EL CEO DEPENDIENTE

Capítulo 14

Abandonados

Viernes por la mañana. Su hermano no dejó que se fuera del apartamento y pasó la noche mirando el techo de la habitación incapaz de dormir y sin parar de pensar. Por más vueltas que le daba no entendía cómo había pasado todo así.  

Se odiaba a sí mismo por ser tan estúpido de caer en el juego de la que, hasta ahora, creía su amiga del alma. Claro que sabía que ella creía amarlo, pero Ran siempre supuso que no era más que el capricho de una niña malcriada y simplemente la ignoraba cuando se ponía incómoda. 

Ahora resultaba imposible ignorar todo esto y tenía que aceptar que su propia incapacidad para poner límites claros y distancia con Blanca, sobre todo por respeto a Alexa. Y eso que ella jamás dudó de él. Era lo que más le dolía a Ran. 

No sabía cómo iba a vivir sin Alexa... no quería ni pensar en eso. Ella de seguro entraría en razón si él le contaba todo sinceramente y le pedía perdón de mil maneras. Se amaban demasiado como para no poder superar algo como esto y él jamás iba a cometer el mismo error, eso podía jurarlo. Alexa no podía tirar esos años de amor así sin más, ¿verdad?. De acuerdo, él se había equivocado, y mucho, pero algo así jamás, jamás, volvería a ocurrir. Ella tenía que creerle.

Se tapó la cara. "Ella tiene que creerme". Con este pensamiento por fin se durmió y solo abrió los ojos cuando notó una vibración cerca de su oído. Buscó rápidamente el teléfono por si era ella, pero en la pantalla brillaba un número desconocido. Arrugó la frente indeciso. Podía ser algo sobre Alexa, pensó, y descolgó con un hola.

Así supo que no había ido a trabajar y que además la estaban buscando en su empresa. "Así que no saben nada de ella", reflexionó. 

Ran se sentó en la cama de un golpe.

"Entonces ella no está tan bien como aparentó ayer cuando me dejó. ¡Era una fachada para que yo la viera y seguramente estaba tan jodida como yo ahora mismo!".

Sintió un hálito de esperanza renacer en su corazón. Tenía una oportunidad de salvar la relación. Se levantó y fue directo a la ducha.  

Mientras se daba jabón pensó en lo que debía hacer.  No quería que ella se alejara, pero si le dejara explicarle todo correctamente y consolarla, no tendrían por qué romper y seguir sufriendo así. 

Seguramente estaba en su casa así que iría allí primero. Ran apoyó las manos en la pared dejando al agua caliente caer en su nuca. Debía tener confianza en sí mismo y en su amor.  Nunca volvería a meter la pata, así tuviera que alejarse de toda mujer que conociera. Alexa era la única para él y no podían terminar así. 

Primero acudió a la empresa para ocuparse de lo ineludible. Tenía una cita concertada de antemano que debía cumplir. Debía terminar pronto para estar libre y no andar con prisas cuando hablara con ella. 

Finalmente terminó con todo más tarde de lo que pensaba y respiró aliviado cuando por fin se liberó y pudo marcharse sin dejar cosas pendientes. Pasó por el despacho de su hermano y le hizo una señal de adiós. Azaki lo interrogó con los ojos y el le hizo un gesto de "después te cuento". Su hermano mayor lo miró con preocupación pero lo dejó ir. Ran salió casi corriendo a buscar su coche. Tenía que verla hoy.

Pero cuando llegó al apartamento de Alexa, empezó a darse cuenta de la auténtica realidad.

"Esto es un mal sueño" pensó Ran empezando a desesperarse. El apartamento de Alexa estaba completamente vacío y ella había desaparecido. Le parecía imposible lo que estaba pasando y se estaba enfrentando algo que no esperaba y que no le gustaba nada. Por más que le daba vueltas a la cabeza no tenía idea de cómo encontrarla. 

Se dio cuenta de dos cosas: por una parte estaba descubriendo aspectos de su novia que ignoraba y ni siquiera había imaginado, y por otra se estaba haciendo consciente de que había  sido abandonado totalmente, sin posibilidad de retorno ni oportunidad de dar explicaciones. 

Todo el asunto había tomado un cariz peor de lo que pensaba y estaba a punto de perder la cabeza. Esto era imposible.

......................

Viernes por la mañana. Aron estaba tendido sobre su cama mientras la chica que estaba entre sus piernas daba intensos vaivenes a su miembro con una habilidad que pocas mujeres poseían. Gimió y se llevó las manos a la cara y luego las llevó hasta la cabeza de ella. Y sintiendo que estaba a punto de correrse, la advirtió. 

Estaba llegando muy profundo dentro de la garganta de ella, sentía el calor y la suavidad de su boca lamiendo y chupando. Acarició el suave cabello de la chica y acabó en su boca con un grito y el cuerpo tensionado de tal modo que por un momento creyó que iba a romperse. 

Cuando fue capaz de aflojar su cuerpo sobre la cama, la vio incorporarse y la admiró desnuda una vez más, antes de que ella entrara a la ducha. La mujer lo miró desde allí, se limpió la boca con la mano y le dedicó una sonrisa bonita y lasciva. 

Julien era verdaderamente hermosa, pero solamente era una distracción ardiente y experta. Las conversaciones con ella no podían ir más allá del clima, alguna cosa que había visto en un programa televisivo de cotilleo, su marca de ropa favorita y poco más. 

Pero eso sí, daba el mejor sexo oral que Aron había tenido en su vida y esta mañana lo agradeció especialmente. Julien era su regalo pues ese día cumplía 40 años y se sentía un poco viejo. "Un hombre de 40 años aún tiene mucho que dar", se repetía frente al espejo mientras se afeitaba.

Se había levantado de muy buen humor y se sentía un súper hombre. La noche anterior había ido con la rubia a un hotel, después de cenar y le había dado tremenda montada. La mujer salió con las piernas arqueadas de allí cosa que le complació. Quedaron en volver a verse. 

Para su sorpresa, por la mañana sonó el timbre y vio a Julien que lo esperaba en la puerta vestida solo con un abrigo. Cuando lo abrió, pudo verla envuelta en un lazo rojo. Ella gritó "Feliz Cumpleaños, Aron. Este es tu regalo". Así que, él volvió a descargarse Definitivamente ya no estaba tenso se dijo y se echó a reír.

Se contempló en el espejo de cuerpo entero en el vestidor y constató que aún estaba musculoso, definido y cuidado. Normalmente no se miraba demasiado, pero sabía que era atractivo, que lucía un bonito cuerpo de buenas proporciones y esbelto.

A pesar de que veía muchos hombres en su gimnasio tratando de conseguir un cuerpo así, no todo era cuestión de trabajo físico. También tenía que ver la genética y su genética, había que reconocerlo, era muy buena. Sus padres eran personas francamente hermosas y de hecho toda su familia se distinguía por la belleza de sus miembros.

Revisó su cabello aún húmedo por la ducha, muy negro y espeso y ahora salpicado con alguna que otra cana. Se encogió de hombros. Se perfumó, escogió el traje de ese día, seleccionó uno de sus caros relojes y empezó a buscar una corbata que combinara perfectamente con lo que llevaba.