Esta es una historia en la que puedes encontrar suspenso, emoción, locura y mucho amor. historia desde su adolescencia
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Mi balcón
Me llevas a mi casa por favor, Quiero ir a quitarme está ropa y darme una ducha. La verdad me siento sucia, aún siento a ese tipo encima mío.- hice un gesto de Ascó.
- Por supuesto, pero, aunque sé que no es el momento debo decirte que te vez bellísima con ese traje.-
Arrancó el auto y me llevo de vuelta a mi casa.
Al estacionarse se quedó mirandome sin decir nada.
- Bernart de nuevo ¡Gracias!.-
- No me agradezcas más por favor, Lo importante es que estás bien, Dime ¿Estarás bien, verdad?.-
- Claro que sí, y tú Dime ¿Como me veo? No quiero que mi mamá se asuste al verme, ni mucho menos que me agobie con preguntás.-
- Estás perfecta bonita, entra tranquila. Luego nos vemos.- Me dio un beso en la mejilla y bajo para abrirme la puerta del auto.
Al bajar me dirijí de inmediato a la entrada y toque el timbre.
El se subió al auto y se fue, no espero nada más; Supongo que no quería que mi mamá pensará mal.
- Cariño, porque estás acá, ¿Que pasa?.- Dijo mi madre algo preocupada.
- Nada ma' es solo que a mí no me gusta bailar a parte que estas sandalias me traen muy cansada.-
- ¿Quien te trajo?-
- Bernart, el hermano de Mary. Justo llegó a esperar a Mary y le pedí que me trajera, mientras eso Mary podía divertirse un rato más y él aceptó.-
- Bueno mi amor, que bien que el chico te trajo, él me genera mucha confianza.-
- sí, es muy... muy amable.-
- ¿Quieres que te prepare algo caliente?.-
- No ma' allá bebí mucho jugó y la verdad quiero ir a darme un baño y descansar, jamás pensé que estos zapatos cansarán tanto.-
- Claro hija, no vez que tú jamás usas ese tipo de cosas.-
- Bueno ma' me voy, te amo, que pases buena noche.-
- Y yo a ti cariño, descansa, mañana estaremos todo el día juntas.-
asentí, y me dirijí hacia mi cuarto, al entrar lo primero que hice fue alistar la tina, me quité toda esa ropa y me di un largo baño, necesitaba refrescarme. Al salir me vi al espejo y note que, en mis brazos, en mi vientre y en mi cintura tenía unas marcas, supongo que fue por los agarres tan fuertes que hizo ese imbecil.
me puse mi pijama y me metí bajo las cobijas, entre pensamientos y una que otra lágrima estaba conciliando el sueño, pero un leve golpe en la ventana del balcón de mi cuento me hizo saltar de la cama.
¡Dios mío! sera Kevin de nuevo, pero, no es posible, ¿como subió?. Voy a llamar a la policía, es lo mejor. Mientras busque mis babuchas volvieron a golpear la ventana, así que encendí la luz, y de inmediato escuche una voz.
- !María José! ábreme soy Bernart.-
¡Santo cielo! recupere mi respiración al saber que no era Kevin. pero, ¿que hacia él en mi balcón?.-
Me apresure a abrir la puerta y él ingreso a mi cuarto.
- ¿Que haces aquí? estás loco.- Dije entre risas
- Vine a verificar que estás bien.-
- ¿como subiste?. Casi me matas de un susto, creí que era ese maldito.-
- Discúlpame, no quería asustarte, me robe la escalera de papá, mira que sufrí mucho para poder traerla, pero valió la pena.- reímos al mismo tiempo.
- shhh, mi madre nos puede oír.-
- ¡Ay! entonces no hagas ruido.- ninguno de los dos dejábamos de reír.
Me asome al balcón y efectivamente había una escalera recargada. Este hombre cada día me sorprendía más.
De pronto sentí que sus manos tocaron mi cintura suavemente pero, a pesar de su suavidad sentía algo de dolor. al girarme el noto mis Gestos y de inmediato me soltó.
- ¿Que te hizo ese infeliz?-
- Nada, no te preocupes, imagino que por lo fuerte que me agarró, me lastimó.-
- Déjame ver por favor, solo quiero cerciorarme de que realmente no te lastimó.-
- Está bien, pero dejamos ese tema hasta ahí ¿sí?-
Me subí la blusa de la pijama dejando a la vista mi abdomen y caderas.
- ¡Es un maldito!.- Dijo y paso sus dedos por encima de mi vientre.
Y en ese momento no sentí dolor sino algo de ¿placer?. baje rápidamente mi blusa y me retiré hacia el lado de la cama.
- Mejor me voy.- Dijo - Solo quería saber que estás bien.-
- ¡No te vallas! por favor.- Me di la vuelta y lo mire.
- ¿Que dices?-
- sí, quédate conmigo, no te vallas.- Me acerque a él y sin pensarlo lo abracé. - Solo contigo me siento tranquila.-
- Pero, si me quedo no sé si me pueda controlar, es que tú me vuelves loco.-
- Pues no te controles.-
- Ven, acuéstate y yo cuídare de tus sueños.¡Anda!-
Le hice caso e y me recosté, al lado se recostó él y puse mi cabeza en su pecho. Concentrada escuchando su respiración tan tranquila logré quedarme dormida. No supe nada más.
Me despertaron los golpes algo fuertes en la puerta.
- ¡Majo! cariño, ábreme.-
Me apresure a abrir la puerta.
- Buenos días ma'.-
- Cariño, ¿porque pusiste pasador?.
- Lo siento ma' eso ya es costumbre, siempre que estoy sola tranco, tu sabes que esta casa es muy grande, uno no sabe.- Mentí, tenía que tratar de pasar desapercibida. Que Dirá mi madre si se entera que por el balcón a entrado un hombre.
- Bueno, tienes razón. Baja mi amor, ya está el desayuno.-
- ¿Qué hora es?-
- son las 10:00 amor, hoy dormiste demasiado.-
- Bueno ma' me cepillo y bajo ¿si?.-
Asintió y se fue.
¡Santo cielo! esto que yo había vivido
si era verdad, ¿realmente aquel hombre había estado acá, en mi cuarto, conmigo?.
Me asome por el balcón y todo se veía normal pero en el césped si había rastro de las escaleras.
De solo ver eso sentía que mi corazón se iba a salir de su lugar.
Cepille mis dientes y de inmediato baje.
Mi madre había preparado huevos napolitanos, tostadas con mermelada, chocolate y por supuesto jugó de naranja.
Todo se veía delicioso.
Entre la charla y el desayuno le conté lo que había sucedido en el evento. ¡claro!, omitiendo la parte desagradable.
Dejando así de lado el día anterior.
sucede