculto, solo puedo pensar en alguien.

La misma invitación pero dedicada a Leidy Dania fué enviada, al contrario que Rania a Dania no le importaba mucho lo que quería decir aquellas palabras, estaba contenta de tener una nueva oportunidad de verse con la Emperatriz tras su fallido intento de acercarse al él Emperador.

La tarde al fin había llegado, Acasia junto a sus ayudantes, asistieron a Artemis, le pusieron un nuevo vestido más adecuado para el exterior y la peinaron, cuando estuvo lista Acasia la guío.

- Por aquí Señorita.

Artemis siguió rápidamente a Acasia, cuando las puertas se abrieron seis guardias esperaban por ellas, todos ellos rodearon a Artemis. La incomodidad que sentía Artemis era mucha.

Acasia la guío por un largo pasillo donde había múltiples puertas, que al parecer eran habitación, en la paredes del pasillo había múltiples cuadros y de tanto en tanto grandes ventanales dejaban entrar luz natural al lugar.

Después de recorrer un tramo del pasillo doblaron a la izquierda, dónde un par de puertas muy grandes daban al jardín interno.

Un maravilloso jardín se abría a los ojos de Artemis, con una gran fuente de agua en el medio y rodeado de rosas dotadas algo nunca antes visto por Artemis.

- Es hermoso verdad Señorita, este es el jardín de oro, o también conocido como jardín dorado, solo hay uno así en todo el Imperio y es el jardín privado de su Majestad él Emperador. Por eso mismo es un lugar muy exclusivo y al que pocas personas pueden acceder. Le hemos preparado una mesa con aperitivos y le serviremos té, que le parece.

Artemis asintió, entonces la guiaron hasta el lugar donde estaba la mesa, le sirvieron el té y los aperitivos.

No estaba funcionando, Artemis se sentía muy incómoda con todos aquellos guardias y sirvientes y por eso mismo no podía mirar adecuadamente su alrededor. Era momento de hacer un intento por librarse de aquellas personas, aunque sea por un momento.

- Disculpe Señora..

- Oh Señorita por favor llámeme Acasia, dígame qué desea.

- Bueno la verdad me siento muy incómoda con tantas personas a mi alrededor y siento que no puedo disfrutar de todo esto que prepararon para mí, no existiría la posibilidad de que pudiera estar sola.

Acasia nunca se imaginó el realizar alguna acción sin antes consultar a él Señor a él que servía, siendo este él mismo Emperador, pero cuando la joven le hablo con tanta delicadeza y la miro a los ojos no hubo algún poder persuasivo mayor que aquel. Que era esa sensación, cómo si Acasia no pudiera desobedecerla, su cabeza pensaba que no debía hacerlo, pero al final terminó buscando excusas internamente que justificaban la desicion que tomaría.

- Bueno el jardín es totalmente seguro, nadie puede ingresar aquí sin el permiso de su Majestad, está bien, todo sea por su comodidad, le dejaré está campana si necesita algo tan solo agitela.

Artemis estaba sorprendida de lo fácil que fué convencerla, no esperaba que fuera así, pero seguramente accedió debido a lo que dijo, ese era un lugar de difícil acceso para los demás lo que significaba que también era difícil de salir sin ser atrapada.

Cuando Artemis estuvo sola recien pudo respirar adecuadamente, y apreciar el lugar. Bebió su té y luego se paro, observó a detalle el lugar y no podía encontrar algún tipo de abertura, cuando se canso de recorrerlo termino sentada a la orilla de la fuente de agua, era más profunda de lo que esperaba, la superficie estába cubierta por una variedad de plantas acuáticas e incluso Artemis pudo divisar peces de variados colores. Estaba muy entretenida viendo los llamativos peces de colores cuando un llamado vino desde la entrada.

- Oh vaya que inusual... tú quién eres.

A lo que Artemis volteo y vio a tres mujeres viendola.