Del Odio Al Amor: Eres Mi Obsesión

— Te pasa algo?. — pregunto Camila a Alana.

— No, estoy bien, es solo que no me he sentido bien en los últimos días. — respondió Alana.

— Bueno no vayas a salir con que estás embarazada. — respondió Camila.

Esa oración hizo eco en la cabeza de Alana, embarazada en este momento no sería buena idea, ella sentía que la relación con Dominic estaba muriendo y si se llegarán a separar, entonces que haría ella sola con un hijo. Camila vio el estado de ánimo de su amiga y ya no aguanto más.

— Me vas a decir que te está pasando?. — pregunto Camila preocupada.

— No es nada, no te preocupes, mejor seguimos hablando mañana, tengo algo que hacer. — dijo Alana dejando a su amiga sola en el centro comercial.

Un hijo en este momento es una locura, eso no puede pasar, no ahora, yo tengo planes, yo quiero terminar mi carrera, quiero ejercer, además soy muy joven, no estoy lista para ser madre.

Alana iba perdida en sus pensamientos, y no se dio cuenta de que pasó la calle sin mirar a los lados, un carro casi la atropella y ella quedó en schok ante aquel suceso.

— Señorita está bien?. — pregunto el sujeto que manejaba el auto.

— Si, perdón fue mi culpa, venía distraída. — contesto Alana dejando al hombre ahí parado.

Al llegar al apartamento Alana fue a su habitación, ya había llegado la noche, así que ella fue y se puso ropa cómoda y se fue a dormir sin cenar, ni siquiera espero a Dominic, ella solo quería dejar de pensar.

A media noche sintió que Dominic se acostó al otro lado de la cama, quiso abrazarla, pero ella apartó su mano delicadamente y siguió durmiendo.

Dominic le dio la espalda y se quedó dormido casi que en acto, Alana sintió un gran dolor en su corazón por la actitud de Dominic.

Al día siguiente, cuando Dominic se despertó, Alana ya no estaba a su lado, así que se levantó de la cama y fue al baño, al estar presentable fue a la sala a buscar a su novia, y la encontró sentada en el sofá de la sala mirando su teléfono, la cara de tristeza de ella era algo que no se podía ocultar.

— Hola, cariño, cómo amaneces?. — dijo Dominic acercándose a ella.

— Bien solo un poco cansada. — respondió Alana tranquilamente.

— Quieres salir de casa, me gustaría que pasáramos el día juntos. — pregunto dominic

— Ya no estás de mal humor?. — devolvió la pregunta Alana.

— Siento mucho como te hablé ayer, sé que estuvo mal, fue solo algo del trabajo. — respondió Dominic.

— Ok. — fue todo lo que Alana respondió.

— Entonces te gustaría salir conmigo en día de hoy.

— Lo siento, pero me siento algo mal, así que prefiero quedarme en casa.

— Qué tienes amor?, necesitas que te lleve al hospital?. — pregunto Dominic preocupado.

— No, no es necesario, es solo algo de dolor de cabeza, pienso que si me quedo descansando ya se me pasará.

— Está bien, entonces nos quedaremos en casa, te prepararé unas deliciosas sopas.

— Ok, gracias.

Alana se recostó en el sofá u se quedó dormida por un par de horas, Dominic estaba realmente preocupado por ella, pues nunca la había visto así.

Dominic preparo algo de comida para los dos y cuando Alana despertó él se la llevó hasta la habitación, pues él la había llevado en brazos hasta la cama.

— Será un resfriado?. — pregunto Dominic preocupado.

— Puede ser.

La vaga respuesta de Alana tenía a Dominic ansioso, él estaba seguro de que ella aún estaba molesta con él, pero en realidad Alana se sentía mal.

Dominic llamo al doctor de la familia para que le hiciera un chequeo a Alana.

— Te dije que no era necesario que llamaras al doctor, yo estoy bien solo un poco cansada. — dijo Alana al ver al doctor en la habitación.

— No voy a discutir contigo, solo deja que el doctor haga su trabajo. — dijo Dominic tratando de no perder la paciencia.

— Está bien Alana sé que estudias medicina y seguramente piensas saber lo que tienes, pero no está de más hacerte un chequeo. — explico el doctor.

— No pienso que sé lo que tengo, es que ya lo sé y solo es un resfriado, no hay que ser una eminencia para conocer los síntomas de una gripe común. — el sarcasmo de Alana era obvio.

— Dominic, si ella no permite que le haga el chequeo, definitivamente no tengo nada más que hacer aquí. — dijo el doctor, molesto.

— Perdón por hacerlo venir. — dijo Alana con ironía.

El doctor agarró su maletín y salió de la habitación de Alana, en todos sus años de ejercer la medicina, nunca había visto a una mujer tan terca como está, sin decir nada salió del apartamento.

Dominic trato de calmar su furia, no quería decir cosas que lastimaran más a Alana, así que optó por entrar a la habitación y tratar de complacer a su mujer en todo lo que ella quisiera.

— Amor te gustaría algo en especial. — dijo Dominic amablemente.

— No, estoy bien, solo déjame sola quiero descansar. — dijo Alana cerrando sus ojos.

Dominic salió de la habitación y se quedó en la sala, pensando en la actitud tan infantil de Alana y es que a fin de cuentas ella era aún muy joven.

Cuando ya era muy tarde Dominic fue a la habitación y con cuidado de no despertar a Alana se acostó a dormir, se acercó a ella con la esperanza de que no lo rechazara y para su sorpresa Alana se acurrucó en sus brazos y así se quedó dormida.

Al día siguiente Alana despertó de mejor humor y era que ella ya se sentía mejor, lo que necesitaba era un descanso.