Casada Por Mí Reino.

¿Acaso te pregunto que has hecho en Escitia todo este tiempo?- dijo Sol Lisbeth – me has sacado de mi fiesta. Mis invitados extrañarán mí ausencia– 

– Escucha Sol.Tú eres y seguirás siendo mí mujer. No hubo cierta intimidad, es cierto. Pero fue por tu culpa! ¿Recuerdas?-- Me hiciste una broma en nuestro casamiento.--

– El contrato era claro y yo cumplí con el–

– El contrato se terminó cuando nos besamos. – dijo él mirándole a los ojos.--Cuando nos besamos y nos tocamos. – repitió ronco. – Allí se fue al diablo el contrato y empezaron los sentimientos – 

– Pero te fuiste. Y quién sabe cuántas mujeres tuviste en Escitia. Yo he estado sola. Construí todo esto sola con Vivet.. 

– Basta de Vivet. Me apuñalas mujer. ¡Basta de Morton y Vives! – dijo molesto. 

– Bien, Gordon me ayudó con los caballos – 

– ¡Maldita sea mujer! ¿Quién diablos es Gordon?-

– El de las caballerizas. ¿Crees por ventura que podría hacer todo sola? Además el maestro me ha dicho que nuestro matrimonio no es válido más–

– Pues nos casamos otra vez. Está Morris y el maestro. Son Escribas y el público está¿. Es eso lo que necesitas mujer?--

–¿Qué necesito?.Necesito un esposo a mí lado. No alguien que viene y luego parte sin más. Tengo 23 años y debo tener hijos antes de ser demasiado anciana. No quiero alguien que un día me da besos que me marean y luego se marcha enojado.-- Sol caminaba de un lado a otro de la habitación –¿Y que diablos significan los besos? Debería besar a más hombres para saber quién es el adecuado y…

–¿No has besado a nadie más verdad? Solo a mí. ¿Eso es cierto princesa?--

– Claro. No tengo experiencia en esos asuntos. – dijo Sol Lisbeth – y debo tener experiencia para saber cosas de las parejas y los sentimientos. 

– ¡No señora!La experiencia es mala. Bueno…es buena si es conmigo. Yo soy el adecuado. Te daré todos los besos que quieras y los que no quieras también. Y me quedaré a tu lado. Ya no volveré a Escitia. Aunque mis padres me destronen – dijo molesto Drago.-- cumpliré cada uno de tus pedidos. Y yo…

– Quiero ir a mí fiesta. –

– Ven aquí Sol.¡Empezaré a cultivar tu experiencia! –dijo Drago empezando a abrazarla –

– ¿Ves lo que digo? No me toques que me mareas. ¡No cumples mis pedidos! ¡Quiero ir a mí fiesta!--

– ¡Está bien! Iremos a la fiesta. – dijo refunfuñando. 

–¡Y le dirás a tus padres que te quedarás conmigo y me ayudarás en mí reino!- 

–¡ Se lo diré! ¡Puedes darme maldita sea un beso! – dijo tratando de volver a tocarla.-

– ¡Y no maldecirás! El maestro dice que es malo maldecir.-- 

– ¡Oh Dioses! Espera mujer.-- expresó mientras ella caminaba presurosa a la fiesta. 

Pudo por lo menos tomarle la mano y caminar a su lado. Apenas llegados junto a la mesa, Sol Lisbeth se volvió hacia él con ojos como fuego. 

– Drago de Escitia tiene algo que decirles – dijo seria. 

– Queridos padres. Querida familia. Señores presentes. Sol Lisbeth y yo somos esposos. Nuestra boda es muy válida y será por siempre.-- miró sonriente a Sol que le miraba sería. 

Todo el mundo aplaudía pero su esposa sacudía un zapato impaciente – Bien. Además debo decirles que yo, solo yo, le daré experiencia y le ayudaré en Alubia.-- ella seguía golpeando su zapato molesta. 

– Claro. Aún falta algo. ¡No volveré a Escitia !–  dijo tranquilizado porque Sol terminó con sacudir sus zapatos. 

– ¡Pero hijo!-- dijo su padre–Debes casarte en Escitia. ¡Eres mí sucesor.!-

– Tu sucesor es Tomeo querido padre. Tomeo se casará con esa hermosa mujer y ….

Los zapatos de Sol Lisbeth volvieron a sacudirse –

– Con su respetable novia.. y tendrás la sucesión de la corona. – terminó Drago. 

Alcira estaba totalmente boquiabierta. ¿Su nuera manejaba a su hijo solo con el golpeteo de sus zapatos en el suelo? 

– Bien– dijo la Reina golpeando sus carísimos zapatos en el piso del patio –estamos felices con esas noticias. Pero los esposos pronto deberán visitar Escitia, es necesario que en nuestro reino, podamos realizar una boda adecuada para nuestro hijo. –

Drago miraba los pies de su madre y de su mujer. Estaban quietos ahora y empezó a sonreír. La novia de Tomeo tomaba cuenta de como proceder con su marido en el futuro. Tinha aprendió grandes cosas ese día, en especial del poder de los zapatos femeninos para manejar a los hombres.

Sol Lisbeth sonriente besó las manos de los monarcas de Escitia y luego se sentó a seguir disfrutando de la fiesta junto a su renovado marido. 

Esa noche sería su noche de bodas. Estaba un poco temerosa de lo que le podía pasar. Cada vez que Drago le tocaba sentía que se incendiaba. 

Él acariciaba su mano o sus piernas y le miraba con amor. 

Quería hablar con su hermana Martina sobre el tema de la cópula. Pero Martina le miraba y sonreía desde el extremo de la mesa donde estaba con Rumi y su bebé. 

¿Sería necesario hacerlo una sola vez para quedar embarazada y tener sus hijos? Ella y Drago tenían mucho que hacer en Alubia. No podían pasar el día entero copulando. Eso también tendría que acordar con el, se dijo mirándolo a su lado. 

Los ojos de Drago le producían escalofríos.  

Tenía miedo de hundirse en esos ojos que le atraían. Su marido era el hombre más bello del mundo. 

– Tenemos que hablar está noche – le dijo en voz baja a su marido recordando el tema del setenta por ciento de Alubia.

– ¡Ah no! Pensó Drago. Lo que menos harían esa noche era hablar. Pero solo sonrió a su mujer. Esto era nuevo para él, ella lo manejaba solo con la mirada y los zapatos. Lo primero que haría sería sacarle los zapatos y besarle los pies. Y la imagen mental le produjo una erección fenomenal. Hacia un siglo que se había convertido en un verdadero monje. 

Se apartó un poco de la mesa y miró los pies de su esposa para intentar seguir con esa imagen en su mente.  

Allí estaba acostado el perro lobo y le miraba en forma penetrante como adivinando sus pensamientos.