Anastasia es una joven de 17 años que reside con sus padres, David Blanco y Carmela Cruz, así como con su hermana de 18 años, Ana. A pesar de haber sido criadas en un ambiente similar, la relación entre las hermanas no es del todo armoniosa: Ana es aficionada a las fiestas y suele ser bastante contestona, mientras que Anastasia prefiere dedicar su tiempo a los estudios y no es muy propensa a salir. David, su padre, es el propietario de una de las empresas más destacadas de la ciudad.
Un día, mientras David se encontraba en su oficina, recibió una visita inesperada: Ernesto Contreras.
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capítulo 4. salida
Al día siguiente, tras finalizar las clases, Anastasia se dirigió al parque junto a Ernesto, donde conversaron sobre lo sucedido en la empresa de calzado.
Disfrutaron de varios juegos y, a las 5 p.m., Laura llegó al parque y se acercó, preguntando: ¿Se puede saber qué haces aquí con ella?.
Ernesto se mostró molesto al verla y se disculpó con Anastasia.
Laura, insistente: Te hice una pregunta.
Ernesto, tratando de calmar la situación: Estoy con una amiga, Laura; dejemos el drama, aquí no ocurre nada.
Anastasia intervino: Disculpa, tiene razón. Simplemente estábamos hablando.
Laura: Así fue como comenzamos a hablar.
Ernesto: Laura, por favor, muestra respeto. ¿Acaso no sabes que ella es la hija del nuevo propietario de la empresa?
Al escuchar esto, Laura se calmó, reflexionando que quizás su padre la había enviado a conversar con ella por una razón.
Anastasia: Creo que lo mejor será que me retire; Ernesto, no quiero causar problemas.
Ernesto: No, Anastasia, yo te llevaré. ¿Qué pensarán tus padres si se enteran de esto?
Laura se quedó en silencio.
Anastasia: No te preocupes, no se enterarán. Tú soluciona tus asuntos con tu novia y yo tomaré un taxi.
Ernesto: No, te reitero que no. Esto no es digno de un caballero; yo me encargaré de llevarte.
Laura: Amor, discúlpame. Permitiré que la lleves, ya que tengo mi auto aquí. Solo pensé que me estabas engañando.
Ernesto: Hablaremos más tarde, Laura.
Ernesto siguió a Anastasia. Ella se encontraba triste, incapaz de creer que su situación podía ser tan desafortunada al tener a su novia presente.
Ernesto la llamó: Anastasia. Ella se volvió y él le dijo: Espérame, te llevaré.
Anastasia: ¿Y tu novia?
Ernesto: Aclararé las cosas con ella más tarde. No te dejaré ir sola. Vamos.
Al subirse al automóvil, Ernesto se disculpó con ella, a lo que ella respondió con tranquilidad que no era un problema. Ernesto la llevó a un restaurante y, al observar el lugar, ella preguntó: ¿Qué hacemos aquí?. Ernesto le respondió: Quiero disculparme contigo, y por eso te traje a comer. Vamos. Anastasia replicó: Te dije que no pasó nada, Ernesto, no es necesario. A lo que Ernesto insistió: Quiero hacerlo. Anastasia descendió del auto y caminó junto a Ernesto hacia el restaurante, donde se sentaron y él realizó el pedido de la comida. Luego, le preguntó por qué no se llevaba bien con sus compañeros de clase.
Anastasia: Manteníamos una buena relación, pero ellos comenzaron a distanciarse de mí debido a que no soy muy aficionada a salir. Ellos deseaban ir de fiesta todos los viernes y empezaron a llamarme aburrida y antipática. Tienen la percepción errónea de que no disfruto salir por la situación económica de mis padres, pero no es así; simplemente no me gusta salir con frecuencia, aunque asisto de vez en cuando.
Ernesto: ¿ están equivocados? No a todos les tiene que gustar salir todos los fines de semana.
Anastasia: Ellos sostienen que mi hermana es mejor porque ella sí sale con regularidad.
Ernesto: No les prestes atención. Sin embargo, deberías salir un poco más; eres joven y es importante que disfrutes de la vida.
Anastasia: No estoy segura, realmente no me entusiasma salir todos los fines de semana.
Ernesto: Entonces, te propongo invitarte a lugares distintos. Tal vez al explorar nuevos espacios encuentres algo que te guste. ¿Qué opinas?
Anastasia: No creo que sea una buena idea, ya que eso podría ocasionarte problemas con tu novia. No te preocupes, yo estoy bien así.
Ernesto: Insistió en su propuesta.
Anastasia: Mejor, vamos a cenar?
Ambos comienzan a cenar.
Después de finalizar la cena, Ernesto acompañó a Anastasia a su casa y se despidió para ir a buscar a Laura.
Al llegar, Anastasia saludó a sus padres y luego subió a su habitación, donde se duchó y se acostó.
Al día siguiente, se despertó a las 9 de la mañana y decidió llamar a su amiga para informarse sobre su estado. Al enterarse de que Camila se encontraba bien, se sintió muy aliviada. A continuación, Anastasia bajó las escaleras y escuchó a su hermana hablando por teléfono. Cuando la vio, le dirigió la palabra de manera algo elevada y comentó:
Ernesto, querido, me encanta salir contigo. ¿A qué hora pasarás por mí?
Al escuchar esto, Anastasia se detuvo y reflexionó: ¿acaso él saldrá con mi hermana? Ana volvió a decir: Te espero a las 8 p.m., hasta luego, cariño.
Anastasia pensaba: ¿Por qué lo llama cariño? ¿Acaso están en algo? Luego continuó caminando hacia la cocina, mientras Ana se reía, ya que había terminado su llamada justo cuando hizo esos comentarios. En realidad, ella estaba hablando con otro hombre. Anastasia se cuestionaba cómo era posible que Ana tuviera el número de Ernesto.
Nelly, la niñera, al notar que la veía tan pensativa, comentó:Nelly: ¿Te sucede algo, cariño?
Anastasia, apartándose de sus pensamientos, respondió: No, Nana, no pasa nada.
Nelly: ¿Te gustaría que te sirviera el desayuno?
Anastasia: No, gracias. No tengo hambre, solo vine por un poco de agua.
Nelly: Está bien, mi niña.
Luego, Anastasia salió al patio y se sentó un momento. Observó que se acercaba un auto y se preguntó quién sería. Al ver aparecer a su amiga Camila y a Juan, se acercó a ellos y los saludó con un abrazo. Después, los tres pasaron un rato en el patio. Nana les llevó jugos y algo para comer.
Estuvieron un buen tiempo ahí y luego decidieron salir a algún lugar. Anastasia se preparó y se dirigieron a su destino.
que Anastacia y Ernesto queda llevar esta perdida con todo su duelo sean felices