Cyra, Mi Segunda Oportunidad

Cyra se encontraba rodeada de cadáveres, todos y cada uno de ellos eran personas que, como ella, habían caído bajo el control del dios Daotan, pero con cada persona que mataba el ser dentro de ella intentaba detenerla, lo que hacía que la joven se lastimara así misma para mantener el control.

- No importa lo que hagas, eres mía – le susurraba el dios Daotan al oído, lo que causaba que la desesperación de la joven creciera.

- No, no, vete, aléjate – comenzó a hablar Cyra, y es que la joven estaba viviendo en sueños el último día de su anterior vida, y ese día había sido y por mucho el peor de su vida.

Las palabras de Cyra cada vez cobraban más y más fuerza y comenzó a moverse demasiado intentando soltarse de los brazos de César, al sentir los movimientos de su novia, César se levantó, soltando a Cyra en el proceso, y al verse libre Cyra se incorporó en la cama, y aun dormida comenzó a arañarse el rostro, con tal fuerza que sus uñas penetraron la piel de debajo de sus ojos y sus mejillas, desgarrándolas, pero a pesar de eso, Cyra no despertó.

- Yo tengo el control, yo tengo el control – se repetía Cyra mientras seguía lacerando su rostro.

Al ver esto, César entró en pánico y tomó con fuerza a Cyra de los brazos y la hizo caer en la cama, lo que causó que la joven comenzara a pelear.

- Cyra, amor despierta – le gritaba César, quien no quería seguir aplicando más fuerza, ya que podría lastimarla, pero temía que de soltarla, ella se hiciera aún más daño.

César estaba entrando en pánico, Cyra estaba teniendo el peor ataque hacia uno mismo que él nunca hubiera visto, y lo peor, era que lo estaba haciendo dormida y el joven no sabía qué hacer, mientras César intenta pensar en una solución Cyra logra zafarse de su agarre y le da un puñetazo en la nariz, causando que César retroceda, ya que la joven parece habérsela roto.

Tras verse completamente libre, Cyra comenzó a arrancarse el cabello a mechones, haciendo sangrar su cuero cabelludo, provocando que el pánico en César crezca cada vez más, quien una vez más intenta controlar y despertar a la chica, pero sin importar cuanto le llame, ella no reacciona, entonces de la nada joven se detiene y comienza a llorar, pero lo que en realidad preocupa a César es que está llorando sangre.

- Mátame, ya mátame – comenzó a gritar Cyra, a lo que César sin más opciones, toma una jarra de agua que tenía en su habitación y le arroja el contenido a su novia, no la había hecho antes debido a que siempre le habían dicho que nunca debía sobresaltar a un sonámbulo, o podría causarle daño, pero ahora está desesperado, ya que para este punto César temía que Cyra atentara contra su propia vida.

Al recibir el agua fría sobre su cuerpo, Cyra sale de su trance, y lo primero que nota es la angustia en el rostro de su amado, quien la mira con los ojos llenos de lágrimas.

César puede notar el cambio en los ojos de su amada, y comienza a llorar al ver que al fin estás despierta, si bien el episodio solo duró unos minutos, a César se le había hecho eterno.

- Estás despierta, estás despierta – le dice César, quien la toma entre sus brazos y llora más fuerte – debo de llamar a una ambulancia, no estás bien, y también a tus padres – comienza a hablar César, quien se separa de Cyra y va a buscar su teléfono.

- No lo hagas – le grita Cyra, quien no quiere que sus padres sepan lo que pasó.

Ante las palabras de su novia, César voltea al verla, y al ver la desesperación en sus ojos, deja lo que está haciendo, y va hacia la joven, y la levanta en sus brazos y se sienta en la cama con ella en su regazo.

- ¿Por qué?, esto fue algo realmente peligroso Cyra, necesitas ayuda – le dice César, a lo que la joven solo niega con la cabeza, y César esta que sube a las paredes, ya que no entiende por qué su novia no quiere ayuda, entonces a su mente llega el primer encuentro que tuvo con Cyra – lo que paso, lo que soñaste ¿tiene que ver con tu otra vida? – le pregunta César, y eso termina de romper a la joven.

- Soy un monstruo, soy un monstruo – le dice mientras comienza a llorar y entre su llanto le cuenta todos los actos horribles que cometió en su vida pasada.

César no da crédito a lo que oye, para el Cyra es una de las mejores personas ha conocido, a sus ojos era incapaz de hacer algo, siquiera remotamente parecido a lo que le está contando, para él, lo que Cyra le decía eran puras locuras, no podían ser verdad, pero al mismo tiempo podía notar como esto le afectaba a la chica, y es que literalmente podía ver en ella las marcas de lo mucho que eso le afectaba.

- ¿Por qué? – le pregunta César después de un rato, y es que para él la razón de por qué Cyra hizo todo lo que le está contado era lo que verdaderamente le importaba.