Tentación Prohibida

^^^Landon Howland.^^^

En algún momento atravesé por un puente hacia el camino equivocado.

Siempre he sido consciente de mi hermana, incluso cuando decidí abandonar la casa para mudarme a los dormitorios de la universidad.

Ella siempre estuvo vagando por mi cabeza, me preocupaba por Cath como cualquier otro hermano mayor que se preocupa por sus hermanos menores.

Pero entonces algo está mal, algo no se siente correcto cuando pienso en ella.

Tengo que recordarme que solo es una niña inexperta que ha pasado su vida encerrada en casa bajo las exigentes reglas de nuestros padres.

Demasiado inocente e ingenua.

Intento borrar la imagen de su cuerpo utilizando ese vestido que se ajustaba demasiado a su figura, señalando sus curvas jodidamente perfectas.

¿En qué estaba pensando mamá?

No puedo creer que haya enviado a su hija vestida de esa forma para entregarla en bandeja de plata para otro hombre.

Mi sangre hierve al solo pensar que otros imbéciles pusieron sus ojos sobre ella.

Me sirvo una copa de vino para eliminar el mal sabor de boca, sintiendo mi corazón oprimido, esperando castigarle por elegir enloquecer con alguien que se encuentra fuera de nuestro alcance.

—Imbécil.—Me digo, bebiendo el contenido de la copa de un solo trago.

Solo tiene 16 años, cumplirá los 17 pronto, pero sigue siendo jodidamente demasiado joven.

Es mi hermana, mi hermanita pequeña.

No puedo hacerle esto, no puedo guiarla hacia un camino sin futuro.

Le arruinaría la vida.

Todavía es demasiado joven.

—Mierda.—Me dejo caer al sofá.

No entiendo lo que ocurrió, estaba tan feliz intercambiando mensajes con mi hermana, estaba tan feliz de tener tiempo con ella los fines de semana.

No había nada malo con ello, solo la quería cerca, quería verla feliz y ser el responsable de sus risas. Pero entonces dejó de ser suficiente y comencé a desear más.

No tengo derecho de esperar más.

No se supone que lo haga.

—Eres un bastardo enfermo.—Me odio por arruinarlo, por arruinar nuestra relación fraternal con algo sucio y asqueroso.

No puedo seguir viendo a Cath en esta condición, no puedo hacerlo cuando estar cerca de ella desencadena un deseo prohibido.

Hoy me sentí tentado a exigirle que se toque, que lleve su mano hacia sus pliegues rosados y me diga que tan necesitada se encontraba. Obviamente, no lo hice, no podía decirle eso a mi hermana, aunque el deseo de hacerlo me estaba matando.

Después de nuestra llamada estaba tan jodidamente duro que resultaba doloroso.

Ni siquiera entonces me atreví a tocarme porque lo haría pensando en ella y después no podría seguir viviendo con eso en mi conciencia.

Entre todas las mujeres de la ciudad, del país, del puto mundo.

¿Por qué tenía que ser mi hermana?

—No la arrastres a tu mierda.—Me digo, lo repito en mi cabeza una y otra vez, hasta que se grabe en mi sistema.

No la tocaré.

No pensaré en ella, no de esa forma.

Su cuerpo estaba caliente durante nuestra llamada, no puedo evitar recordarlo cuando lo dijo en un tono tan jodidamente enloquecedor, tan curiosa y asustada porque no lo entendía.

Llevo mi mano hacia mi entrepierna para acomodar mi dureza entre mis pantalones, excitado con el solo hecho de recordar su voz.

—No vas a tocarte por tu hermana.—Me ordeno.

Aunque el imbécil de ahí abajo no parece contento con la decisión, poniendo aún más firme y exigiendo alivio.

Me sirvo otra copa de vino, bebiéndola de un trago, al igual como la anterior.

¿Por qué tenía que ser dolly?

¿Por qué ella?

—Maldita sea.—Estoy frustrado y furioso conmigo cuando suelto el cinturón y bajo el cierre de mi pantalón.

Saco mi dureza al liberarla de mi ropa interior y lo sostengo con firmeza, odiándome cuando muevo la mano de arriba y hacia abajo, acariciando la punta mientras tengo la imagen de dolly en mi cabeza.

Estoy asqueado de mí cuando encuentro la liberación demasiado pronto.

—Tocarla y te mato, bastardo.—Es una promesa, prefiero morir a ensuciarla con mis manos.

Dolly seguirá siendo mi hermana, mi dulce y gentil hermanita.

Antes de arruinarla tomaré distancia, aunque la sola idea de hacerlo me rompe el jodido corazón.

Me digo que es por su bienestar y el mío, fue un error pasar demasiado tiempo a solas con ella.

Catherine merece una vida normal y yo solo podría llevarla hacia una tragedia sin salida.

Así que debo terminarlo ahora, debo cortar este sentimiento de raíz antes que sea demasiado tarde y no sea capaz de controlarlo.

Dolly lo entendería, sé que no podría juzgarme, nunca lo haría, no ella.

Nunca estuvo en mis planes verla de otra manera, nunca esperé enamorarme de mi hermana.

Dios, soy horrible.

Soy un bastardo enfermo que merece un castigo divino por las atrocidades que cruzan por mi cabeza cuando pienso en ella.

Antes de profanar su pureza, saldré de su vida.

Mi corazón se retuerce en mi pecho, negándose a la idea no de encontrarse con su amada, pero decido ignorarlo porque el idiota tuvo la brillante idea de encapricharse con mi hermana por encima de todas las demás mujeres.