Ming ha amado a Valentina Jones, su mejor amiga, toda la vida, pero nunca se ha atrevido a decirle lo que siente. Cuando su madre, que está muriendo por un cáncer, le pide como último deseo que despose a Valentina, Ming pierde la cabeza. Esa locura temporal lo arroja a los brazos de Valentina, pero el miedo a decirle la verdad arruina todo.
Ahora su mejor amiga cree que la está usando y se niega a escuchar la verdad.
¿Podrá el destino unirlos o las dudas terminarán separándolos aún más?
NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Pánico
Val
–No es lo que parece –es lo primero que se me ocurre decir, y me pateo mentalmente por ello.
Maldita sea, Val, puedes hacerlo mejor que esto.
Ming se acerca y toma a Milton del cuello, levantándolo del suelo y obligándolo a soltarme.
–¡No quiero tus asquerosas manos sobre mi mujer! –le sisea–. La vuelves a tocar y te haré tragar tu polla –lo amenaza.
–Ming –gruño mientras tiro de su brazo para que suelte a Milton–. ¡Lo vas a matar!
Milton comienza a dar manotazos con desesperación. Su rostro se está volviendo rojo y creo que se está ahogando.
–Ming –siseo–. ¡Suéltalo ahora mismo!
–Debería matarlo –devuelve casi saboreando la inminente muerte de Milton, quien sigue dando golpes al aire–. Debería picarlo en pedacitos tan pequeños, que nadie pueda reconocerlo nunca.
–¡Ya basta! –digo y golpeo su canilla con fuerza.
Ming suelta a Milton, quien cae patéticamente al suelo sobre su trasero.
–Te denunciaré –amenaza Milton desde el suelo, acariciando su cuello.
–Oh, por favor, hazlo –dice Ming con una sonrisa siniestra–. Sería el empujón que necesito para acabar con tu miserable vida.
Milton me mira y hace una mueca. –¿En serio me cambiaste por este energúmeno? –pregunta con desdén–. ¡Estás completamente loca!
Ming se lanza contra Milton y le da tres golpes de puño rápidamente, lanzándolo sobre el cemento a dos metros de mí.
–¡Nunca más le volverás a hablar a la madre de mi hijo así!
Siento como si un balde con hielo cayera sobre mi espalda, enfriando todo mi cuerpo en el proceso.
–¡Ming! –siseo más furiosa de lo que he estado en años.
–¡¿Estás embarazada?! –pregunta Milton, incorporándose.
Le lanzo una mirada furiosa a Ming, quien parece darse cuenta del error que acaba de cometer.
Milton se incorpora y me mira con cientos de preguntas, y luego mira mi vientre.
–Estás embarazada –repite como tratando de entender–. Terminamos hace tres semanas –susurra.
Cubro mi cara con ambas manos, avergonzada y asustada.
Ming lo toma de la camisa. –¡Vete de aquí! –le sisea antes de soltarlo–. Vete o no respondo.
–Ese bebé es mío –acusa Milton mientras su rostro comienza a inflamarse gracias a los golpes que le dio Ming.
Quisiera que en este momento me tragara la tierra y me escupiera a miles de kilómetros de aquí, donde nadie me conozca y donde nadie sepa lo que hice.
–Ming, por favor –susurro mientras mi mentón comienza a temblar–. Suéltalo –agrego antes de abrazarme a mí misma para intentar calmar los temblores que asedian mi cuerpo.
–Mierda, Val –masculla Ming asustado antes de abrazarme con fuerza–. Todo estará bien –susurra contra la piel de mi cuello.
Mi corazón comienza a latir a una velocidad alarmante dentro de mi pecho y mi garganta se cierra, impidiéndome respirar bien.
Comienzo a jadear por aire, desesperada más allá de lo imposible.
Todo se oscurece a mi alrededor y una presión terrible en mi pecho me consume por completo.
–No... no puedo... respirar –susurro antes de que todo desaparezca.
*****
–Es mi mujer.
–Yo soy médico.
–No quiero que te acerques ni a Val ni a mi hijo.
–Es mi hijo.
Abro los ojos cuando escucho voces a mi alrededor, pero los cierro de inmediato cuando una luz blanca inunda todo el lugar, no permitiéndome ver nada.
–Val –susurra Ming y toma mi mano–. ¿Estás bien?
Abro los ojos una vez más, y esta vez lucho contra el ardor por la brillante luz.
–¿Dónde…? –callo cuando me doy cuenta de que mi boca está extremadamente seca.
–Estamos en la Clínica, hermosa –responde y luego acaricia sus labios con los míos.
–Agua –pido en un susurro.
Ming le lanza una mirada asesina a Milton, y éste corre a la máquina de agua, que se encuentra al final de la habitación.
–Todo estará bien –susurra Ming.
Milton me entrega el vaso de plástico lleno de agua. –Solo sorbos pequeños –instruye.
–¿Qué me pasó? –le pregunto.
–Tu presión arterial bajó en picada. Lo mismo con tu glicemia –explica con el rostro irreconocible–. Tuviste una taquicardia.
–¿Mi bebé? –pregunto asustada mirando a los dos hombres que me acompañan.
Ambos se miran con un odio visceral.
–Nuestro bebé está bien –dice Ming, y mi cuerpo se relaja de inmediato.
–No sabemos si es tu bebé –sisea Milton–. La doctora que te atendió cree que tuviste un ataque de pánico.
Toco mi pecho y asiento. Se siente como uno.
–Tenemos que hacer un examen de ADN –exige Milton.
Miro a Ming y le pido calma. Mi corazón no resistirá otro ataque de pánico, y tampoco lo hará nuestro bebé.
–Desde la séptima semana podemos hacer uno, y no sería un examen invasivo –insiste Milton.
–No son tan efectivos. Creo que lo prudente es esperar a realizar una biopsia corial.
–Para eso tenemos que esperar a la semana doce –devuelve enfurruñado–. Necesito saber ahora.
–Lo que necesitas hacer es largarte y dejarnos en paz –sisea Ming–. Val necesita tranquilidad en este momento.
–Pero…
Ming se pone de pie y Milton retrocede, visiblemente incomodo.
–Está bien –accede–. Una biopsia corial será –dice antes de salir de la habitación.
–¿Te sientes mejor? –pregunta Ming en cuanto estamos solos. Asiento–. ¿Quieres ir a casa?
–Por favor –pido.
Ming sale de la habitación, probablemente para buscar a la doctora para que firme el alta.
Mientras estoy sola acaricio mi vientre y miro el techo mientras todos mis temores afloran.
¿Qué mierda haré si este bebé es de Milton?
¿Y qué hará Ming si el bebé resulta ser de Milton?
Muerdo mi mejilla para evitar llorar.
–Estaremos bien –le juro a mi hijo.
No importa lo que pase con ellos, lo único que me importa es que mi bebé esté bien.
Espero que esto no cambie nada los resultados🥺😬