Isabel 3. Contigo No.

El día paso, para todos fue eterno. El personal de seguridad ahora comandado por Jackson no han parado de moverse, en la madrugada lograron encontrar el auto donde se llevaron a los primos. Jhon (padre) confía plenamente en su equipo y sabe que ellos encontrarán a sus nietos sanos y salvos.

Ya es nuevamente de noche, Axel y Sabrina están sentados en la pequeña cama, ella se prepara para seguir contando la historia, ella busca en su mente las mejores palabras para mantener animado a su primo.

- Sabrina --él la toma de la mano-- Yo te voy a sacar de aquí --se sonríe--

- Claro, tú siempre serás mi héroe --acaricia su mejilla mientras le sonríe--

- Mira en la historia, el niño espera a que los hombres entren y se pelea con todos, los deja en el suelo porque el niño es muy fuerte...

- No lo dudo --ella responde con una sonrisa--

- Los deja a todos con golpes luego toma la mano de su princesa y salen de la habitación, ya ellos no estarán encerrados, a los malos los atrapan y los niños son felices, como en los cuentos que me lee mi mamá y mi papá. --él está emocionado contando la historia que seguramente se está imaginando, pero al recordar a sus padres se pone triste--

- Seguramente, que será como el final de un cuento... Ahora vamos a dormir. --él se abraza a la cintura de ella--

- ¿Sabrina, tú crees que si vamos a volver con papá y mamá?

- Claro que vamos a volver, Axel no tienes que preocuparte por eso. Ellos no han parado de buscarnos...

A la mañana siguiente al despertar, Sabrina se volvió a encontrar con la escena del día anterior, les pasaron toda la comida en la mañana y el resto del día ni siquiera nadie fue o tocó a la puerta, así pasaron dos largos días, entonces ella entendió que solo les dejarían la comida en las mañanas para todo el día...

- Axel vamos a guardar unas frutas para después.

- Está bien.

- Escúchame muy bien --ella lo tomó de las manos-- Está noche hay que dormir muy bien y más temprano.

- ¿Para qué?

- Pues mañana nos tenemos que despertar muy temprano...

Lucia esta desesperada, pues ya han pasado 4 muy largos y angustiantes días, desde que se llevaron a los chicos y no han conseguido nada en concreto...

- ¿Como es posible? Han pasado 4 terribles días y nuestros niños no aparecen.

- Lucia, tienes que tratar de estar tranquila. --le dice Jhoana que aparentemente esta lo más tranquila que puede, pero en realidad no ha pegado un ojo durante largas horas... Esta molesta con su esposo Maximiliano, ya que la durmió con una bebida--

- ¿Jhoana, como puedes estar tan tranquila? ¡Ah! Claro como Axel no es realmente hijo de ninguno de ustedes no te importa...

- ¡Lucia! --Jhon Santiago vio la tristeza en los ojos de su hermana--

- Dejala hermano, ella esta muy dolida y la entiendo perfectamente --dijo Jhoana con un gran nudo en la garganta-- Cuando ella este más cuerda sabrá que lo esta haciendo mal. --Jhoana salió al jardín con lágrimas en sus ojos--

- Lucia, te pasaste --le dijo muy molesto su esposo-- Axel no puede ser su hijo biológico, pero ellos lo aman igual que a Maxi...

- Lo siento, amor me equivoqué, no pensé lo que le dije a la cuñada.

- Pues la heriste, tu crees que ella no esta sufriendo por su hijo, después de todo lo que pasaron para poder adoptarlo... La próxima vez piensa mejor antes de hablar. --Él la dejo sola en la sala y fue tras su hermana, pero la vio abrazada con su cuñado Maximiliano entonces prefirió no molestarlos, luego se disculpara por la actitud de su esposa--

- ¿Jhoana, amor que haces aquí tan sola? --él la abraza por la espalda, le da un tierno beso en su hombro, ella limpia bastante rápido sus lágrimas, pero es imposible que su esposo no se de cuenta de que estaba llorando-- No llores amor, los vamos a encontrar.

- ¿Max tu crees que no he sido buena madre para nuestro Axel?

- Cómo vas a decir eso --él la gira para verla a la cara, la toma de las manos mientras le da besos-- Eres la mejor madre del mundo, Axel te adora.

- Él realmente no es mi hijo. --él la toma de las mejillas, a ella se le escapan las lágrimas al besar la mano de su esposo--

- ¿Que pasa tú eres su madre? Axel no pudo crecer entúu vientre, pero tu eres su madre, mi amor tú le has dado tanto cariño, amor... Dime ¿Quien es la mujer que se trasnocha cuando él se enferma?

- Yo.

- ¿Y quien lo prepara para el Colegio?

- Yo.

- ¿Quién lo consiente con las comidas?

- Yo. --ella va respondiendo con evidente tristeza en su voz--

- ¿Quién cuida de mis hijos?

- Yo.

- ¿Y entonces por qué dices esa tonteria de que Axel no es tú hijo? --ella lo abraza y llora en su pecho--

- Max quiero a mi hijo de regreso, han pasado muchos días y ni siquiera sabemos si están juntos, nadie a llamado por rescate ni nada. Amor estoy muy nerviosa y si les paso...

- ¡Shhh! Amor no digas eso, ellos están bien y pronto estarán con nosotros.

Unos minutos después Maximiliano recibe una llamada de Andrea, la cual le decía que un hombre llamo a la empresa hace pocos minutos porque supuestamente tenía algún tipo de información del paradero de Axel, ella le dio el número telefónico que dispusieron como contacto directo para cualquier noticia o información relacionada con los menores. Ya Jackson se estaba encargando de eso. Por otro lado Sabrina ideó un plan de escape, pero Axel tiene que estar bastante atento a todo, pues ellos no tienen ni la más remota idea de donde están así que todo escenario es muy posible si su plan funciona.

Llegada la noche, ellos guardaron en la funda de la almohada algunas botellas de agua que los secuestradores les dejaron juntamente con las frutas y los panes. Ellos se acostaron temprano, pero Sabrina casi no pudo dormir. Ella se despertó bastante temprano y se dio cuenta de que aún no les habían traido nada, entonces despertó con cuidado a Axel.

- Axel, despierta --ella le acaricia la mejilla-- Corazoncito es hora de despertar. Recuerda lo que hablamos ayer --él se despertó, ambos lavaron sus caras y se quedaron sentados en la cama esperando escucharon el sonar de las llaves en la puerta, tomaron sus manos, se recostaron para que creyeran que estaban dormidos, entró una mujer bastante delgada y ni siquiera vio hacia donde estaban ellos; ella dejó la puerta abierta, paso con la bandeja y entró al baño, ellos aprovecharon de salir corriendo con la funda. Ellos no se saltaban de las manos, llegaron a la calle, todo parecía un campo, caminaron un buen rato. Estaban cansados y a Sabrina le dolía un pie, ella no sabe cómo se lo lastimó, pero lo único cierto es que ellos ya están en la calle--

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