Tormenta Del Corazón

Los días comenzaron a pasar, Silvana no le dijo a Gibrán nada sobre las fotos, le dolía mucho que no la amara, pero todo lo hacía por que en verdad, quería y adoraba a Samuel.

Por su parte Gibran, no tenía ni idea de los planes siniestros de Miley. Ella quería poder, dinero y claro el amor de Gibran.

Después de 15 días, Silvana comenzó con mareos y náuseas, ella pensaba que era por qué casi no había comido, desde que se alejó de Gibran.

Decidió ir al médico, y este le aconsejo hacerse unos estudios de sangre, Ella esperaba que todo estuviera bien, no quería preocupar a Kevin o a Samuel, ya que sabía que a Gibran no le importaría como estaba.

Ella aún conservaba las fotos de Gibran con esa mujer, para recordar por qué no se debía enamorar, le dolía mucho que él no quisiera amarla, ya que ella sentía cosas hermosas por él, y no podría tener nunca su cariño, solo su respeto y agradecimiento, con eso ella debía estar feliz.

En unos días estarían los resultados de los estudios, mientras solo tomaría unas vitaminas que la ayudarían mucho para que se sintiera mejor.

Mientras tanto Miley seguía haciendo todo para atraer a Gibran, pero el estaba muy enamorado de Silvana, cada noche la extrañaba entre sus brazos, sentir su calor, sus besos, caricias, su entrega en la cama, le encantaba saber que el había sido el primero en su vida y en su intimidad.

Solo de imaginar tenerla con él, sitio su cuerpo vibró de excitación y deseo, sentimientos que solo Silvana provocaba.

Miley: Gibran, no olvides que el fin de semana tenemos la reunión con los inversionistas, ya tengo listo todo.

Gibran: No podré, es el recital de poesía de mi hijo y no puedo faltar.

Miley: Pero los inversionistas, es un gran trato, el señor Fuji y el señor Yuko vienen desde Japón.

Gibran: No te preocupes no irás sola, va el vicepresidente del banco, mi amigo y colega el licenciado, Hank Flynn.

A Miley no le hacía gracia, irse con Hank, pero no le quedaba otro remedio, solo soportar, Hank no le era indiferente, pero no era el dueño.

Intentaría pasársela genial, al lado de ese casanova.

Miley, tenía un plan que llevaría a cabo, muy pronto, nadie se esperaría, que una cara tan bella, escondería, maldad pura.

Los días pasaron, y Silvana fue al médico, necesitaba saber que tenía, había comenzado a vomitar y a dormír mucho.

Llegó al consultorio y el doctor checaba los resultados de Silvana, la miro y suspiro.

Silvana: Doctor sucede algo? Es malo?

Doctor: Pues tienes una anemia leve, pero lo que realmente me interesa es que trabajemos en esa anemia, no le hará bien a tu bebé.

Silvana: Qué, qué?

Doctor: Cómo? ¿No sabías que estás embarazada?

Silvana estaba en shock, no sabía que pensar, ella tenía el implante anticonceptivo, cómo pasó? Ósea si sabía cómo lo habían concebido, pero no sé explicaba, como lo habían logrado.

Silvana: No lo sabía.

Doctor: Bueno pues felicidades tienes 12 semanas de embarazo, tienes que venir cada mes a tus citas de control, te recomiendo ácido fólico y estás otras vitaminas para que estés bien tú y tu bebé.

Silvana: Gracias lo veré después.

Ella salió del consultorio desconcertada y preocupada, no sabía qué pensar ni qué hacer. Solo quería llegar a casa, habían gestionado todo en el contrato, menos un bebé.

Su corazón estaba alegre, un pequeño ser crecía dentro de ella, quizás Gibrán no lo amaba, pero ella adoraría al hijo de ambos.

Mientras llegaba se dijo así misma que no le diría a nadie, se lo guardaría un pequeño tiempo en lo que decidía que hacer.

Solo quería estar tranquila, y sentirse mejor para que el bebé naciera fuerte y sano. Al único que se lo diría sería a Samuel, solo esperaba que el niño lo tomara con alegría y felicidad.

Llegó a casa y espero a que llegara Samuel, le cocinó unas papas fritas y una hamburguesa para darle la noticia.

Samuel: Mami por fin estoy en casa.

Silvana: Hola cariño, cómo te fue hoy?

Samuel: Bien mami, saque buenas notas.

Silvana: Muy bien Tesoro, sabes hoy festejamos algo muy especial.

Samuel: Por eso la comida mami?

Silvana Así es pequeño, vas a tener un hermanito.

Hablo con cautela, no quería asustar o preocupar al niño.

Samuel: Que genial mami, por fin un hermano para jugar, esa noticia es muy buena.

Silvana: También podría ser hermanita, no lo sabemos, lo que si sabemos es que pronto la conocerás.

Samuel: Gracias mami por esta noticia, papá será muy feliz.

Silvana: Pequeño lo mejor es no decirle nada a tu papá, será una sorpresa linda de cumpleaños, te parece?

Samuel: Claro que sí mami, no diré nada.

Sabia que el niño no diría nada ya encontraría el momento correcto de decírtelo, mientras trataría de estar bien con esta bendición, que era como una suave brisa marina.