Cegada por el primer amor confío en que era correspondida dando paso a lo que fue y lo que será la vida de Diana, una adolescente que comienza a experimentar una vida de maltratos
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Capítulo 19
Nuestro hijo fue a su habitación para cambiarse, quedamos en cenar todos juntos, por suerte su habitación quedaba alejada de la nuestra, incluso en otra planta, así por la noche podríamos intercambiamos. De todas formas Rubén reservó otra habitación justo a nuestro lado que por suerte estaba vacía para tener un lugar seguro de intimidad durante el día sin que nuestro hijo lo notase, un lugar de escape decíamos, alejado de su mirada.
Llegamos a la cena, nuestro hijo y Karla ya nos esperaban en la entrada, se veían tan bien juntos que parecían dos modelos de revista. Nosotros fuimos juntos como una pareja fingiendo frente a nuestro hijo y Augusto y Marx también entraron en el papel,llegamos a nuestra mesa, todo estaba decorado a la perfección, esa noche invitaba la casa por dos motivos, uno por ser los suegros de la hija del jefe y dos por ser recién casados, incluso había un cartel que decía felicidades Rubén y Augusto, junto detrás de la mesa, en la pared con globos y todo.
Mi hijo al ver eso quedó aturdido, miró a su padre en busca de una explicación, la verdad hasta el momento no habíamos tenido un trato especial por nuestro matrimonio, solo la primera noche que decoraron la habitación con pétalos de rosas, al parecer que la hija del jefe fuera cercana nos beneficiaba o nos ponía en una situación compleja cómo esta.
Rubén miro a su hijo, fingió no entender tampoco lo ocurrido, le explicó que era un error, los que se habían casado eran Augusto con Marx, pero le pidió no decir nada para que el personal no se sintiese apenado por el error frente a la hija del jefe. Mi hijo río como loco con la supuesta confusión, incluso felicitó a Marx y Augusto. Cenamos y luego fuimos juntos al show.
Hubo un momento de la noche que nos quedamos apartados y mi hijo preguntó curioso sobre como fue que llegamos a ser amigos de una pareja gay, él no estaba en contra de eso decía, pero si andábamos juntos las personas podrían creer que nosotros también lo éramos incluso si no había otra mujer en el grupo. Por su actitud se le notaba que era un poco homofóbico, incluso a pesar de su juventud.
Se lo comenté a Rubén, el pobre ya sabía como reaccionaría cuando se lo dijéramos, lo más probable fuera que nos dejara de hablar en el mejor de los casos. Seguimos disfrutando del espectáculo, de vez en cuando miraba fugazmente a Marx, verlo así desde lejos me daba otra perspectiva de su belleza, incluso vi a más de una mirarlo con ojos enamoradizos, esto me dió más deseos por él, en vez de celos.
Luego del shows fuimos todos a nuestras habitaciones, era algo tarde y fingimos estar cansados, nos despedimos en el ascensor, una vez seguros intercambiamos las habitaciones nuevamente, Marx vino a la mía y le hice el amor cómo nunca hasta ahora, incluso hasta yo me quedé irreconocible, al parecer ver a otras poner sus ojos en él me dio más ímpetu, también quería recomendarle el mal rato pasado y la mentira impuesta.
Al amanecer desperté con toques bruscos en la puerta, fui media dormida y al abrir era ni hijo, buen susto me llevé, a unos metros tenía en la cama a otro hombre que no era su padre. Era para pedirme un cargador para el móvil, como salí envuelta en una sábana él no insistió en entrar, ya que asumió lo que allí ocurría.
Fuí rápido a por el cargador, le hice una señal de silencio a Marx cogí el cargador y se lo llevé a mi hijo, me dió las gracias y se marchó inocente a todo. Estuvo bien cerca de descubrirnos nuevamente, suerte que Rubén no salió de la habitación del frente sino la falsa acabaría allí.