Maja es una hacker que obtiene un trabajo importante para buscar a la esposa de un enigmático empresario que fue secuestrada. Pero comienza una relación prohibida con ese hombre. Un amor imposible que sería infinito.
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capítulo 13. Partir a veces es necesario.
Amor Infinito
Partir a veces es necesario.
Capítulo 14
Elsa Isasa.
Maja miraba la computadora con los ojos llenos de lágrimas mientras rescataba el vídeo e imprimía. Bruno sentado a su lado derramaba lágrimas abundantes en silencio, cuidando de no hacer ruido porque su hermana le había dicho al levantarlo.
– No quiero irme Maja. - murmuró en voz bajita.
– Bruno. ¿No vez la mujer que ese hombre, la sacude del brazo? Es la señora de Leonardo ¿No ves ese niño que llora en el piso?Es su hijito. - dijo mostrándole el breve video que había grabado la cámara espía– ¿qué crees que tenemos que hacer?
– Irnos.Pero ¿quién cuidará de nosotros?--
– Yo cuidare de ti, Bruno. Hoy y siempre. Hasta que me muera. ¿Entiendes?--
–Puedo llevar el auto que me regaló el señor Valente?--
– Solo eso y una muda que ya tengo en ese bolso. Nos vamos. Desconectare la alarma y salimos en silencio– dijo.
Los papeles impresos con los tres rostros, el nombre nuevo de la mujer y el secuestrador, el nombre del niño, todo estaba sobre la computadora. El video breve que el virus espía logró grabar también.
Maja no dejo nada ni se llevó nada. Solo el nuevo teléfono dejando su antiguo teléfono sobre la mesa.En su pecho la cadena que su amor le había regalado. Todos los hermosos vestidos que le habían comprado estaban en el ropero.
En el sobre dónde quedaban los papeles de su investigación escribió con letra clara : “ cumplí mí trabajo señor Valente. Nunca los olvidaré. Y esto es infinito, para siempre.”
Maja salió con Bruno al exterior y después de caminar apresurada unas cuadras tomó un taxi que los llevó a la estación de buses. Allí ambos entraron, salieron por otra sección y volvieron a tomar un taxi al aeropuerto.
Suelen Artigas y su hermano Mauro Rodríguez tomaron un avión a Río de Janeiro, Brasil. Suelen pagó en efectivo y presentó su documentación y la del niño.
El niño parecía triste y la recepcionista que miraba sus papeles preguntó. Y tu papá Mauro?
– No tengo papá. Solo mí hermana Suelen. Somos solo los dos. -
– Los papeles están correctos. ¿Por qué tienen apellidos distintos si son hermanos?--
– Padres diferentes señorita. Si usted lee los papeles lo verá - dijo tranquila Maja.--
– Perdone usted Suelen. Buen viaje a los dos- les dijo dándole el permiso de abordar.
El viaje fue largo y Bruno, aunque triste, se durmió enseguida. Maja no pudo dormir.Su pensamiento estaba en el maravilloso día que pasó junto a su amor. En la siesta cuando se amaron como poseídos otra vez. En la boca de Leonardo diciéndole “eres mía Maja”.
A duras penas esa noche se había desprendido de sus brazos para ir a ver a su hermanito cuando todo sucedió. Sucedió el día del nacimiento del hijo de Dios. El 25 de noviembre, justo ese día encontró a Magdalena y a su pequeño. Ella parecía querer escapar de su secuestrador. ¿Por qué no gritaba? ¿Por qué dejaba a su pequeño llorando en el suelo mientras ese hombre la sacudía?
¿Qué haría cuando Leonardo Valente fuera a buscarla?¿ Podría escapar de ese hombre?¿Podría Leonardo por fin conocer a su hijo?-
Eran muchas las preguntas y ya no sabría las respuestas.
Sabía que él era un amor prohibido y el karma la encontró después de soñar ilusa un futuro junto a ese hombre.
“No puedo casarme…solo puedo darte amor…”
Eso había dicho. Y ella lo entendía. Solo le dolía pensar en esa mujer acostada a su lado amándolo así como los dos se habían amado.
Apenas la azafata anunció el aterrizaje Bruno empezó otra vez a llorar.
– No llores hermanito. Prométeme que no llorarás más–
– Está bien Maja. Trataré. – dijo él haciendo un puchero.
Maja salió con su hermano hacia la terminal de ómnibus. El pequeño pueblo pesquero “Costao da Praia”, al que se dirigían era un pueblo pesquero que ni siquiera estaba en el mapa. Un pueblito perdido entre tantas grandes urbes que rodeaban Río de Janeiro.
El ómnibus los llevó y después de dos horas arribaron.
En una Pousada humilde fueron a parar. La única del lugar. Desde la ventana podía ver el mar y la arena blanca.
Seré feliz acá.-- Pensó– solo tengo que olvidar. Olvidar y volver a empezar.
La comida era hogareña y exquisita. Pescado frito. Batata frita. Arroz y frijoles negros con caldo. Muchas frutas y jugos diversos.
Bruno comió con apetito y conversó un poco con su hermana sobre lo que sería su vida de ahora en más.
–Buscaremos una casa para alquilar. Cerca del mar. Buscaré trabajo.Estaremos bien Mauro- dijo repitiendo su nuevo nombre.
– Lo sé Suelen. Estaremos bien. - dijo su hermano.
Esa noche después de caminar mirando el maravilloso mar de Costao da Praia, se acostaron juntos y se abrazaron.
– ¿Crees que el señor Valente ya encontró a su hijo?--
– Creo que sí. Pero no hablaremos más de él. Ni los buscaremos en la red ni lo llamaremos. ¿Sabes hermano? Encontramos a su esposa y su hijo el día de navidad. Eso quiere decir algo importante, verdad. Pudo haber sido cualquier otro día. Pero fue en navidad. Creo que Dios nos mandó un mensaje. Eso creo.--
– Le extrañarás mucho. Tú, tú lo querías.--
– El tiempo me traerá paz y olvido. Y lo llevaré como un recuerdo en mí corazón. Un lindo recuerdo. Ahora duerme hermanito. -
Los hermanos durmieron abrazados en una misma cama. El viento del mar le trajo un sueño reparador después del llanto y del largo viaje.
Al otro día desayunaban en la Pousada Recanto Da Praia cuando Marcia venía a entregar la ropa lavada como todos los días y vió a los forasteros.
La dueña del local le dijo a Marcia que la chica del tatuaje y su hermano buscaban una casita para alquilar.
La morena sonriente se presentó a los dos diciéndoles que junto a su casa había una que se alquilaba a buen precio y los llevó a verla.
La casita de madera era rústica y estaba erguida sobre pilones.
– Es muy fea hermana – dijo Bruno.
– Nada que no quedamos arreglar con pintura y clavos. Nos quedamos con ella – le dijo al anciano dueño de la propiedad.
Limpiaron mucho durante el día. Se bañaron en el mar al atardecer. Y esa noche después de beber unos jugos con Marcia que sería su vecina, fueron a dormir sobre un colchón prestado.
Los dos niños de Marcia que habían ayudado y jugado también bastante con Bruno se fueron a dormir.
– La tía Marcia es buena– dijo Bruno antes de cerrar sus ojos.
– Así es hermano.Duerme ya. – respondió Maja. Y el sueño los cubrió a los dos.
La forma d narrar d la autora es bellísima y llega a los sentimientos t transporta y t hace vivir la historia
Bendiciones
El mató a los papás d Maja