Esta historia narra la lucha de una madre soltera que, da la vida digna a su hija. Convertida en un muro sólido o en una roca en el océano preparada para repeler las olas y las tormentas que amenacen a su hija.
Una figura materna que está dispuesta a lastimarse y soportar el dolor — por su princesa. Dispuesta a mantenerse firme en el cuadrilátero con tal de — hacer realidad los sueños de su hija.
Dispuesta a perder uno de sus órganos internos, con tal de obtener recursos para — ganar la custodia de su hija.
Hasta que finalmente ella se va para siempre, dejando atrás un par de hermosos ojos para su hija.
Y recuerdos valiosos llenos de cicatrices y lucha.
"Ingatlah' pesan mommy. Jadilah, wanita kuat, mandiri dan jaga lah' selalu kehormatan yang berharga dalam diri kamu, hingga kelak seorang pria meminta dengan sebuah perjanjian dengan menyebut nama Tuhan.
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Capítulo 24
¡"A un lado"!
"¡Eh!", gritaron al mismo tiempo el hombre y la mujer cuando una mujer de aspecto desaliñado chocó con ellos mientras caminaban por la acera de la autopista.
"Cuidado, señora", continuaron con caras de protesta.
La mujer desaliñada que se había caído sobre el asfalto se levantó. Luego se disculpó con cara de arrepentimiento.
"¡Lo siento!" Dijo y luego continuó sus pasos corriendo hacia el hospital.
"¿Por qué hay tanta gente inútil en este pueblo?", refunfuñó el hombre con cara de desprecio.
"Ten paciencia, solo es una mujer patética", intervino el compañero con tono reconfortante.
.......
Sandra siguió corriendo tan rápido que chocó repetidamente con los peatones y los dejó con
una disculpa.
Sandra solamente quería llegar hasta su hija, no pensaba en la cantidad de heridas que tenía
ahora por haberse caído tantas veces.
Soportaba el dolor de cada herida que supuraba líquido rojo. Un aspecto tan lamentable con
la ropa desgarrada por todas partes.
"Espera a mami hija. ¡Lo siento, mi niña!" Murmuró mientras corría con una cara húmeda que parecía a la vez preocupada y anhelante.
"Lo siento, bebé", monologó mientras seguía corriendo hacia el hospital que ya estaba a la vista.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver el hospital frente a ella. Sin prestar atención a la situación, Sandra cruzó corriendo inmediatamente la carretera. Estaba tan atormentada por los tristes llantos... de su bebé.
"Ya viene mamá, cariño". Murmuró con cara de felicidad.
Sin que Sandra se diera cuenta, un coche de lujo venía a toda velocidad en dirección contraria.
Sandra no prestó atención a la situación ni pensó en su seguridad, hasta que el coche que circulaba en sentido contrario chocó contra su frágil y destartalado cuerpo.
"¡Frena!" Se oyó un fuerte ruido, lo que hizo que los peatones chillaran y se acercaran
al origen del sonido.
El frágil cuerpo rebotó cerca del coche, la visión empezó a nublarse, sintió que su entorno dejaba de girar y moverse. Solo se oía un sonido lastimero. El sonido de su bebé llorando tristemente como llamándola.
El cuerpo de Sandra estaba tendido de espaldas, con los ojos llorosos desorbitados hacia arriba, y la sangre fresca le corría al instante por la cabeza y la nariz.
La visión oscura empezaba a debilitar sus instintos maternales, Sandra luchaba por no caer impotente. El sonido del llanto de su bebé seguía escuchándose, haciendo que inmediatamente se moviera débilmente e intentara volver a levantarse.
No podía rendirse, lo que le haría perder a su princesa.
"Espera, mami querida. Mami volverá", dije en voz baja mientras intentaba despertarme con todas mis fuerzas.
"Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte", gimió a través del dolor de su cuerpo.
"Yo, no puedo ser débil. No puedo", gimió de nuevo al sentir que todo su cuerpo se ponía rígido.
"¡DEBES LEVANTARTE!", exclamó con un grito de dolor.
"Por favor, dame fuerzas, mi hija me necesita", rezó con gran sinceridad.
Sandra seguía intentando levantarse con todas las fuerzas y la conciencia que le quedaban.
Ni una sola persona la ayudó, se limitaron a contemplar en silencio el patético estado de Sandra. Solo consideran a Sandra como un ser humano abandonado, también es patético.
"Vaya, los humanos como él siempre están causando problemas a la gente", comentó sarcásticamente un transeúnte.
"Qué pena, cuando aún es joven y debería estarlo, viviendo en la calle", comentó otro.
"Ella es solo una mujer sin hogar."
