Yo Soy La Duquesa

La noche se transformó en día y el duque no había podido conciliar el sueño por cuidar a sacha y monitorearla toda la noche.

El silencio en la habitación se vio interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose dejando ver al mayordomo quien avisaba qué el desayuno ya estaba listo.

—olvídalo, no voy a desayunar.—contesto el duque.

—permítame comentarle que esta es una buena oportunidad para hacerse más cercano a sus hijos.

—¿ellos van a desayunar?

—estaba en camino a despertarlos, pero decidí venir primero con usted mi señor.

—bien, quiero a dos sirvientas aquí y dos caballeros afuera de la habitación, no quiero que nadie entre excepto el médico, yo iré a levantar a los niños.—dijo el duque levantándose de su asiento caminando en dirección a la puerta.

—como ordene mi señor.

El duque salió de la habitación rumbo al lugar donde los niños dormían qué quedaba en la otra esquina del pasillo un poco lejos de la habitación de sacha pues era la única habitación qué se tenía preparada para las visitas, a pesar de no estar en las mejores condiciones era lo suficientemente cómoda para que los niños descansarán una noche.

—¿de dónde habrá sacado sacha el apeido "blut"? Parece una palabra extranjera. —el duque divagaba en sus pensamientos recorriendo el pasillo hasta llegar a la habitación donde los niños descansaban.

Al intentar abrir la puerta pudo notar que esta estaba cerrada con seguro lo que le pareció extraño ya qué esas puertas jamás estaban cerradas a menos que alguien quisiera encerrar a alguien.

"Mierda ¿debería preocuparme?"

Con un movimiento de mano llamo a una muchacha que limpiaba las ventanas para que está fuera a buscar a el ama de llaves para que abriera la puerta.

El ama de llaves tardo poco en llegar y cuando intentaron abrir la cerradura se encontraron con un nuevo obstáculo y es que esta puerta estaba obstaculizada por una silla qué impedía qué se abriera por completo.

"Porque alguien pondría tantas trabas para abrir una puerta ¿a qué le tienen tanto miedo?

El duque empujó con el hombro la puerta hasta terminar rompiendo la silla qué le impedía el paso, haciendo demasiado ruido que alertó a los sirvientes quienes se acercaron a ayudar.

Al entrar encontraron una tierna escena de ambos niños, Lilly estaba sentada en una silla y Dylan cepillaba su cabello para desenredarlo.

—¿por qué mierda tenían la puerta cerrada de esa manera? Eso pudo haber sido peligroso. —hablo el duque después de notar que los niños ni se habían inmutado por su presencia.

—¿y tú porque no tocaste antes de derivarla?—contesto Dylan sin voltear a verlo.

—porque pensé que les había pasado algo malo.

"¿ahora si te preocupas por que nos pase algo? Maldito hipócrita."

—no le vuelvan a hacer eso a su padre, oyeron.

—Dylan, ese hombre le dijo a Lilly qué era nuestro padre ¿es cierto?.

—tú no tienes por qué saberlo y deja de moverte qué tu cabello es un asco.—Dylan jalo del cabello a Lilly de una forma muy brusca y con toda la intención.

La actitud de Dylan había cambiado demasiado, había pasado de ser un niño alegre y juguetón a un niño frío y sin una pizca de sentimientos, acto qué no paso desapercibido por Lilly.

—¿por qué eres así? Desde que llegamos te la pasas como un amargado ya no te soporto tú no eres mi hermano.—grito Lilly saltando de su asiento corriendo en dirección al duque.

Dylan no hizo nada más que observar a Lilly con una expresión sombría analizando las cosas que esta hacía o le decía con una mirada perdida.

—Lilly tranquilízate, tu hermano no tiene la culpa de eso, solo necesita tiempo para pensar.

—no es cierto se volvió un amargado desde que llegamos aquí!!.—Lilly seguía gritando.

—¿Y TÚ QUÉ SABES? TÚ NO SABES NADA!!!.—grito Dylan con enojo dejando un silencio incómodo en la habitación, asustando a Lilly.

