En un mundo muy distinto al nuestro, en el que los seres humanos se han expandido por toda la galaxia y criaturas extrañas conviven con nosotros, vive Olivia Temple.
Su vida es perfecta, tiene un novio maravilloso y el trabajo que siempre quiso.
Pero una noche todo cambia para ella.
Alberto la deja y Olivia, despechada, se emborracha y pasa la noche con un desconocido.
Unos días después empieza a sentirse mal y, siguiendo un presentimiento, se hace una prueba de embarazo que resulta positiva.
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Extras 01
Primer Beso~Rebecca
Lo besé en un impulso.
No lo conocía, quiero decir, le había visto antes en la oficina pero nunca hemos hablado más allá del ocasional hola y adiós.
Me parecía un tipo atractivo, pero sabía que tenía novia y no quería meterme en el medio de una relación.
Pero escuché cómo escogió el desafío antes que la verdad, y, cuando le vi tan asustado ante la simple idea de besar a alguien más, no pude evitarlo.
Cuando pasó por mi lado lo agarré y le besé.
Fue electrizante. Jamás había sentido nada igual.
Prolongué el beso lo máximo que pude, hasta que le escuché jadear.
Entonces me aparté.
Estaba enrojecido, con las pupilas dilatadas de placer. Sonreí.
Saludé con la botella de cerveza a Roberto y su estúpido grupo de amigos y me alejé en busca de algo que me quitase este calor que sentía.
Me decidí en ese momento.
Alberto Sanders sería algún día mío.
—
La Desconocida~Nick
La mujer no se veía nada bien.
Procuré quedarme junto a ella toda la noche, preocupado de que alguien intentase aprovecharse de ella.
Supongo que siempre estoy alerta, incluso fuera de servicio.
Bebía sin parar, y me pregunté que intentaba olvidar.
Cuando se levantó me acerqué a ella. No tenía buena pinta.
Me miró pero no me dijo nada.
La llevé hacia la dirección que me dio, y quedé aturdido cuando me besó.
Fue un beso exigente, como si se obligara a hacerlo.
No me arrepiento de lo que pasó después.
Fue una de las mejores noches de mi vida, pues supuso un gran cambio en ella.
Un cambio maravilloso.
Obsesión~???
Recuerdo la primera vez que la vi.
Se encontraba radiante en aquella fiesta absurda, un faro de luz en medio de un mar de niebla.
He querido acercarme a ella tantas veces, pero nunca he encontrado el valor de hacerlo.
La he observado con dedicación desde entonces, cuidándola y protegiéndola sin que ella se percatase de mi presencia.
Contemplé con alegría como rompió con el infiel de su novio, pero odié verla mantener relaciones sexuales con un extraño.
La cámara que instalé en su dormitorio cuando dio la fiesta me adjudicó un asiento de primera fila para esa acción.
No quería matarla en esa persecución en la carretera, pero estaba huyendo de mí y no lo iba a permitir.
Le envié las margaritas como obsequio para felicitarla por su embarazo.
Me aseguraré de que siempre estén bien.
