Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Tocando fondo
...
Jaden inhaló y exhaló profundamente aire en sus pulmones.
Sentía que nunca antes había estado tan nervioso, pues era el momento de probar su valía; así que a pesar de las risas burlonas, plantó bien los pies en el suelo lodoso, y limpió sus manos en el costado del pantalón.
La lluvia seguía cayendo sobre sus cabezas, pero parecía que ninguno se percataba de ello.
Su mirada era desafiante, tanto que Rainer dejó de reír y le miró con la misma actitud. Al menos en ese instante, le respetaba como un igual.
Y entonces, Jaden rezó al cielo, pidiendo que todo saliera bien.
Un segundo después, cerró los ojos y comenzó a sentir la energía oscura que recorría su cuerpo.
Con dificultad, condensó una pequeña —y ligeramente deforme— bola negra en la palma de su mano. Esta no excedía los dos centímetros de radio y tampoco se podía asegurar de qué material estaba hecha. Sin embargo, ¡era su primer hechizo exitoso en mucho tiempo!
“¡Perfecto!”, se dijo con emoción. “Ahora solo necesito asestarle un golpe a alguien…”
Su pequeña bola podía lucir ridícula, pero Jaden sabía lo peligrosa que era al contacto con tejidos vivos. Tan pronto como rozara a alguno de esos chicos, su piel sería corroída.
—Miren eso, intenta defenderse. —Se burló alguien, ignorando el peligro que los acechaba.
Jaden temblaba de pies a cabeza, pero no se distrajo. Apuntó hacia Rainer… y cuando menos lo esperaban, lanzó su mini proyectil directo a él.
Fue una lástima que su objetivo tuviese excelentes reflejos, y justo cuando la pequeña bola corrosiva estaba por estrellarse contra su cara, él inclinó la cabeza a un lado y esta pasó sin rozarle un solo cabello.
Su pequeña bola había desaparecido sin pena ni gloria. Y por supuesto, las risas ante su ataque fallido no se hicieron esperar.
—Ahora entiendo por qué el príncipe quiere deshacerse de él. ¡Es tan patético!
—Un mago oscuro que ni siquiera puede lanzar un simple hechizo. Y aparte es omega. ¿Existe alguien más inútil?
Jaden quería refutarlos, pero no pudo. De modo que se limitó a bajar la mirada, sintiéndose más pequeño y patético que antes.
Luego de sus primeros meses en la Academia, los profesores le pidieron reducir el uso de su magia tanto como fuese posible, dada su inestabilidad. Nadie supo decirle la causa exacta de esto, aunque lo describieron como si su cuerpo rechazara su propio poder.
Así que en teoría era un mago oscuro, y al mismo tiempo, no podía usar su poder a voluntad. Su existencia podía ser catalogada como inútil, en el mejor de los casos.
“Quizás esta es una de las razones por las que el príncipe no me quiere cerca. Es deshonroso para él tener que ser del mismo elemento que alguien como yo… y aún así…”
Aunque ya imaginaba que era poco probable, en el fondo deseaba que Astor llegara a rescatarle en ese momento. Que le dijera que estos chicos actuaron a su espalda… que sí lo consideraba un amigo… él lo creería sin dudar ni un poco.
Pero nadie vino. La entrada del callejón estaba tan vacía como antes, y la lluvia seguía empapándoles.
La burla de su fracaso hizo que su cara ardiera, y no ayudó que los chicos no dejaran de reírse de él. No obstante, hubo una persona que no sonreía. Por el contrario, su mirada era solemne, tal como si estuviese comunicando una orden del emperador.
—No vuelvas a acercarte a él, Jaden —dijo Rainer. Y aún en medio de todo ese bullicio, su voz fue increíblemente clara.
Jaden tembló. No tanto por el frío, sino por cuestionarse cómo sería su día a día a partir de ese momento.
