JADE

Los días se convirtieron en semanas.

La primera semana, pudo seguir los movimientos. La segunda semana, ella simplemente supo que él no volvería y eso rompió una pequeña parte de ella. Sabía que no tenía sentido. Ella y Braxton no eran nada. Nunca había prometido que volvería. Él la había ayudado, la había salvado, tuvieron relaciones sexuales. No hubo otro acuerdo.

Así que siguió con su vida lo mejor que pudo. Caminó al trabajo, hizo su trabajo diario, escuchó a Lucille hablar sobre su familia y eso fue todo. A veces iba directamente a casa y otras pasaba por el supermercado. Se obligó a comer. Su vida era la misma, de ida y vuelta.

Entonces, a finales de mes, cuando supo que había hecho todo lo que podía, decidió ponerse ese vestidito negro que usaba cuando salía. No necesitaba permanecer sentada todo el tiempo, esperando a un hombre que no era más que un interés fugaz.

Aunque lo último que quería hacer era bajar a ese bar, sentía que lo necesitaba, lo cual no tenía ningún sentido para ella. Nunca había sentido una necesidad abrumadora de ir a un bar. Aparte de esa vez en la que Braxton apareció. Ella no iba ahora porque pensaba que él iba a llegar. Eso fue una locura.

Ni siquiera planeó que hubiera ningún tipo de cita. Todo lo que quería era divertirse, tomar una copa, escuchar música y disfrutar del ambiente en cualquier lugar menos en su apartamento. Además, en el corto paseo hasta el bar, no había demasiados escondites para que hombres o mujeres estuvieran al acecho.

No había nadie allí para detenerla. Ningún Braxton. Sin responsabilidad. Podría ser tan imprudente como quisiera.

Al llegar a la barra, tomó el mismo asiento que la última vez y luego se sentó. El camarero era igual. El bar todavía estaba tranquilo, pero tenía algunas personas más que la última vez. Ella no les prestó mucha atención y esperó a que el camarero le sirviera una copa de vino. Ella le ofreció una sonrisa, a lo que él asintió y luego se fue.

Jade se sentó en la barra, escuchó la música suave y seductora y luego tomó suaves sorbos de su bebida. No sabía ni mejor ni peor. Arrugó la nariz y luego miró a su alrededor. Los hombres vestidos con traje estaban en grupos. Algunos de ellos tenían mujeres con ellos. Aunque no había demasiadas parejas.

Había intentado ir al bar para alejarse de todo, pero eso le hizo desear a Braxton. Una copa de vino y ya estaba suspirando por un hombre que se había ido. Ella sacudió su cabeza.

“¿Por qué estás aquí?”

Jade se tensó y luego se giró para encontrar al hombre que estaba tratando de olvidar, tomando asiento a su lado.

“Braxton.”

Sacudió la cabeza y se llevó un dedo a los labios.

No tenía idea de qué le estaba advirtiendo. Mirando por encima de su hombro, ella apretó los labios, sin saber exactamente qué decir o hacer en ese momento. Su corazón se aceleró al verlo. Parecía tener las cicatrices habituales, pero era más que eso. Su cabello había crecido un poco en el mes desde que lo había visto.

“¿Qué estás haciendo aquí?” ella preguntó.

“¡Responde a mi pregunta!” Él la miró fijamente.

Ella miró su vino y luego se sintió tan enojada con él que tomó su copa y tomó un sorbo.

“Simplemente estoy disfrutando de una copa de vino. Eso es lo que hacen las mujeres solteras. Vienen a los bares y disfrutan del vino”.

“¿Mujer soltera?”

“Sí. Mujer soltera. Ya sabes, no apegado a los hombres. Ni novio ni marido, o… lo que sea. Sintió que su rostro comenzaba a calentarse. No era que quisiera tener novio, ¿o sí? Ella no lo sabía. Braxton la confundió.

Ella usó todas esas aplicaciones de citas para encontrar un hombre al que pudiera amar, no para tener citas interminables que no conducían a ninguna parte. Todas las fechas habían terminado en desastre. El único hombre que alguna vez la hizo sentir algo fue el que estaba justo frente a ella. Parecía enojado.

Se inclinó hacia delante y le puso una mano en el muslo.

Le encantaba demasiado ese toque y eso la molestaba. Sabía que no debería preocuparse en lo más mínimo por él, ni siquiera permitirle que la tocara, pero allí estaba ella, todavía preocupándose. Aún queriendo su toque. Fue una locura.

Sus dedos estaban en su muslo, justo en el borde de su falda. Hacía frío afuera, pero había decidido no molestarse en ponerse medias. Se suponía que esta noche sería para que ella se olvidara de él. No le había hecho ningún bien. Cuando ella quería que él apareciera, él no lo hacía, y luego cuando ella no quería que apareciera, él lo hacía.

Ahora la estaba tocando, estaba tan cerca y se sentía tan bien estar cerca de él. Incluso su aroma, que era una colonia masculina, olía bien, y no quería desesperarse por nada de eso.

“¿Y qué te hace pensar que eres una mujer soltera?” preguntó.

Jade no tuvo más remedio que abrir y cerrar la boca, especialmente cuando su mano comenzó a subir por su muslo.

El pensamiento la abandonó por completo. Todo el sentido y la lógica se fueron por la puerta.

¿Qué se suponía que debía decir?

Lentamente, deslizó las yemas de sus dedos por su muslo y ella no lo detuvo. Ella no esperaba que él llegara tan alto como su coño, pero lo hizo. Sus dedos acariciaron la línea de sus bragas. Ella esperó a que él se detuviera, pero no lo hizo. Él apartó el borde de las bragas y luego procedió a acariciar debajo.

“Porque, Jade, para mí, el hecho de que tomara tu virginidad y me follara este pequeño y apretado coño, pensé que tenía derecho a retenerte. Para hacerte todo mío. Tenerte completamente para mí. ¿Estaba equivocado?” preguntó.

Ella no podía formar palabras.

Sus dedos bailaron sobre su coño, haciendo su propia magia.

“Jade, ¿vas a responderme?”

Las palabras no le salían fáciles. ¿Qué dijo el? ¿De qué estaba hablando?

Sus dedos se sentían tan bien y ella no quería que se detuviera.