Dylan se dio cuenta de que todos lo estaban mirando y no puedo evitar suponer que esas miradas eran de asco hacia él e instintivamente sujeto su cabello intentando arrancarlo mientras sollozaba diciendo frases poco coherentes en el piso.

Lilly no pudo evitar sentir un sentimiento raro en ella al ver el estado en el que su hermano se encontraba, esas cosas a veces le pasaban, pero sacha siempre sabía cómo calmarlo.

—todos lárguense de aquí, vamos, vamos. —dijo Lilly empujando a todos fuera de la habitación incluido el duque.

—¿qué? ¿Yo también?. —pregunto el duque.

—si, no se preocupe yo lo ayudaré, pero tienes que irte.

—no, no me iré.

—te prometo que estará bien papá. —dijo Lilly de una forma tierna derritiendo el frío corazón del duque.

—ah, bien los esperaré afuera de la habitación no se tarden mucho.

El duque terminó por salir de la habitación y Lilly se acercó a Dylan qué aún lloraba y le dio un abrazo para intentar calmar sus nervios.

—perdón por hablarte así hermano, pero es que no me dices nada y no entiendo lo que pasa contigo.

—l-Lilly, y-yo también l-lo siento, pero es que h-hay cosas que n-no puedo o-olvidar y no s-se qué hacer para o-olvidarlas.—dijo Dylan sollozando.

—¿como que?

—no puedo decírtelo son cosas demasiado malas y no quiero que le temas a este lugar como yo lo hago, no, tú no tienes por qué vivir eso.

—ya se, porque no lo escribes y se lo das a mamá cuando despierte, así te sentirás mejor.

—¿estás segura?

—si, mamá me lo dijo una vez que si necesitaba decir algo, pero no tenía a nadie al rededor qué lo escribiera para dárselo después, eso siempre funciona, confía en Lilly.

—bien, gracias Lilly. —dijo Dylan dándole un beso en la cabeza. —¿Qué te parece si vamos a comer, tomate? Después haré lo que me dijiste.

Dylan se levantó del suelo sujetando la mano de Lilly para poder ir al comedor, su ansiedad aún no se había calmado del todo, pero sabía que no podía comportarse de esa forma tan mala con Lilly pues ella no tenía la culpa de los traumas que lo atormentaban, al salir se encontraron con el duque quien esperaba paciente por los dos niños afuera de la habitación.

—¿todo bien enano?—el duque había entendido la lección de que no podía acercarse a Dylan cuando este tenía un ataque de ansiedad, así que solo se limitó a preguntar.

—todo bien, vamos a comer.—Dylan dio la vuelta para seguir caminando rumbo al comedor.

—vamos papá, es hora de comer.—grito Lilly.

—¿ya lo llamas papá?

—si ¿por qué? ¿Es algo malo?

—no, no es nada, es bueno que lo llames así.

"no lo conoces"

—¿y tú porque no lo llamas así?

—¿qué?

—siempre te escucho llamarlo duque o señor ¿por qué no lo llamas papá?

—todavía no es el momento.

—¿por qué?

—Lilly no lo presiones, él debe tener sus razones. —dijo el duque detrás de los niños después de escuchar la conversación de los dos niños.

—papá ¿me cargas?

—Lilly no eres un bebé camina por ti misma.

—yo no tengo problema con eso. —dijo el duque sosteniendo a Lilly con un solo brazo y con el otro tomo la mano de Dylan la cual era muy pequeña para sus enormes manos de caballero.

Sorprendentemente, Dylan no rechazo su mano sino que la tomo con fuerza dándole señales al duque de que iba mejorando en su relación con él.

Al llegar al comedor el duque bajo a Lilly acomodándola en una silla junto a él y Dylan lo acomodo en otra silla a su costado.

Lilly comenzó a hablar de las cosas que le gustaban como los pasteles, las ranas y el lodo, dejando impresionado al duque por sus logros.

—¿de verdad mataste un jabalí con una flecha?

—si, bueno no, mamá lo mató con su espada justo cunado iba a atacarme, mamá es impresionante.

—¿sacha hizo eso? Increíble.