Desde la muerte de su papá, él solía ser distante de casi todo lo que le rodeaba, pues a decir verdad casi nada despertaba su interés. Y la única persona que llamó su atención en todo ese tiempo fue el primer príncipe. Por ello se volvió su seguidor al principio. Y, ciertamente no le molestaba seguir así hasta el final de sus días. No obstante, nunca consideró qué haría si era el príncipe quien no lo quería cerca.
Sin saber cómo continuar, solo pudo quedarse ahí de pie, igual a una estatua. Parecía no sentir la lluvia que caía sobre su cuerpo, aunque vaya que sí lo hacía. Cada gota estrellándose contra su piel era dolorosa y un constante recordatorio de su abandono.
“Si… quizás es mejor así, no ser un lastre para el príncipe…”
Cubierto de una nube negra de depresión y autocompasión, Jaden se resignó a ser abandonado. Sin embargo, no supo qué vio Rainer en su rostro, que avanzó y le sujetó del cuello con fuerza.
Este era más alto que él, por lo que a pesar de su resistencia inicial, no fue capaz de alejarlo de sí mismo.
¿Iba a dejar que lo golpearan sin hacer algo más? Bueno, ya había intentado defenderse, y su esfuerzo fue en vano. Ni siquiera bajo presión podía hacer un hechizo decente…
¿Qué otra cosa podía hacer? Jaden se sintió impotente ante su propia inutilidad.
“¡Si tan solo mi magia funcionara correctamente…!”, se dijo. La frustración y la desgana se arremolinaron en su interior.
—Me molesta tanto. ¿Acaso no tienes otra expresión? —Le gritó Rainer en un extraño ataque de furia. —¡Deja de actuar como una víctima! Todos pudimos ver que nunca te tomó en serio, pero aún así ibas y sonreías para él como un idiota. ¡Todos notamos tu patético enamoramiento, y nos burlamos de ello tantas veces, que ya no puedo recordarlas! Incluso él se burló de ti.
Al recibir esa clase de confrontación, el rostro de Jaden palideció un segundo, y al siguiente se enrojeció. Y desde luego, un par de lágrimas se escaparon de sus ojos.
¿A qué persona no le dolería escuchar algo como eso? Desde el principio había sido un chiste andante para la persona… que admiraba.
—¿De verdad creíste que alguien como tú llamaría su atención? —El rostro de Rainer estaba deformado por la furia, pero Jaden no pudo entender qué era lo que le molestaba tanto. ¿Tal vez pensaba que se había acercado al príncipe solo por interés? —¡No eres más que un noble de clase baja que intentó volar demasiado alto!
Él no supo que responder. ¿Tal vez era cierto?
Astor era el primer príncipe de la familia real, y quien tenía el mayor apoyo de los nobles para convertirse en el próximo emperador. Incluso, era el hijo favorito del emperador actual.
Comparado con eso, ¿quién era él a su lado? Tan solo el hijo adoptivo de un Conde de clase baja.
En realidad, sus ligas estaban a kilómetros de distancia. Fue algo que siempre supo… y aún así…
“¿En qué estaba pensando cuando creí que obtendría una confesión al venir aquí?”, se burló de sí mismo con un toque de autodesprecio.
Cuando no obtuvo respuesta, Rainer se molestó tanto que lanzó un golpe, que aterrizó sobre su frente. Luego dos. Y Jaden tuvo que reconocer que este chico tenía una puntería excelente, pues logró golpearlo en el mismo lugar las tres veces.
—¡Mi3rda! ¡Deja de actuar como una esposa abandonada! —recriminó completamente exaltado. Y ante su extraña actitud, incluso sus compañeros se miraron sorprendidos entre ellos. —¡Ni siquiera es divertido burlarse de alguien como tú!
—¡Hey, tranquilo! —intervino uno.
—Rainer, detente. ¿Qué tal si algo serio le sucede? El príncipe tampoco lo quería muerto.
—Exacto. No ensucies tu expediente por el hijo de un Conde sin importancia.
Rainer lo lanzó contra el muro, y el impacto provocó que se quedara sin aliento por algunos segundos. Jaden no pudo sostenerse, y sus piernas se doblaron, haciéndolo caer una segunda vez en el fango.
