Fui condenada a pasar años en prisión por un delito que no cometí. Volveré para buscar venganza aunque para eso tenga que venderle mi alma y mi cuerpo al diablo.
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Capítulo 15 SIN CONSUELO
...LÍA BLOSSOM...
Pasó un mes, después dos y finalmente tres donde mí nana seguía mal pero soportando todo como una guerrera. Habían mejorías no como las que esperábamos todos pero al menos habían cambios notorios en sus resultados.
Los cuatro meses se me antojaron más desesperantes y de más nervios pero también los superó. Contra todo pronóstico mí hermosa nana estaba aún presente en mí vida luego de seis meses de haber sido descubierto su cáncer pero nadie aquí tenía la vida comprada y el cáncer suele ser una enfermedad muy traicionera.
Edward no me consolaba ni me apoyaba como yo sentía que tenía que suceder pero no había nada que pudiera hacer. Mí cabeza estaba en otro sitio y era junto a mí nana. No pensé en mí matrimonio, el debía entender mis ausencias y apoyarme en un momento tan complicado pero se justificaba diciendo que tenía muchas cosas pendientes de la universidad y después se refudgiaba en el trabajo donde seguía escalando en posición sin haber recibido un título universitario.
Así fue que ese mismo mes las noticias fueron terribles. El cáncer volvió a atacar con más fuerza afectando a más órganos y ya no había mucho por hacer. Decir que estaba devastada era poco para decir en verdad como me sentía.
Mí nana se que lo sabía, ella podía sentir que su vida se estaba agotando porque ya no tenía fuerzas para salir de la cama. Hablar aveces le suponía esfuerzo.
Pocas semanas después ella necesitó usar oxígeno para poder respirar. Ya no quedaba tiempo.
Mis suegros brindaron sus servicios como médicos pero más que nada para darme apoyo a mí. Se que se cuestionaban por su hijo ausente pero después de todo era su hijo y no podían hablar mal de el, lo entiendo.
Allí justo en ese momento difícil tendría que haberme dado cuenta de que él no era el príncipe de mí cuento de hadas. Yo quería un hombre sensible que me viera con amor, que fuera incondicional.
El hombre dulce que tanto amaba se fue, ya no era como antes y todo matrimonio tenía altos y bajos, etapas difíciles que nos hacen vulnerables y la enfermedad terminal de un familiar era una de esas causantes aveces.
El inevitable momento llegó y mí nana partió al lugar donde me dijeron que ya no sufriría finalmente y podría descansar pero eso era difícil para mí.
En el funeral asistieron muchas personas hasta de alta clase social porque sabían que ella era una integrante de la familia Blossom. Allí vi nuevamente al señor Buenaventura mostrando sus respetos y dando sus condolencias junto a la mujer que reconocí por haber visto en mí boda.
Él la presentó como su amiga y ella sólo hizo un mohín con desagrado para acabar recomponiendo sus facciones.
Edward estaba a mí lado pero a la vez no, era como si no supiera que hacer o decir en este momento.
El señor Buenaventura le dio un abrazo a mis padres, algo no muy visto en nuestro círculo y uno a mí que activó un interruptor en Edward quien finalmente se portó como un esposo enamorado y devoto dándome su apoyo y cariño.
Sin mí nana todos sentimos un gran vacío pero debíamos continuar con nuestras vidas. La universidad en mí caso no esperaba más que unos pocos días justificados por duelo pero tenía que reunir fuerzas, recomponerme y seguir adelante.
Con el paso de los meses mí interacción con Edward fue menor, más que nada íntimamente. Lo que sucedía con frecuencia ya no tanto. Él me reclamó pero no le interesó mucho el tema tampoco, le emocionaba más ir a trabajar a fin de cuentas.
Ya con problemas que sentí en mí matrimonio y sin ganas de hacer demasiado me enfoqué más en mí carrera. Acabaría más tarde aún si seguía con un bajo rendimiento y quería adelantar el tiempo.
Pasaron largos meses cuando Edward me sorprendió con un anuncio, en dos años estaba a un par de exámenes de acabar su carrera y obtener el título. Eso explicaba por qué había podido ascender en la empresa Blossom. Era muy inteligente, luchaba por un futuro y eso estaba a la vista.
Así fue que más me concentré en mis estudios y logré reducir un poco los tiempos. No sabía que literatura duraba más que administración ni costaba tanto pero achicaría los tiempos todo lo que mí cerebro permitiera.
***Dos años de matrimonio y dos que me quedaban por vivir en libertad, dos años dónde muchas cosas pasarían y solo mí título sería lo positivo pero donde iría mi carrera en literatura de nada me serviría.
No todo fue malo en prisión aunque las buenas cosas puedo contarlas con los dedos de una mano. Al menos allí había más lealtad que afuera y eso me serviría, claro que sí***.