Vestido Azul

Sophia sostiene su hermanito, lo envuelve con cuidado, tiene miedo de que se le vaya a caer.

- Sujeta bien al niño, no tengas miedo. Prepara el brebaje que te dije para que el niño pueda comer, recuerda que son pequeñas dosis, es muy pequeño y hay que alimentarlo con frecuencia.

- ¿Cuándo lo puedo bañar?

- Sólo lávalo con agua tibia hasta que el ombligo se caiga, te voy a enseñar como hacer el baño y otras cosas importantes dadas las condiciones de tu hermano.

Y hasta la noche le enseña todo lo que necesita saber para el cuidado del recién nacido. Thomas regresó a casa con Alex dormido en sus brazos, ese gesto le disgustó mucho a Sophia, él siguió como si nada, tenía que poner a Alex sobre su cama y vestirlo para dormir. Ese cruce de miradas no pasó desapercibido por el doctor.

- Señorita Sophia, por favor para cualquier cosa es preferible conversar, si con su padre se van a poner a discutir, le advierto que puede traer graves consecuencias.

Sophia fue a dar de comer a su hermanito, el doctor conversa con Thomas.

- Señor Lauren, por favor, si entre usted y su hija la relación parental es mala, por favor intenten dialogar, ella no puede recibir tanta presión, por la frágil situación del recién nacido.

- Descuide, doctor. Está tarde he reflexionado mientras mi hijo jugaba, me dado cuenta de muchas cosas.

- Trate bien a su hija, para que ella pueda ayudarlo eficientemente con el cuidado de los niños.

- ¿Sheila?

- A duras penas aguantó el corte. Ella era muy frágil, me gustaría decirle algo, pero no lo tome a mal.

- Dígame.

- Mildred si era fuerte, mentalmente era más preparada y su hija es igual de fuerte. Para culminar, el cuerpo de Sheila está en la morgue, mañana será el velorio, pero si gusta puede ordenar su entierro inmediato.

Dichas estás palabras, el doctor se fue de la casa Lauren. Thomas se sienta sobre su sillón, tenía la mirada perdida, Sheila no sólo se ha ido de su vida para siempre sino que también, le ha dejado un hijo en estado lamentable. Sigue inmerso en sus pensamientos, su mirada se va haciendo cada vez más triste hasta el punto de que ya pudo más y se quiebra, se pone a llorar amargamente.

Sophia salía de la cocina, el niño ya había comido, estaba durmiendo. Llegando a la sala encuentra a su padre llorando. De manera silenciosa, ella se sienta sobre el sofá y acuesta al niño allí, mientras aviva el fuego de la estufa para mantener caliente la casa, a la vez que pone el niño cerca a la fuente de calor para que la temperatura corporal se mantenga. Thomas ve a su hija, se seca las lágrimas y limpia su garganta.

- ¿Podemos hablar Sophia?

- No tenemos nada de que hablar. Sólo lo hago por el niño. – estaba fría y distante.

- Alex también necesita cuidados.

- Él tiene cinco años, ya está en edad de ir a trabajar. Yo trabajo desde que nací prácticamente.

- Soy humano Sophia, los seres humanos cometemos errores.

- Usted nunca me permitió cometer errores. – Sophia parece ser indiferente.

- Hay momentos en la vida que surgen cambios, muchas veces no aceptamos los cambios por qué nos hemos acostumbrado a lo que tenemos y a esos cambios los despreciamos sin pensar que ese cambio era para bien.

- ¿Me está sermoneando? O ¿Me está dando lecciones de filosofía? Usted no es más qué un matemático. – Sophia no baja la guardia.

- No es un sermón, y menos una lección de filosofía, sólo quiero compartir lo que aprendí.

- El niño ya comió, hay que darle con la cucharita su comida, hay que entibiarla y nada más. Me supongo que su experiencia con Alex ya sabe que hacer cuando los niños se ensucian.

- No sé hacer nada en cocina, y tampoco sé cómo cuidar de un niño tan pequeño. Por eso te necesito. Y Sheila se ocupaba totalmente del niño.

- No le creo en absoluto, usted busca una sirvienta, pero le digo que está equivocado, yo tengo un trabajo.

- Eres mi hija, por favor ayúdame y te presento a un colega, él ha puesto sus ojos en ti, es buena persona. Será tu esposo.

- ¿Buena persona? Las personas que son buenas a sus ojos deben ser igual a usted.

- Yo nunca dejé que amar a Sheila, la amé de verdad. Sólo que tú madre era tan hermosa que me distrajo, fui tan débil y quería desligarme de ella, pero las cosas sucedieron así.

- Señor Lauren, yo de usted no tengo buenas referencias, y las personas con malas referencias sólo recomiendan personas de mala referencia. Si me disculpa mañana tengo que trabajar.

- Sophia, por favor, ayúdame. Dame una oportunidad, soy tu padre. Soy humano, cometo errores.

La joven seca las lágrimas, recordar tantas cosas de su pasado le están afectando.

- Perdóname, si te hice trabajar tan pronto, pero debo admitir que te has fortalecido bastante. Eso es bueno.

- ¿Ya terminó?

- Renuncia a tu trabajo, quédate aquí, ayúdame con tus hermanos, no te va a faltar nada. Alex es un buen niño, él es obediente.

- Que vaya a trabajar para que también se haga fuerte. Que él también aprenda lo difícil que cuesta ganarse el pan, pasar hambre, frío, calor, desprecio…

- Por favor hija, ya no continúes. Yo hice mal, pero Alex es inocente, cuídalo. Voy a la morgue para que mañana se sepulte a Sheila. No habrá velorio, tengo que trabajar, para mantenerlos a ustedes.

