Al haber sufrido violencia durante toda su vida, Lola decidió terminar con su agresor, después de perder al bebé que venía en camino, gracias a una golpiza puesta por su esposo. Al intentar huir de la familia de su fallecido esposo, se encontró con una mujer extraña y le habló sobre un mundo diferente, donde ella podría vivir feliz y en paz. Lola decidió ir a ese mundo creyendo en la palabra de la extraña, sin embargo no debes creer todo lo que te dicen, nunca debemos confiar en simples extraños.
Un nuevo mundo, ¿Una nueva vida?
Quizás la persona que una vez existió en el mundo moderno, también dejó de existir en el mundo al que llegó. Lola ya no es la misma, ahora su personalidad dominante ha despertado.
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Fuego
—Esta bien, mandaré limpiar esa cabaña. Tomará al menos todo el día, trate de descansar aquí hoy— los ojos de Noil expresaban dolor y tristeza, algo que desconcertó totalmente a Sophia
Más adelante, pudo bañarse y hablar con su gente para decirle sobre lo sucedido, aún esperaría saber lo que haría con los trabajadores, pues eran demasiados. Para eso fue a buscar al marqués, quería tener respuesta rápido.
—¿Por qué lo hizo mi señor?, desde hace tiempo le dije que era mejor destruir este lugar— el mayordomo hablaba con Noil
—Sabes lo significativo que es para mí, a pesar de ser el causante de todos mis malos recuerdos— suspiraba y de sus ojos salían lágrimas. Sophia podía ver toda la escena
La cabaña donde se encontraban, era el lugar exacto donde los padres de Noil fueron asesinados. Una noche llegaron cientos de mercenarios, su intención era acabar con la descendencia de la princesa, madre de Noil y hermana del emperador en ese entonces. Para proteger a su hijo, los padres de este se sacrificaron, aunque pudieron llegar los guardias imperiales y detener a los asesinos, era tarde para los padres del joven marqués, pues al tener solo ocho años, pudo observar todo lo que pasó. La responsable fue ejecutada, era la madre del actual emperador. Su padre siempre fue unido a su hermana y le dolió muchísimo saber que fue asesinada por órdenes de su propia esposa, por miedo a que Noil intentara tomar el trono alguna vez. Claro que para ese tiempo, Eneko ya era consiente y apoyó la decisión de su padre, pues quería muchísimo a sus tíos y no soportaba ver triste a su primo. Pasados los años, ambos convivieron como hermanos hasta que Noil tuvo que hacerse cargo del marquesado y jamás le había cruzado por la mente hacerle algún daño al hijo de la mujer, responsable de la muerte de sus padres, había sido educado de una manera formidable.
Aún con el dolor que le causaba ese lugar, era de los recuerdos que aún tenía de sus padres, por eso le costaba deshacerse de esa cabaña.
—Aunque me duela, no pienso destruirlo. Preparen todo para que la señorita Brunet se mude lo más pronto posible— terminando de decir eso, se fue del lugar.
Sophia vio cada expresión y gesto del hombre, no lo soportó, así que tenía que ver la forma de ayudar al marqués, era lo que pensó en aquel momento, sin saber la verdadera razón de querer ayudarlo. Decidió irse del lugar y hablar después con Noil.
Para la noche ya todo estaba listo y Sophia podría dormir en la cabaña.
—Señorita Brunet, espero que sea de su agrado— hablaba el mayordomo
—Es hermosa, gracias por todo— sus palabras eran sinceras, pero esa noche sería la última vez que verían aquel lugar.
Dejaron sola a Sophia para que pudiera descansar, claro que alrededor de toda la mansión y la cabaña, habían guardias.
Cuando ya era de madrugada, Sophia recitó unas palabras y pronto la cabaña comenzó a arder. Al principio solo quería causar daños en la infraestructura para que quizás el marqués se decidiera a remodelar el lugar y convertirlo en algo diferente para que ya no le trajera malos recuerdos, pero no sabía el alcance que tendría ese hechizo. El fuego se expandió rápidamente y a causa de que la madera era vieja, fue mucho más fácil ser consumida por las llamas. Pronto los guardias se dieron cuenta y algunos corrieron por cubetas de agua, otros fueron a avisarle al marqués.
—¡Su señoría! Despierten todos. Hay fuego— se escuchaban los gritos de los guardias.
En minutos, ya todos los que habitaban en la mansión y a sus alrededores, se habían despertado y se horrorizaban al ver la cabaña ardiendo en llamas. No todos sabían que Sophia se había mudado a ese lugar, por eso ni se tomaron el tiempo de pensar en ayudarla.
—Sophia está adentro. Tengo que sacarla— Noil gritó y corrió hacia la cabaña, pero sus guardias alcanzaron a detenerlo.
Noil cayó de rodillas sobre el suelo, al imaginar que se repetiría la historia, estaba perdiendo a alguien que quería y necesitaba en su vida. Sus lágrimas eran evidentes y no podía detener su llanto.
—Marqués, la señorita Brunet— gritó el mayordomo, que estaba detrás de Noil
Se pudo ver cómo a un lado de la cabaña, aparecía Sophia y caía desmayada. El marqués se levantó y corrió a ver cómo se encontraba. No se perdonaría si algo malo le llegaba suceder a esa mujer.
La llevó nuevamente a su habitación y con ayuda de un par de doncellas, la revisaron para cerciorarse que no hubiese sufrido ninguna quemadura.
—Marqués, la señorita se encuentra bien. Tal vez su desmayo se deba al cansancio por intentar salir de la cabaña de algún modo. Estará bien— informó una de las mujeres y se retiraron
—Lo lamento. Jamás debí permitir que durmieras sola, perdóname— se culpaba por lo sucedido.
Sophia poco a poco fue recobrando la conciencia y al ver a Noil, no pudo ocultarle la verdad. —Lo lamento, fue mi culpa— sus ojos se estaban cristalizando. —Le juro que no fue mi intención, pero todo se salió de control, solo quería ayudar, de verdad lo siento— sus lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.
—¿De qué hablas?— las palabras de la joven lo habían confundido
—Yo provoqué el fuego, todo esto es mi culpa. No creí que sería tan serio— no paraba de llorar.
—¿Por qué lo hiciste?— necesitaba respuestas, aunque le preocupase ante todo, el bienestar de Sophia
—Lo escuché hablar en la mañana, sobre el dolor que le causaba ese lugar. Solo intentaba que lo remodelara un poco, pero todo se salió de control— para ese momento casi no podía hablar, por tanto llorar.
Sophia no lloraba por haber provocado el fuego, lo hacía porque realmente estuvo a punto de morir y eso era algo que no quería. Apenas estaba reiniciando con su vida, no era posible que terminara de esa forma y lo peor es que todo sería provocado por ella misma. El miedo que tuvo en el momento exacto que vio como se expandía el fuego por toda la cabaña, fue demasiado como para arrepentirse de inmediato.
Ahora se enfrentarán a los soldados para poder ir a su casa, ojalá y lo logren🤔