"Pobrecita".
"Por favor, se lo ruego a quien sea, ayúdeme", suplicó en voz baja Sandra, que ahora estaba arrodillada y dolorida.
"Hágame el favor, señor, señora", suplicó Sandra con rostro compasivo.
Se ve a un hombre salir de su coche y acercarse a Sandra. Parece conmocionado al ver el estado de la mujer que se ha convertido en víctima de su negligencia.
"¡Joven maestro, Cooper!" Exclamaron las personas que estaban allí al ver a un hombre apuesto que se acercaba a una mujer que juzgaron indigente.
"¿Estás bien?", preguntó el hombre con cara de pánico y preocupación.
El hombre de rostro apuesto, ayudó a Sandra a levantarse sin mostrar una expresión de asco
como la que muestra la gente.
"¡No!, Gracias," respondió Sandra con una expresión de dolor en su rostro.
"Me disculpo por conducir de forma descuidada," interrumpió el hombre con una postura corporal firme y atlética.
Sandra apretó la fuerte mano del hombre mientras el dolor la invadía.
"¿Estás lastimada? Permíteme llevarte al hospital", insistió el apuesto hombre.
"No, no es necesario", rechazó Sandra y comenzó a caminar lentamente.
"¡Ah!", gritó conteniendo las lágrimas.
"Yo puedo, estoy segura", pensó Sandra fortaleciéndose.
La mujer intentó dar pasos con dificultad, sosteniendo el dolor en su rostro. Incluso arrastró
una de sus piernas que había sido herida severamente.
El apuesto hombre solo pudo observar en silencio a la valiente mujer frente a él. La mujer que
intentaba contener su dolor sin importarle nada más.
"Señor joven", exclamó un hombre detrás del hombre apuesto.
"Esperen aquí", solicitó el hombre mientras seguía los pasos de Sandra.
...
Ahora Sandra caminaba con una apariencia desolada y desordenada. Suspiró aliviada cuando
llegó a la entrada del hospital.
"Mamá está aquí, cariño", susurró en voz baja.
"¡Oye!", gritó un hombre con voz alta.
Sandra detuvo sus pasos y se dio la vuelta, pudo ver el rostro enojado de un hombre mayor de unos 30 años que se acercaba.
"¿Hacia dónde vas?", le gritó el hombre vestido como un guardia de seguridad.
"A las mujeres sin hogar como tú no se les permite entrar en este lujoso hospital", dijo sarcásticamente. Observando la apariencia miserable de Sandra.
"Tú puedes hacer el examen en un hospital especial para personas de clase baja", continuó el hombre con una expresión burlona.
"Quiero visitar a mi bebé, señor", concluyó Sandra.
"¡Bah! Mujeres como tú, cobardes, no pueden pagar los gastos de este hospital", comentó el hombre con rudeza e insulto.
Sandra ignoró las palabras del hombre, y continuó caminando, pero recibió un fuerte golpe en la
espalda.
"¡Mujer sin principios!" Replicó el hombre enojado.
"¡Vete!", lo echó bruscamente hacia Sandra, que quedó acorralada en uno de los lujosos autos.
La cara de Sandra se volvió roja, se limpió la sangre que salía de su nariz y se dio la vuelta
para ver la arrogante cara del guardia de seguridad.
Sin muchas preguntas, Sandra golpeó con fuerza la cara arrogante del hombre, haciendo que el guardia de seguridad cayera de bruces.
Sandra continuó caminando, tambaleándose mientras gemía de dolor.
"¡Maldita, cretino! ¡Oye, detente!", gritó el hombre enojado.
"Permítele entrar", exclamó el apuesto hombre detrás de él.
El guardia se sorprendió y saludó rápidamente al hombre elegante.
"¿Señor director?", dijo con nerviosismo.
"Ve al departamento de personal y recoge tu carta de despido", concluyó el hombre de rostro firme.
"Pero... ¿Qué hice mal, señor?", protestó con incredulidad.
"No aceptaré a un empleado con una actitud arrogante como la tuya. Establecí este hospital para todas las personas, sin priorizar a ningún grupo en particular", explicó el joven con un tono firme.
Después de dar su orden, el apuesto hombre siguió los pasos de Sandra. Estaba fascinado con la
personalidad de esa mujer. El hombre valiente estaba muy curioso acerca de Sandra.
...
Sandra continuó caminando rápidamente hacia la sala especial donde su bebé estaba siendo atendido. Ignoró las miradas de sorpresa de los visitantes del hospital. Solo quería llegar lo más rápido posible al lugar donde estaba su bebé.
"Mamá está aquí, cariño".
