Diana es una mujer que llegó a la gran ciudad cuando apenas era una adolescente, tuvo que trabajar en diversos oficios, hasta que conoció a Lucas, el hombre que la llevaría a conocer el mundo de las Damas de compañía...
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Me tienes harto.
Teodoro.
Hoy es un día importante, hoy se firmará con una compañía naviera de Latinoamérica que abarca varios países del Nuevo Continente. Es posible que deba viajar en los próximos meses a Chile, que es donde se encuentra la sede principal de dicha naviera. El objetivo es expandirse también hacia Europa y traer sus productos de primera calidad, como también importar productos desde el Viejo Continente.
Entro a mi oficina y organizo junto a Edgar toda la documentación pertinente. No voy a negar que me emociona este convenio, realmente es gratificante saber que tu compañía es una de las mejores opciones para hacer negocios.
Salimos directo a la sala de reuniones, minutos después ingresan los latinos. Entre ellos viene una mujer muy hermosa cuya mirada se topa con la mía. Es bonita, lo reconozco, pero no siento nada especial, no como solía sentirlo cuando estaba cerca a Diana y me miraba con esa coquetería que la caracteriza.
¡Mierda! De nuevo estoy comparando a las demás mujeres con ella.
- Buenos días, bienvenidos y bienvenida a M&H Mercantil. - la voz de Edgar me trae de vuelta a la realidad...
la triste realidad.
- Les presento al señor Teodoro Montes Cadavid, quien es el CEO y copropietario de la compañía, junto con sus padres y hermana.
- Buenos días, es un placer para mí, recibir su visita el día de hoy, donde espero, formamos alianzas con bases sólidas.
- Esperamos que así sea. - habla la pelinegra mirándome fijamente.
Como he dicho, es hermosa, pero no es Diana, la mujer que habita en mi mente y en mi corazón desde hace 7 años y 2 meses.
La reunión fue todo un éxito, los latinos quedaron más que satisfechos con la gama de propuestas presentadas. Al despedirnos quedamos en la promesa de salir esta noche a cenar para celebrar nuestra nueva sociedad.
Luego nos reunimos con los directivos de M&H Mercantil, para hablar sobre los productos con los que empezaremos las exportaciones y que son de básica necesidad.
Me fui a la casa donde vivo con Connie, la verdad es que jamás la he sentido mía, creo que lo mejor será pedir el divorcio, sé que ella solo finge felicidad a mi lado, no sintiéndose a gusto en este matrimonio que desde el inicio fue un error catastrófico. Tengo 40 años recién cumplidos y me siento todo un fracaso en mi vida personal. Llevo más de 2 meses sin tocar a Constanza, la verdad es que no me provoca. Y no es que sea una mujer fea, todo lo contrario, a sus 40 años, luce mejor que muchas mujeres menores que ella. Es elegante, hermosa y tiene unos bellos ojos que hacen juego con su personalidad vivaz. Sé que la halago, quizás demasiado, pero ella aún no se acerca a la chispa que solo esa rubia loca poseé.
Me estoy terminando de colocar el saco cuando veo entrar a Connie con rostro serio.
- Se puede saber, ¿a dónde vas?
¡Me cago! ¡Joder! Ya se ha vuelto insoportable con sus celos, de verdad que no he sido infiel, a menos no físicamente, pues en mi mente y en mis sueños le soy infiel con Diana, o más bien es a Diana a quien le he fallado durante estos casi 7 años que retomé la relación con Constanza, cosa de la que estoy cada días más convencido, fue mi peor error.
- Ya te he dicho, voy a una cena con los nuevos socios de Latinoamérica. - contesto serio.
- De seguro no me quieres llevar porque ha de haber una zorra entre ellos y mínimo te la quieres follar.
Es verdad, hay una mujer, por eso no quiero que me haga y le haga pasar un mal rato. La conozco y sé de buena forma lo loca que se pone cuando anda de celosa.
- Me tienes harto, te juro que ya no te soporto. - suelto por fin, lo que hace mucho quería decirle.
- ¿Qué quieres decir, Teodoro?, tú no me puedes dejar, te he dado los mejores años de mi vida y ahora que me ves vieja, te quieres librar de mí, pues como te parece que NO.
Está loca, es una desquiciada y tarde me he dado cuenta.
- Pues me darás el divorcio, porque santa no has sido, ¿o es que acaso me crees tan imbécil para no saber que te acuestas con ''Fede'', - pongo voz chillona de mofa en el nombre de ese gilipollas. Sus ojos se abren al máximo, por hallarse descubierta - pues mira que te estoy dando la oportunidad de salir bien librada de esto. Ya no soporto ni un puñetero día más junto a ti.
Salgo de la habitación dejándola en estado de catarsis y me marcho a donde será la cena. Esta noche me quedaré en el apartamento de Diana, necesito calmar todas estas emociones.