NovelToon NovelToon
El Precio Del Poder

El Precio Del Poder

Status: Terminada
Genre:Completas / Yuri / Mafia / Matrimonio arreglado
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Emiliano Alvarez

"El precio del poder" es una historia de poder, ambición y deseo en un mundo donde la lealtad familiar y la estrategia son las reglas de juego. Lucía Álvarez, heredera de uno de los clanes más poderosos del país, y Iris Espinosa, la hija de un despiadado líder mafioso, son obligadas a unirse en un matrimonio arreglado. Ambas, atrapadas entre sus propios sueños y los oscuros intereses de sus familias, deben navegar un mundo peligroso lleno de intrigas, sacrificios y traiciones.

A lo largo de esta apasionante novela, las protagonistas luchan por encontrar su lugar en un mundo que las quiere como piezas en un tablero de ajedrez, pero ambas tienen planes propios. En el proceso, descubrirán que el amor no siempre es blanco o negro, y que el precio que deben pagar por el poder puede ser mucho más alto de lo que imaginaban.

NovelToon tiene autorización de Emiliano Alvarez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La red de traiciones

Capítulo 14: La red de traiciones

Lucía

Lucía abrió los ojos lentamente, sintiendo un dolor punzante en el abdomen. El aire pesado y el olor a medicamentos le indicaron que no estaba en su habitación habitual. Intentó moverse, pero el dolor le arrancó un gemido.

—¿Cuánto tiempo he estado aquí? —preguntó con la voz ronca.

La figura de Iris se perfiló bajo la tenue luz de la lámpara. Estaba sentada en una silla, con la mirada fija en un teléfono. Al escuchar la voz de Lucía, levantó la cabeza y dejó el aparato sobre la mesa.

—Dos días. Pensé que no despertarías.

Lucía la observó con una mezcla de desconfianza y gratitud. Aunque Iris había sido fría desde el principio, no podía ignorar que probablemente le había salvado la vida. Intentó incorporarse, pero el movimiento fue demasiado para su herida. Iris reaccionó al instante, colocando una mano firme en su hombro.

—Ni lo intentes. —Su voz era cortante, pero había algo en sus ojos que delataba preocupación.

—Vaya… ¿y tú te ofreciste como enfermera? Qué honor. —Lucía intentó sonreír, pero su rostro se contrajo de dolor.

—No lo hago por ti. —Iris apartó la mano rápidamente, como si el contacto le quemara—. Si te mueres, la tregua entre nuestras familias se va al diablo.

Lucía rió entre dientes, pero el dolor la obligó a detenerse.

—Claro, siempre pensando en el negocio. Qué típico de una Espinosa.

Iris la fulminó con la mirada, cruzando los brazos con aire de superioridad.

—¿Y tú? Apenas puedes respirar y sigues con tus comentarios inútiles.

Lucía apartó la vista, incómoda por la intensidad de aquella mirada. Sin embargo, no pudo evitar notar cómo Iris se tensaba cada vez que se acercaba a ella.

—Gracias. —Su voz salió más suave de lo que había planeado—. No lo digo mucho, pero gracias por cuidarme.

La dureza en el rostro de Iris se suavizó por un breve instante.

—No lo menciones.

Iris

Habían pasado dos días desde el ataque, y el sonido del disparo que hirió a Lucía aún resonaba en la mente de Iris. Miró a la mujer en la cama, ahora despierta, y se sorprendió de sentir alivio. No debería importarle lo que le pasara, pero allí estaba, sintiendo algo que no quería nombrar.

Cuando Lucía intentó levantarse, Iris actuó por instinto, colocándole una mano en el hombro.

—Ni lo intentes. —Quiso sonar fría, como siempre, pero su voz traicionó una pizca de preocupación.

El sarcasmo de Lucía llegó, como siempre, con fuerza. Iris frunció el ceño.

—No lo hago por ti. Si te mueres, la tregua entre nuestras familias se va al diablo.

La risa de Lucía la desconcertó. ¿Cómo podía bromear en ese estado? Pero al verla intentar disimular el dolor, Iris sintió algo extraño: admiración.

Mientras Lucía hablaba, Iris dejó que sus palabras se deslizaran sobre ella. "Gracias", dijo. Era la primera vez que escuchaba algo así de la mujer Álvarez.

—No lo menciones. —Su respuesta fue seca, porque no sabía cómo manejar el calor que subía a su rostro.

Lucía

Horas más tarde, Lucía estaba despierta, viendo cómo Iris revisaba información en un portátil.

—¿Qué has encontrado? —preguntó, incapaz de mantenerse en silencio.

—Mucho ruido, pocas respuestas. —Iris giró la pantalla para mostrarle un correo codificado—. Pero esto es interesante. Alguien del clan Chagoya parece estar financiando los ataques recientes.

Lucía se enderezó ligeramente, ignorando el dolor.

—¿Financiando? Eso no tiene sentido. ¿Por qué no atacarnos directamente?

Iris ladeó la cabeza, visiblemente frustrada.

—Porque no quieren ser detectados. —Se acercó y señaló algo en la pantalla—. Mira esto. Una transacción viene de una cuenta que pertenece… a los Álvarez.

El aire se volvió más pesado.

—Eso es imposible. Mis hombres no harían algo así.

—¿Estás segura? —La mirada de Iris era intensa—. Porque si no es uno de los tuyos, alguien nos está jugando.