—Dylan también es muy bueno con la espada ha peleado con mamá varias veces, pero no le ha ganado nunca.

—Dylan es pequeño, aún le falta crecer pero estoy seguro de que será el mejor.

El duque volteó a ver Dylan instintivamente, este tenía la cabeza agachada, perdido en sus pensamientos sin prestarle atención a Lilly o al duque.

"¿qué hago? Es demasiado difícil lidiar con niños, ojalá sacha estuviera aquí."

—Dylan ¿cuál es tu comida favorita?

—eh ¿qué?

—pregunte cuál era tu comida favorita.

—me gustan los espaguetis.

—ya lo creo, de seguro los comías mucho aquí en la mansión.

—no, la primera vez que comí espagueti fue mamá los hizo para mí, las sirvientas jamás me dieron de comer, ellas comían frente a mí todo el tiempo, pero jamás me daban un solo bocado el único que me llego a alimentar unas pocas veces fue el mayordomo, gracias a él no morí.

—¿Qué?

—n-no nada, no dije na-nada. —dijo Dylan tartamudeando después de darse cuenta de lo que había dicho inconscientemente.

—mierda, eso ya lo sabía pero no pensé que fuera tan grave.

—¿lo sabías? ¿Desde hace cuanto lo sabías?

—no estuve consciente de este problema hasta que volví hace tres años del campo de batalla ahí fue cuando me entere de todo lo que mi madrastra había echo, así que la castigue la mande a un calabozo en donde murió miserablemente.

—¿ella está muerta?

—si murió como merecía, ya no debes preocuparte por eso. —el duque sujeto las manos de Dylan y las sostuvo con fuerza. —hijo no espero que me perdones nunca por el daño que te he echo porque fue enteramente mi culpa por preocuparme más por hacer dinero que en atenderlos a ti y a tu madre, yo, lo siento.

Dylan agachó la cabeza y las lágrimas poco a poco fueron mojando sus cachetes, las palabras de su padre fueron las que siempre había querido escuchar, sus recuerdos solo le mostraban a un hombre frío que no lo quería ni un poco, pero las palabras que le acaba de dedicar hicieron qué su imagen de él se derrumbara completamente.

—hijo ¿puedo darte un abrazo?

La cabeza de Dylan gritaba qué no se acercará a él jamás, pero muy en el fondo sabía que necesitaba ese abrazo de padre que siempre había anhelado y aunque tuviera a su madre con él no podía evitar pensar que quería llevarse igual de bien con su padre.

Dylan se levantó de su asiento y abrió sus brazos para que su padre lo abrazara y este entendió de inmediato lo que el pequeño quería.

El duque apretó con fuerza el pequeño cuerpo de Dylan qué lloraba desconsoladamente en sus brazos desahogándose del dolor que llevaba cargando consigo desde el día de su nacimiento.

—e-eres un I-idiota p-papá.

—si, tu papá es un idiota y espero que puedas perdonarme, hijo.

—yo también quiero un abrazo de papá. —grito Lilly haciendo que Dylan y el duque soltaran una carcajada.

Después de comer Dylan y Lilly recorrieron toda la casa en busca de aventuras y el duque se dirijo a la habitación de sacha con una sensación de victoria pues por fin había logrado qué su hijo confiara un poco en él y sabía que tenía que hacer su mejor esfuerzo para poder demostrarle a su hijo él ya no era el mismo monstruo qué solía ser.

El día termino con tranquilidad y el duque se había acercado al cuarto donde los niños descansaban para poder darles las buenas noches, pero estos ya estaban dormidos, al recorrer la habitación se encontró algunos papeles en donde Dylan había escrito a mano cada una de las cosas que había vivido en esa mansión cuando era niño.

Al terminar de leer todo el escrito su cuerpo se llenó de ira y estaba dispuesto a quitarle la vida a la mujer responsable de todo, su madrastra pues aunque haya dicho que estaba muerta no era así, ella aun seguía viva encerrada en el calabozo pagando lentamente sus pecados.

"ahora si nadie podrá abogar por ti, madre"