Amor, traición, asesinato, misterio que se irán descubriendo poco a poco sobre todo quien es la que se oculta tras los sucesos misteriosos que ocurren tras la guerra de poderes para obtener el dominio absoluto de las empresas Santibáñez.
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Capitulo 13 Toques a la puerta
Chloe caminaba por su habitación, sus pensamientos consumidos por los detalles de su plan de venganza. Sabía que su aliado ya debía estar moviendo las piezas necesarias, y la idea de que Isabel, Claudia y Esteban no tenían idea del caos que se avecinaba la llenaba de una mezcla de satisfacción y anticipación. "Si no me hubieran roto en mil pedazos jamás habría despertado en mi está nueva Chloé, cuando termine mi venganza todos ellos nunca olvidarán que su tormento me creo, no habrá piedad," se repetía mientras miraba la luna a través del balcón, el viento acariciando su cabello negro.
Unos toques suaves en la puerta la sacaron de sus pensamientos.
—¿Quién será a esta hora? —murmuró, caminando hacia la puerta.
Al abrirla, se encontró con Alessandro, vestido de manera casual, pero con su elegancia característica. Él la miró como si hubiera perdido la capacidad de hablar.
El camisón que llevaba Chloe, un regalo de Camila, era de un satén delicado que se ceñía perfectamente a su figura. El diseño, aunque sencillo, era increíblemente sexy. La brisa que entraba por el balcón jugaba con su cabello y con el borde del camisón, dándole un aire etéreo y tentador al mismo tiempo.
—¿Alessandro? —preguntó ella con una sonrisa tranquila, aunque al verlo allí, notó la intensidad en sus ojos.
Él trató de recomponerse, tragando con dificultad.
—Yo... solo quería saber si ya estabas dormida —dijo, su voz ligeramente más grave de lo normal.
—No, no puedo dormir —respondió Chloe, apoyándose en el marco de la puerta, sin darse cuenta de que su postura despreocupada solo acentuaba su belleza.
Alessandro intentó concentrarse, pero sus ojos la traicionaban, recorriéndola sin poder evitarlo. Era como si cada pequeño detalle de ella, desde la suavidad de su cabello hasta la curva de su sonrisa, lo dejara sin aliento.
—¿Todo bien? —preguntó ella, con una leve inclinación de cabeza.
—Sí... bueno, no. Quiero decir... —Él se pasó una mano por el cabello, frustrado consigo mismo por no poder articular una frase coherente.
Chloe rió suavemente, esa risa melodiosa que parecía envolverlo como una melodía.
—¿Quieres pasar? Podemos hablar un rato, si no tienes sueño.
Alessandro dudó. Sabía que entrar a esa habitación con ella luciendo así no era la mejor idea para alguien tratando de mantener la compostura. Pero la invitación estaba hecha, y la sonrisa de Chloe era imposible de resistir.
—Está bien, solo un momento —dijo finalmente, entrando mientras ella cerraba la puerta detrás de él.
Chloe lo guió hacia un pequeño sofá junto al balcón, donde se sentaron. La brisa fresca y el sonido distante de la naturaleza hacían el ambiente más íntimo de lo que Alessandro habría preferido.
—¿Pensando en algo en particular? —preguntó él, intentando desviar su mente de lo que acababa de presenciar.
—En muchas cosas —respondió ella, con una mirada enigmática. Luego, con un tono más ligero, añadió—: Pero no hablemos de mí ahora. ¿Qué haces tú despierto?
Alessandro sonrió, relajándose un poco.
—No podía dormir. Quería asegurarme de que tú estuvieras bien después de lo intenso que fue el día.
Chloe lo miró fijamente, sus ojos profundos reflejando algo más profundo.
—Gracias por preocuparte, Alessandro. Siempre estás ahí para mí.
Él sintió que su corazón se aceleraba. Las palabras eran simples, pero en la forma en que Chloe lo miraba, había algo que lo hacía cuestionarse todo. Sin darse cuenta, el espacio entre ellos parecía disminuir con cada segundo que pasaba.