EL HIJO DEL CEO

JOAN

Ariana me pidió que regresara a Roma, verla hundida en su dolor me daba tristeza. Me hizo abrir los ojos y ver la triste realidad que vive. Ella está fuera de mi liga como me lo dijo una vez. Ella está enamorada de su ex esposo fallecido y aunque él la engañó, ella lo ama.

Mi mamá y yo salimos de la casa de los Terán y decidimos ir aún hotel. Adelantamos nuestro regreso a nuestro país. Estábamos en Roma dos días después.

— Joan, ¿Podemos hablar? — Preguntó mi madre.

— Si. Dime.

— Te dije que no fuéramos a Estados Unidos. Ariana tiene una vida complicada. Te lo dije y no me hiciste caso.

— Yo se mamá pero necesitaba este viaje para aclarar mis sentimientos por ella. Ya estamos aquí y nuestras vida o mi vida mejor dicho regresara a su normalidad.

— ¿Tanto te gusta?

— Que me guste no significa nada. Simplemente me gustaba pero ya no. Siento que el hechizo se rompió. Ella tiene su vida y es muy distinta a la mía.

— Entonces, ¿Por qué traes esa cara si ya no te gusta? Joan ya olvídala. Aún eres joven para pensar en una relación seria, disfruta tu juventud.

— Si madre— le sonreí.

Fui al cuarto y me di una ducha. Era una de esas duchas donde reflexionas sobre tu existencia completa. Me hizo pensar en Diana, mi exnovia. Ella era mi novia de universidad que me dejó por mi mejor amigo. Me enamoré de ella en cuanto la vi. Nos hicimos novios rápidamente cuando ella se enteró que era el hijo de un CEO. Agradecía a la vida tener esa dicha porque tenía a Diana para mí. Cuando mi amigo tomó la empresa de su papá y él se convirtió en el presidente, Diana sin más me dejó y ellos dos empezaron una relación que a los poco meses terminó en boda. Esta mala virtud de enamorarme rápido la odio. Han pasado tres años desde que ocurrió eso y me costó dejarla de amar. Me imagino que mi falta de madurez y experiencia en la vida nos hace cometer errores. Cuando vino a vivir Ariana a la casa y la vi, sentí esa pulsada y ese click con ella. Me sentí totalmente atraído y ese sentimiento se fue fortaleciendo con cada plática, el hecho de verla todos los días, el verla frágil por su embarazo. La verdad no me importaba si era recién divorciada y si espera un hijo de otro. No me importaba nada de ella pero cuando la vi en esa cama de hospital con una cara de tristeza por haber perdido el amor de su vida y decirme que regresara a mi país que no siente nada por mi, me desperté de ese sueño.

Salí del baño y me alisté para dormir.

ARIANA

Ha pasado un mes desde que desconectaron a Sebastián y la he pasado mal, me atormenta la culpa. La vida continua con Sebastián o sin él.

— Ariana, sal de ese cuarto. Regresa a la universidad. Te contrataré una niñera para José pero sal de este encierro.

— Mamá— la miré con mucha tristeza.

— Me preocupa tu estado hija, José te necesita. No puedes quebrarte cuando tienes a alguien que depende de ti. Sal, conoces personas, enamórate y vive tu juventud.

— No me digas eso. Te voy a pedir que salgas de mi cuarto. por favor.

— Hija— mi madre se puso a llorar— No ves que nosotros sufrimos por verte así, sin motivos de vivir.

— Mamá. No es fácil. Tú no me entiendes.

Mi mamá salió del cuarto. Salió llorando. Siento que ella no comprende mis sentimientos. ¿Por qué no válida lo que siento? Este sentimiento de culpa está acabando conmigo. Si tan solo hubiese salido ese día o si tan solo lo hubiese perdonado, él estaría vivo.

— ¿Puedo pasar?— era la voz de don Luis.

— Si— él entró.

— Venía a visitar a mi nieto— me miró con tristeza — Ariana, no eches tu vida a perder. No es fácil pero debes continuar con tu vida. Aún eres joven.

— Siento que no puedo.

— Vuelve a la universidad. Termina tus estudios de arquitectura. Haz que José Sebastian sienta orgullo de su mamá por ser una mujer profesional. No te cierres al amor, puedes rehacer tu vida. Se feliz. Si tú eres feliz estoy segura que mi hijo que tanto te amó será feliz donde sea que él esté.

— ¿Por qué me dice todo esto?

— Si te lo decimos es por qué te queremos y te queremos mucho. Ese niño, mi nieto te necesita pero al paso que vas, quedará huérfano. Sin papá y sin mamá.

Me solté a llorar. Tapé mi cara con mis manos.

— Perdóname que te diga esto pero necesitas ayuda profesional. Mi esposa y yo empezamos un tratamiento psicológico para superar el duelo. No ha sido fácil pero cuando no se puede por nuestros medios es ahí donde necesitas ayuda profesional. Y tú la necesitas.

— Bueno don Luis.

— Voy a llevar a José un rato a la sala. Piensa lo que te dije.

Retomar mi vida, retomar mis estudios. No se si podré. Ya perdí un año completo. ¿Enamorarme denuevo? ¿Quién podrá amarme si cargó con un hijo, con un pasado? Siento un dolor en mi corazón que es difícil de sacar.