En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Lara Parisi lo tiene todo:juventud, belleza,una fortuna heredada y un imperio empresarial a sus pies. Pero detrás del lujo, hay una presión silenciosa que no la deja respirar: la obligación de tener un heredero para mantener su legado y complacer las expectativas de una familia que no perdona desvíos del plan.
Cuando un viaje de negocios la lleva a Italia, una noche de pasión con un desconocido lo cambia todo. Lo que parecía ser un escape sin consecuencias se convierte en el inicio de un torbellino emocional, cuando descubre que está embarazada.. de gemelos.
Y como si no fuera suficiente, Owen Bracco, el misterioso hombre que creyó haber dejado en el pasado, reaparece como asistente de su mayor rival.
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Latidos y Verdades
Narra Lara
Despierto en el hospital y lo primero que hago es preguntar por mis bebés.
—Cálmate, Lara, el bebé está bien —dice Kassy con voz suave, pero firme.
—¿Cómo que el bebé? —replico, con la garganta seca—. ¡Son dos! ¿Cómo están mis bebés? Por favor, ve por el doctor, no quiero que les pase nada.
Kassy asiente y sale de la habitación apresuradamente. Entonces noto que hay alguien más aquí conmigo. Me quedo paralizada un segundo, sin entender por qué está Owen a mi lado.
—¿Son dos? ¿Son míos? —me pregunta él, con los ojos llenos de una mezcla de miedo y esperanza.
Me quedo en silencio. No sé si debería decirle la verdad o guardármela. Pero él me defendió cuando Aiden fue cruel conmigo y, de alguna forma, él también está aquí ahora, preocupado por mí... Creo que merece saber la verdad.
Respiro profundo, tratando de calmar el nudo que se forma en mi pecho, y le digo, con voz temblorosa:
—Sí, Owen. Son tuyos.
En ese instante, Kassy regresa acompañada por el doctor.
—¿Cómo se siente, señorita? Vamos a hacer un ultrasonido para escuchar los latidos —anuncia el doctor con profesionalismo.
—¿De los bebés? —pregunto con un hilo de voz— ¿Por qué sangré, doctor? Antes de desmayarme vi sangre...
Owen se acerca un poco más, sus ojos aún asimilando la noticia. Puedo ver en ellos la mezcla de sorpresa y temor que también siento en mi interior.
—Primero, déjeme hacerle el ultrasonido —dice el doctor—, pero debo avisarle que está en amenaza de aborto.
Las palabras caen como un golpe frío. Siento que el aire se me escapa. Pensar que podría perderlos me paraliza. En estos tres meses, ya los amo con todo mi ser. Les hablo cada día, imagino sus pequeñas vidas junto a mí.
El doctor mueve el aparato y los latidos comienzan a escucharse, firmes y llenos de vida. Mis ojos se humedecen, no sé si por alivio o por la profunda emoción que me invade.
—Efectivamente, señorita Parisi, tuvo una amenaza de aborto. Tendrá que guardar reposo absoluto por un mes, nada de trabajo, ni emociones fuertes, ni estrés. Le daré una dieta especial, debe alimentarse bien, y permanecer acostada con los pies en alto, levantándose lo menos posible.
—Eso es imposible, doctor —respondo con un suspiro—. Dirijo una empresa , ¿cómo me pide que descanse?
—Como médico, es mi recomendación —responde serio—. La decisión es suya, pero si no sigue las indicaciones, puede perder a sus bebés.
La habitación queda en silencio. Owen no aparta la vista de mí, y Kassy mira a todos lados, incómoda.
—Kassy, ¿puedes preguntarle al doctor si puedo retirarme ya? —pido con voz débil.
Sin decir nada, ella se levanta y sale.
—¿Por qué hasta ahora me entero que tendré dos hijos? —Habla Owen, con un nudo en la garganta.
—Porque el día que iba a decírtelo saliste como loco de mi oficina y no quería mentirte —le respondo, bajando la mirada—.
—Pero... debiste decírmelo antes. Han pasado tres meses. ¿Cuándo pensabas contarme? ¿Ibas a hacer que el hombre con quien sales se haga pasar por el padre? —su voz se quiebra al decirlo.
—Para —digo —, ¿de verdad vas a ponerte así? ¿No escuchaste al doctor? Ahora no es momento para pelear.
—Tienes razón —respondi, tragando mi orgullo—. No es momento para discutir, pero entiende que es duro enterarse así, sin estar preparado, sin siquiera estar juntos. Lo nuestro fue solo una vez.
—Lo sé —dice Owen con suavidad—. Justo como yo cuando supe que estabas embarazada, el día que llegaste a la empresa y te desmayaste. En el médico me hicieron pruebas, y este es el resultado. Que sean dos hace todo más complicado, pero no tienes que hacer esto sola. No tienes que hacerlo todo por ti.
Sus palabras calman mi alma, aunque sé que todavía queda mucho por resolver.
—Deja de ser egoísta, Lara —dice con firmeza—. Claro que tus hijos necesitan un padre, claro que te necesito a ti, y claro que quiero hacerme responsable. Eso no está en discusión.
No sé qué responder cuando el doctor y Kassy regresan.
—Le daré de alta, pero no puede manejar y debe guardar reposo absoluto. Si no, tendré que dejarla aquí —dice el doctor.
—No se preocupe, doctor —respondo con determinación—. Seguiré todas las indicaciones.
Al salir, le pido al chofer que me lleve a casa de mis padres. Es hora de contarles que serán abuelos. Además, sé que en casa de Carlos no tendré la tranquilidad que necesito para cuidar mi embarazo.
Pero más que todo, debo pensar bien cómo contarles quién es el verdadero padre. No puedo arriesgarme a perder la empresa que con tanto esfuerzo he construido. Mi padre quiere un nieto, sí... pero a su manera, con sus condiciones. Esta vez, no puedo fallarle.
Solo espero que todo salga bien por mis bebés. No quiero que nada les pase.