Casada con el tío discapasitado de mi ex

"Resulta que me equivoqué, tío. Te subestimé", dijo Sander mientras se acercaba. Había colocado las manos en los bolsillos y algunos botones de su camisa estaban desabrochados. Quizás, antes de llegar a ese lugar, había vivido algo caótico.

"¿Estás enfadado? ¿Decepcionado?", preguntó Riu.

Sander negó con la cabeza mientras exhalaba un largo suspiro. "No lo sé."

"Enójate si quieres, no te detendré."

Sander se limpió bruscamente la cara, luego miró hacia abajo con los ojos entrecerrados.

"No sé qué hacer, tío. Quiero enfadarme, pero ellos fueron los que se equivocaron. Quiero decepcionarme, pero sus actos fueron demasiado lejos. Pero quiero actuar con normalidad porque son mis padres. Tal vez... Soy yo el que más se equivoca, tío, por no haber sabido recordárselo como es debido", dijo. Si lo que decía era solo para quedar bien o expresaba sus verdaderos sentimientos, solo Dios y el propio Sander lo sabían.

"No tienes por qué culparte, porque eso no cambia nada", respondió Riu con indiferencia.

"Pero, tampoco sé qué hacer, tío. Yo..."

"No puedo darte consejos tampoco. Y no deberías escuchar nada de lo que digo. ¿No es cierto?" Riu concluyó, haciendo que Sander se sintiera avergonzado y nervioso al instante.

"Entiendo, tío. Con permiso." Con una sonrisa amarga, Sander se dio la vuelta y dejó a Riu.

Después de que la figura del hombre desapareció de la vista, Baron comenzó a hablar.

"¿Necesitamos hacer algo más, señor?"

"No. Solo vigila lo que hace en esta ciudad."

"Muy bien, señor." Baron asintió respetuosamente y luego ayudó a Riu a subir al coche.

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El sol estaba a punto de ponerse en el horizonte occidental, dejando atrás un hermoso resplandor anaranjado entre los altos edificios. El viento se unió, añadiendo encanto. Su suave brisa traía un susurro melódico entre las ramas y las hojas.

Desafortunadamente, el apuesto hombre llamado Sander Hanz no apreciaba la belleza del atardecer.

Con una camisa arrugada y desordenada, caminaba tranquilamente por la acera. Su cuerpo estaba allí, pero su mente errante no tenía dirección. A veces se enfocaba en sus padres, a veces en su abuelo, y no olvidaba a su tío.

En realidad, Sander anhelaba una relación armoniosa dentro de su extensa familia. Sin embargo, parecía una esperanza infinita. Después de que sus padres y su tío hubieran estado en desacuerdo durante tanto tiempo, finalmente había estallado ahora.

Riu, el tío que se consideraba débil y más digno de lástima, había cambiado la situación fácilmente. Sander no estaba seguro de con quién alinearse: con sus claramente culpables padres o con su tío y sus misterios desconocidos.

"No sé qué será de esta familia", pensó Sander, acompañado por respiraciones pesadas, tan pesadas como la carga que llevaba en ese momento.

En medio del caos de su corazón, el teléfono de Sander sonó de repente con fuerza. Lo cogió perezosamente, y su pereza aumentó cuando vio quién llamaba: Kelvin. Sin pensar mucho, ya sabía lo que diría su primo.

"Tenemos que actuar. No dejes que ese inválido se quede con todo."

Efectivamente. Una vez conectado, Sander pudo oír la astuta ambición en la voz de Kelvin.

Sin dar una sola respuesta, Sander terminó la llamada de inmediato. Luego puso su teléfono en modo silencio. No quería ser molestado right now.

"Él es___" pensó Sander\, cuando sus ojos se posaron en un objeto frente a él: una hermosa mujer con una camisa y una falda ajustada\, saliendo de un restaurante.

"Vale", murmuró Sander con una ligera sonrisa. Luego, se sintió ligero de pies mientras se dirigía hacia Vale.

"Hey, nos encontramos de nuevo." Sander saludó con alegría. Solo Vale tenía el poder de hacerlo sonreír, incluso en medio del caos.

"¿Tú?" Vale respondió sin una sonrisa. Su expresión parecía fría y plana. Extrañamente, a Sander le gustaba.

"¡Hablemos un poco!" Sander invitó sin vergüenza alguna.

Vale negó con la cabeza lentamente, "Lo siento, tengo prisa."

"Solo un momento. Tengo muchos problemas y necesito alguien con quien hablar. Pero no sé a quién acudir. No llevo mucho tiempo viviendo en esta ciudad, así que no tengo amigos cercanos." Sander suplicó, esperando que Vale estuviera allí para él.

"Y nosotros no somos amigos cercanos." La respuesta de Vale esta vez fue cortante.

"Pero___"

"Ya estoy casada. Por favor, compórtate." Vale interrumpió las palabras de Sander mientras le mostraba el dorso de su mano. Allí, su anillo de boda con Riu estaba bellamente envuelto alrededor de su dedo anular.

Al ver eso, Sander entró de inmediato en pánico. Al parecer, había estado despistado el día anterior y no sabía nada sobre el anillo. Ya había albergado ciertas esperanzas, solo para que se destrozaran así de repente. Ahh, ¿por qué era el mundo tan cruel hoy?

"¿Quién es el afortunado?" En lugar de dejar a Vale e irse, Sander preguntó por más detalles. ¿No temía que la respuesta de Vale solo agregara a su decepción?

"No estamos tan cerca. Así que no necesitas saber quién es mi esposo", respondió Vale mientras se daba la vuelta y se dirigía hacia su coche, dejando a Sander todavía congelado en su lugar. No esperaba que la mujer que anhelaba ya estuviera en manos de otro hombre.

"Tengo curiosidad por saber quién es ese hombre. Vale... si no es digno de ti, no me importa ser el tercero en tu matrimonio", pensó Sander para sí mismo.

Estaba demasiado centrado en sus propios sentimientos, sin darse cuenta de que había alguien a lo lejos observándolos, incluso tomando algunas fotos de él y Vale.

Continuará...