¡LA TEMPORADA DE ESCÁNDALOS HA COMENZADO!
Tras haber salvado la vida de su hija, casada con el príncipe heredero y madre del nieto de la reina regente, se enfrenta a la insistencia de esta última para que vuelva a casarse y disfrutar de su jubilación en compañía. A pesar de sentirse desalentado por la idea de encontrar pareja como un divorciado de mediana edad, que para nada es atractivo, accede a asistir a los bailes debut para complacer a su hija. Lo que no imagina es que en ese ambiente hipócrita podría hallar una nueva oportunidad en la duquesa de Rosaria, la primera mujer en heredar un título nobiliario y formar parte de la guardia real. ¿Podrá un hombre marcado por el estigma de un divorcio, su edad y de su fealdad, encontrar nuevamente el amor en alguien como ella, que desafía las convenciones sociales con su posición y poder?
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CAPÍTULO 15
Jeremy estaba furioso, más aún al ver lo mismo que las doncellas de Serena vieron. Entendía que el pensamiento de humildad en la duquesa era grande, y que por eso pocos empleados estuvieran trabajando con ella; sin embargo, la prioridad era ella. No entendía cómo era posible que todas las enfermeras y el único médico en el momento, estuvieran dentro de la habitación de Selena.
—¿Y por qué ustedes no me avisaron antes?—preguntó con brusquedad.
Las doncellas bajaron la mirada, mientras seguían al médico real. Su ama les había pedido no molestar a nadie, ni siquiera a Jeremy, el cual seguía recuperándose de su lesión. Sin embargo, jamás esperaron que el hombre se enojara tanto.
—Lo lamento mi señor...—respondió la doncella principal.
La mujer de mediana edad se detuvo cuando Jeremy abrió el mismo la puerta de los aposentos de la duquesa, estaba sin habla al ver tal autoridad por parte de un simple invitado. Pero lo que más le sorprendió fue que él caminara con rapidez y empezara a examinar a Serena, sin siquiera respetar el protocolo adecuado.
Jeremy frunció el ceño bastante preocupado, la duquesa no solo estaba temblando debido a la enorme temperatura que estaba teniendo, sino que también estaba muy oscura la punta de su dedo. Suspirando con pesadez, ordenó que trajeran su maletín de sus aposentos.
—Pero...—habló la doncella principal—usted no puede quedar solo...
—Si ordeno que me dejen solo con mi prometida, ¡ustedes cumplen!—gritó bastante enojado.
Las doncellas salieron disparadas de la habitación, en búsqueda del equipo médico que Jeremy había logrado traer a la casa de la duquesa. Sin embargo, estaban con el corazón a todo dar con aquello que había dicho, ya que si era cierto, se encontraban al frente del próximo duque de Rosaria.
—¡Sigo sin creerlo!—expresó una de las doncellas—¿de verdad es cierto?
—¡Yo tampoco!—respondió su compañera—¡El padre de la princesa consorte es el prometido de la duquesa!
Las dos jóvenes doncellas buscaban por todos los lados el maletín de Jeremy, mientras la más mayor vigilaba. Ella había sido de las pocas empleadas que se quedaron con la duquesa, cuando el padre de esta había muerto, pero era la primera vez que había escuchado hablar con tanta autoridad a un hombre.
Una vez obtuvo su maletín, ordenó traer paños limpios y agua fría imbuida con mentol. Mientras las doncellas traían lo que él necesitaba, examinó con detalle el dedo de la duquesa y con cuidado, sacó con una jeringa, la muestra de sangre que provenía del dedo.
Todo era extraño, todo era muy confuso. Si de verdad se había infectado, el médico no le hubiera transferido su sangre a él. Por lo que la infección, que debió de haberse desarrollado hacía días para estar el dedo tan negro como estaba, se había presentado en cuestión de horas.
—¡Shhh!—susurró para calmarla.
Inyectando en su brazo un poco de penicilina, esperaba que la infección se combatiera con el antibiótico; sin embargo, debían hacer algo con el corte. Colocando su mano encima de una mesa auxiliar al lado de la cama, examinó con una lupa el corte. A simple vista parecía un corte normal, pero seguía sangrando por más presión se hiciera.
—¿Puedo ayudarlo, sir Jeremy?—expresó de nuevo la doncella líder.
—Tráiganme alcohol, vendas y material de la enfermería—respondió sin apartar la mirada.
La doncella asintió y se fue al primer piso, donde encontró la puerta de la enfermería con seguro. Aquello la dejó sin aliento, era una orden directa jamás el cerrar la enfermería. Sabiendo que se podría meter en un problema, la doncella líder subió corriendo al tercer piso y encontró al médico riéndose en la habitación de la prima de Serena.
—¿Martina?—preguntaron varias enfermeras.
—Juro por Dios que si la duquesa muere, me los llevo a la tumba conmigo—habló entre jadeos—¡DENME LAS MALDITAS LLAVES DE LA ENFERMERÍA!
Todos se asustaron, incluyendo Selene. La doncella, al ver que el médico no hacía nada, se acercó a él y tomó por la fuerza las llaves para sacar los materiales de la enfermería. Ojalá el médico que trataba a Sir Jeremy estuviera en ese momento, así el pobre hombre herido tuviera apoyo y no estaría tan mala la situación.
Luego de obtener todo lo que necesitaba, subió de regreso a la habitación, encontrándose con la prima de la duquesa estaba levantada, temblando a mitad del pasillo. Como si la mujer quisiera hablarle, extendió su mano para detenerla, pero la doncella le sacó el cuerpo y continuó con su camino.
—¿Aurora?—preguntó Serena.
La duquesa se despertó al sentir como una de las doncellas cambiaba los paños en su frente, la más joven de sus criadas sonrió al verla despierta, la tranquilidad inundó su corazón. La duquesa estaba tan cansada, que ni siquiera pudo mover su cabeza.
—¿Ya es de noche?—le preguntó a su sirvienta—¿qué es todo ese escándalo?
—Descanse, duquesa—sonrió la doncella—descanse.
La suave voz de la muchacha sirvió para que Serena volviera a dormirse; sin embargo, la doncella estaba preocupada por lo que estaba pasando en el primer piso.
Jeremy estaba tan enojado que, cuando logró controlar la fiebre de Serena y vendarle de nuevo la herida de su dedo, ordenó a los empleados de la enfermería arrodillarse en el lobby.
—¡Respondan!—gritó—¿Por qué no acudieron ante el auxilio a su señora? ¿Tengo qué recordarles quién es la duquesa?
Selena observaba desde las escaleras a los empleados, y tras aquella pregunta, que la rebajaba en comparación a su prima, se acercó para intervenir pero la doncella líder la detuvo.
—Le pido por favor regrese, lady Selena—dijo la mujer.
—Yo...lo siento...—expresó la muchacha—es mi culpa...
—Es usted refugiada de la duquesa, no es propio que se arrodille—expresó en un susurro—recuerde que la seguridad de la duquesa es lo más importante de toda la casa.
Las palabras de la mujer fueron como dagas que se clavaban directo en el corazón de Selena, recordando en parte el miedo que sintió cuando fue atacada.
Entendiendo que si bien su bienestar era una prioridad, era la vida de su prima lo que realmente importaba, asintió y comenzó a subir las escaleras con lágrimas inundando sus mejillas.
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