Con eso Thomas se fue a su habitación. Está sensible con la muerte de Sheila, con las reflexiones de la tarde, con las palabras del doctor y ahora con las palabras de su hija mayor. Suspira fuerte unas veces y busca unos papeles, su billetera y sale en dirección a la morgue.

Al los pocos segundos alguien toca la puerta, era Philip.

- Hola, Sophia ¿Cómo estás?

- Me rogó a qué le ayude con el cuidado de sus hijos.

- ¿Puedo conocer a tu hermano?

- Nació prematuro, se ve mal.

- Igual quiero conocerlo.

- Pasa.

Philip conoce al niño y le anima a su amiga.

- Es una bendición que tengas la oportunidad de practicar con un bebé, así estarás lista para cuando tengamos nuestros niños.

- ¿Philip? – estaba asombrada.

- Quien sabe si con el tiempo estaremos juntos bajo la bendición de Dios haciendo nuestros niños.

- Me asustas.

Thomas ingresa a casa, el alumno y el profesor se saludan, éste último se despide y de inmediato Philip devuelve el bebé a su novia y se va de la casa.

Al día siguiente Sophia prepara el desayuno de todos, Alexander se acerca al comedor teniéndose de la mano a papá.

- Buenos días, señor Lauren. - Sophia saludo a secas.

- Buenos días Sophia, te presento a Alexander, tu hermano. – Ahora le habla a su hijo - Alex saluda a tu hermana mayor, ella te va a cuidar.

- Quiero mi mamá. – estaba medio desconcertado.

- Mamá se fue de viaje, por eso vino tu hermana mayor. Tienes que saludar.

- Buenos días, hermana mayor.

- Hola Alexander, el desayuno está listo – le hace una sonrisa para ganarse su confianza, pero a su padre lo fulmina con la mirada.

- Alex es un buen niño, travieso como todos, pero buen niño.

Alexander es subido a la silla con la ayuda de papá.

- Ponte bien para que comas tranquilo. – lo acomoda y luego mira y le habla a su hija – Puedes comer con nosotros.

Sophia se sienta en total silencio, su padre nota que ella pasó una mala noche.

- ¿Cómo fue tu noche?

- Cada dos horas hay que alimentarlo. – responde por educación.

- Puedes descansar mientras duerme.

- Hay cosa que hacer. - está inexpresiva.

- Me voy para la universidad, para pedir el permiso de paternidad y hacer los papeles del niño.

Sophia permanece en silencio, como si no hubiera escuchado a su padre.

- Hablaré con el dueño del bar. Tú te quedas con tus hermanos, si por la tarde veo a Philip aquí, hablaré con él también.

Después del desayuno, Thomas se fue, dio el beso en la frente a su niño, tomó en brazos a su recién nacido y le dio un beso en la frente. A su hija solo le dice: Nos vemos en la tarde. - le deja en brazos al niño y sale de casa directo a la universidad, pocos minutos después alguien toca la puerta, es Philip.

- ¡Hola, Sophia! ¿Cómo amaneciste?

- ¡Hola, Philip! Amanecí viva ¿Y tú?

- También dormí poco ¿El bebé no deja dormir?

- Es mucha tensión, mucha responsabilidad. Llora mucho, y hay que mantenerlo caliente y cuidar de no aplastarlo.

- ¿Puedo cargarlo?

Sophia se lo entrega, Alexander no quiere que Philip cargue el bebé, pero el novio se arrodilla para que el niño conozca a su hermanito. Alex es desconfiado un poco, pero Philip le trata bien para ganarse la confianza. Sophia le dice a Alexander que puede ir a jugar, el niño obedece y sale de la sala.

- ¿Cómo vas con los exámenes?

- Por ahora estoy aprobado, pero me gustaría descansar después de hacer el examen de hoy, sería perfecto un paseo a solas tú y yo.

- Estoy obligada a cuidar de estos niños.

- Hazlo por ellos, no por obligación. Ahora que nos estamos conociendo deberíamos pasar más tiempo juntos.

- Pero somos amigos y superficiales porque no sabemos nada del uno al otro.

- Somos pareja, estamos juntos, tu padre nos ha visto tenidos de la mano.

- ¿Y? - le resbala.

- Sophia, cuando un hombre toma la mano a una mujer es señal de que ella es de su propiedad, todos ya saben que estamos en una relación.

- No quiero terminar yendo en contra de la ley divina.

- El hecho de que no hemos anunciado nuestro compromiso no quiere decir que nos debemos esconder. Te tomaré la mano para que todos sepan que somos pareja y para que nadie más tenga los ojos encima de ti.

-Yo quiero evitar que las personas con malas intenciones hagan comentarios indebidos. Sólo tengo dieciséis años. – enfatiza la última frase.

- Yo tengo diecisiete años, pronto cumpliré dieciocho.

- Somos menores de edad.

- Tres años más no es mucho y podré casarme, con el permiso de tu padre podremos casarnos y te llevo a mi casa.

Philip se acerca mucho a Sophia para acariciar su mejilla, su mirada es tierna pero Alexander sale de su sala de juegos para pedir a su hermana mayor que lo lleve a baño. En esa época el baño está a fuera de casa. Philip cuida del pequeño mientras Sophia lleva a Alexander al baño. Cuando todo hubo pasado, Philip se fue.

- Nos vemos por la tarde. Me gustaría seguir practicando para cuando tengamos nuestro primer pequeño.

Sin querer Philip roba un veloz beso a Sophia mientras le devuelve el bebé. Sophia está estática, involuntariamente sostiene al bebé, Philip se fue a la universidad para rendir su examen.