Teresa es una joven de campo que se enamora del hijo de su patrón, este se tiene que ir a la ciudad por sus estudios y le promete que regresará para casarse con ella...
Su corazón se rompe cuando él llega y no lo hace solo, sino con una joven modelo, quien llama su prometida y les dice que está embarazada...
Unos días después ella decide casarse con su mejor amigo quien está enamorado de ella desde niños, pero sucesos terribles la hacen quedar viuda a poco tiempo, al quedar sola y a cargo de la herencia de su esposo, su determinación la lleva a convertirse en una fiera para defender su honor y no bajar la cabeza ante nadie. ¿Quién fue el asesino de su esposo? ¿Quién es el que quiere verla arruinada?
NovelToon tiene autorización de MaryMCC para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Recuerdos.
Llegada la tarde, los Mendoza junto a sus conocidos se fueron a sepultar al difunto, Teresita quedó con su madre organizando todo, anhelaba estar al lado de Luis José para consolarle, pero su madre le insistía que era mejor ayudar a la pobre señora Mendoza que no tenía cabeza para tanto ajetreo.
Teresita: mamacita, déjeme ir un tantito, le prometo que me regreso bien rápido.
Doña Florencia: mijita, ya te dije que somos de gran ayuda aquí, no te pongas de testaruda a acosar al joven, mira que eres una dama, eso será mal visto.
Teresita: mamacita, ¿cómo cree? Claro que no, yo solo quiero apoyarlo, que sepa que estoy aquí para él.
Doña Florencia: déjate ya de tonteras, vamos ayúdame con las sillas, tu papaíto se fue a ayudar a Don Fulgencio y los demás, nosotras debemos hacer lo mismo.
Teresita: está bien mamacita cómo ordene (encogió sus hombros con pesar)
Después de un buen rato organizando sillas, se fueron a la cocina a preparar la cena para la familia y los empleados, todo estaba por primera vez en silencio, ya que ambas estaban solas en la Finca.
En la sepultura del Señor Mendoza, su esposa no paraba de llorar al ver el ataúd ser cubierto por tierra, su hijo la abrazaba con fuerza, a su lado Samantha estaba elegantemente con un vestido negro con encajes, un sombrero a juego con un pequeño velo que cubría su rostro y sus inseparables tacones de aguja, en su mano llevaba un pañuelo muy fino con el que fingía limpiar algunas lágrimas.
Una vez terminada la sepultura, toda la gente presente se acercaron de a pocos para despedirse de la familia Mendoza, aunque ignoraban a Samantha, ya que para ellos era una desconocida.
Señora Margaret: vamos a casa hijo, Samantha debe estar cansada.
Luis José: si, madre.
Samantha: gracias por preocuparse por mi suegra, este nieto suyo será muy consentido, su padre y su abuela son muy buenos.
Señora Margaret: (toma su mano con ternura) claro que sí querida, ambos ya son parte de esta familia y serán consentidos.
Sonriendo se alejan caminando hacia la camioneta preparada para llevarlos a la Finca, los demás empleados iban a caballo, así llegaron a la hora de la cena, Margaret les dijo que cenaran solos que ella no tenía apetito, además estaba demasiado agotada, Luis José llevo a Samantha al comedor y allí varias empleadas le atendieron.
En la cocina, Doña Florencia seguía intentando que su hija no se cruzara con el joven patrón, esta buscaba distintas excusas para poder ir a verlo, pero en todas fracasaba, su madre era bastante astuta.
Por la noche todos se retiran a sus hogares, Doña Florencia toma a su hija de la mano y la lleva consigo, esta no le queda más remedio que obedecer a su madre, su padre también la apoyaba porque su mujer le había contado todo, se enfureció al enterarse de que su hija estaba ilusionada por el joven patrón, él sabía que no era la pareja adecuada para su hija, prefiere a un hombre como Pedro Emilio que sabe que le dará un futuro mejor de lo que ellos tienen.
En la habitación de Luis José, este estaba bastante incómodo, no podía conciliar el sueño, aún teniendo a su lado a su prometida, había cosas que había olvidado de ese lugar, en ese momento todo se hacía presente como un recuerdo, el río, la joven damisela de ojos claros, los tiernos besos y la promesa.
Se levanta de su cama con cuidado de no despertar a la mujer, una vez logrado su objetivo sale rumbo al despacho de su padre, entra mirando todo con anhelo, se acerca pasando los dedos por la estantería, el escritorio y se sentó en su silla, suspira de remordimiento.
Su padre fue el mejor hombre que había conocido, a pesar de saber de las infidelidades, conocía el amor verdadero que le tenía a su madre, siempre protegiéndola, mimándola, dándole todo cuanto quisiera y pidiera, al igual que a él, a quién le enseñó que a las mujeres se les quiere, se le adora y se les da lo que quieran para tenerlas contentas.
Toma un vaso y se sirve whisky, se asoma a la ventana dando su primer sorbo, cuánto extraña a su padre, sus consejos y advertencias, las buenas pláticas de hombres, las risas desdeñosas, los momentos de euforia cuando cabalgaban juntos hacía los cafetales, el aroma de las cañas de azúcar.
Se sobresalta al mirar una sombra pasar, se queda estático al ver que es una mujer cubierta por una frazada, es esa loca y hermosa rubia de ojos claros <<¿qué estará haciendo tan tarde fuera de su rancho?>> piensa anonadado, sin dejar de mirarla.
Detrás de ella aparece una sombra y la arrastra a la dirección de su casa, Luis José no puede evitar reírse, es el padre de la chica, siempre tan sobre protector, sacude su cabeza divertido, mañana tendrá que hablar con ella y siente que se llevará una gran decepción, pero hará que lo perdone, todas caen en los encantos de los Mendoza después de todo.