—No vuelvas a acercarte al príncipe Astor. Esto es una orden directa de él.
—Yo… —sintiéndose como un diminuto insecto, Jaden apretó la camisa bajo su mano. Al mismo tiempo, las lágrimas se agolparon en el borde de sus ojos.
Sin ánimo de escuchar las burlas, miró hacia el suelo. Y lo reconoció… se sentía aturdido y desorientado por igual. La persona que siguió desde hace casi un año, le había tirado a la basura. No hubo advertencias, ni palabras de despedida.
En la mañana todavía recibió miradas amables, y ahora, solo tenía el barro y la lluvia como testigos de su desgracia.
—Si no obedeces las palabras del príncipe, no nos culpes por visitarte otra vez.
—No seremos tan amables como ahora, ¿sabes?
Jaden conocía el significado de las palabras que escuchaba, pero no alcanzaba a comprenderlas del todo. ¿Ya no podía seguir a lado del príncipe?
—Yo… —Su voz se quebró apenas salir de su garganta.
—Vámonos de aquí —ordenó Rainer. Y los chicos estuvieron gustosos de obedecer.
—Perfecto, no quiero resfriarme por la lluvia.
—¡Vamos, vamos! Mi preciosa novia me espera.
Sin darle otra mirada, los cinco se dispusieron a marcharse. Esta “conversación” había terminado.
Una parte de él quería prolongar la situación, aún si eso significaba ser golpeado nuevamente. Aunque en el fondo sabía que no tenía caso. Si Astor lo ordenó, era poco probable que cambiara de parecer. Encima, él ni siquiera estaba presente. ¿De qué servía retener a sus ayudantes?
Presionó sus manos contra el fango, y se ensució por completo las palmas.
—No se vayan… por favor… —susurró con la voz entrecortada. ¿A qué se aferraba después de todo lo que escuchó? Ni siquiera él lo sabía con certeza. Sin embargo, sentía que su lugar solo podía ser a lado del príncipe Astor. Fuera de eso, no tenía otro motivo para seguir existiendo.
Y aunque Rainer detuvo sus pasos por un segundo cuando lo escuchó, pronto reanudó su caminata. Ninguno volteó a verlo otra vez.
—Por favor… —imploró. Sin embargo, su voz fue tragada por el ruido de la lluvia que se había intensificado.
Bajó el rostro, y todo cuanto pudo ver fue el fango.
—¿Qué hice mal?
Lo más desgarrador de la situación era haber sido dejado a un lado, sin la posibilidad de una confrontación con la persona en cuestión. Quizás de ahí provenía su renuencia a todo esto.
Apenas podía procesar lo que acababa de suceder, cuando escuchó que los chicos gritaban del dolor.
“¿Eh?”
Sorprendido, levantó el rostro.
¡Alguien había llegado para ayudarle!
—¡Príncipe! —exclamó, lleno de emoción. Y la depresión que lo había cubierto, se vio lanzada al olvido en menos de un segundo.
“¡Sabía que ellos mentían! ¡Él dijo que somos amigos!”, pensó. Y las lágrimas no se hicieron esperar. Aunque esta vez de alegría.
Sentía como si el alma le hubiese regresado al cuerpo.
Sin embargo, cuando levantó el rostro no se encontró con el príncipe que tanto anhelaba, sino más bien con un desconocido. Y por extraño que pareciera, no hubo ninguna decepción; por el contrario, simplemente ya no pudo apartar la mirada.
Era como si algo muy dentro de él le atrajese a ese chico.
No sabía cómo describir dicha sensación, puesto que nunca había experimentado algo similar —ni siquiera cuando fue salvado por Astor se sintió así—. Pero algo sí podía afirmar, era un sentimiento avasallador y recorría cada centímetro de su cuerpo, haciéndolo sentir cálido como nunca antes.
...
gracias autora
Animo, mi papá falleció apenas, pero si, la vida sigue.