Lucía apretó los dientes.

—Tenemos que averiguarlo.

Narrador

Horas después, Lucía y Iris estacionaron el coche frente a una bodega abandonada. Miró a Lucía, quien insistió en acompañarla pese a sus heridas.

—Estás loca. Apenas puedes caminar.

—Y tú estás loca si crees que voy a dejarte manejar esto sola. —Lucía apretó los dientes al bajar del coche, su mirada desafiando cualquier objeción.

Entraron juntas a la bodega, donde Héctor, un hombre robusto con un cigarro entre los labios, las esperaba con una sonrisa burlona.

—Vaya, vaya. Las princesas de la mafia. ¿Qué se les ofrece?

—Cállate, Héctor. —Iris no perdió tiempo en rodeos—. Sabemos que trabajas para los Chagoya. Queremos nombres y motivos.

Héctor rió, exhalando una nube de humo.

—¿En serio creen que pueden venir aquí y sacar algo de mí? No sé de qué están hablando.

—¿Seguro? —Iris ladeó la cabeza, sacando un cuchillo y jugando con él entre los dedos—. Porque si no sabes nada, te voy a hacer recordar.

Héctor tragó saliva.

—Está bien, está bien. Solo soy un mensajero, ¿de acuerdo? La orden viene de alguien grande… alguien que quiere verlas a ustedes dos enfrentándose.

—¿Quién? —insistió Iris, apuntando con su cuchillo hacia él.

Héctor cerró los ojos, como si se estuviera preparando para decir algo grave.

—No tengo nombres. Pero sé que el dinero viene de una cuenta vinculada a los Álvarez.

Lucía entrecerró los ojos, furiosa.

—Eso es mentira. Mis hombres jamás trabajarían con los Chagoya.

—¿Seguro? —Héctor sonrió de lado—. Quizá alguno de ellos no sea tan leal como crees.

Lucía apretó los dientes.

—Tenemos que averiguarlo.

Horas después, Lucía y Iris salían de la bodega con más preguntas que respuestas. La tensión era palpable. Lucía había dejado claro que no podía confiar en los suyos, y Iris, aunque no lo dijera, sentía lo mismo.

De repente, un disparo rompió el silencio. Iris reaccionó al instante, empujando a Lucía hacia el suelo y rodando con ella a un costado.

—¡Es una emboscada! —gritó Iris mientras sacaba su arma y disparaba hacia los atacantes que entraban por la puerta principal.

Lucía, jadeando por el esfuerzo, buscó cobertura tras unas cajas.

—¡Tienes un talento para llevarme a situaciones de vida o muerte! —exclamó con sarcasmo.

—¡Y tú un talento para no escuchar cuando digo que te quedes en casa! —respondió Iris, disparando con precisión.

—¡Por la izquierda! —advirtió Lucía al notar a un hombre que se acercaba. Iris giró rápidamente y lo abatió con un disparo limpio.

—¿Sabes qué? —dijo Iris mientras recargaba—. Esto empieza a parecerme una cita.

—Si esta es tu idea de romance, creo que necesitamos hablar seriamente.

Ambas se movieron con coordinación inesperada, cubriéndose mutuamente mientras retrocedían hacia una salida lateral. Cuando finalmente llegaron al coche, Lucía se desplomó en el asiento del copiloto, jadeando.

—Eso estuvo cerca. —Intentó sonreír, aunque el dolor le robó el gesto.

Iris, al volante, mantenía la mirada fija en la carretera mientras arrancaba.

—Demasiado cerca. —Sus manos apretaban el volante con fuerza—. Esto no ha terminado, Lucía. No confío ni en los míos ni en los tuyos.

Lucía respiró hondo, pero el dolor en su abdomen era cada vez más intenso.

—Iris...

—¿Qué? —preguntó Iris sin apartar la vista del camino.

—Se me volvió a abrir la herida. —La voz de Lucía era más débil ahora.

Iris giró la cabeza rápidamente, sus ojos encontrando la mancha roja que empezaba a extenderse por la camisa de Lucía.

—¡Mierda! ¿Por qué no dijiste nada antes?

—Estaba ocupada tratando de no morir… otra vez. —Lucía intentó sonreír, pero su rostro se contrajo de dolor.

Iris apretó el acelerador, con el rostro tenso.

—Aguanta. Vamos a llegar.

—No me voy a morir… todavía. —Lucía dejó caer la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos—. Pero esta vez… realmente me debes una.

Iris negó con la cabeza, sus manos temblando ligeramente en el volante.

—Te debo mucho más que eso, Álvarez.

El coche se perdió en la carretera, mientras ambas mujeres, exhaustas pero determinadas, se preparaban para lo que estaba por venir.

1
dora leidy Yara bonilla
nada que ver
Emiliano: una disculpa pero esta serie la pause 😅
total 1 replies
Alejandra
interesante me gusta como va
Billo
es una history muy interesante
Miriam Alvarez
excelente novela!!!
Miriam Alvarez
me encanta esta lectura es muy interesante y creativa
Kem mlem 🍨🍨🍨
Estoy inmersa
Tsumugi Kotobuki
Tú eres una escritora increíble, cada página de tu libro es adictiva y emocionante. ¡Actualiza pronto, por favor! 😍😍
Naruto Uzumaki
Quiero saber qué pasa a continuación 😮
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play