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BEATRICE, LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS

BEATRICE, LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS

Status: Terminada
Genre:Completas / Magia y demonio / Diferencia de edad / Demonios
Popularitas:7.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Guadalupe Nieves

El Sultán Murad, un hombre de 45 años, debió ascender al trono contra de su voluntad, debido al mandato del espíritu guardián del maldito de su padre; sin embargo, debido a los traumas que tuvo al crecer en el harem de su progenitor, lo que realmente deseaba era poder rehacer su vida lejos de aquel país.

Por una alianza realizada con el monarca del reino vecino, el rey Guillermo, decidirá viajar a tierras extranjeras con el fin de buscar esposa y así sellar por completo los acuerdos de paz entre ambas naciones. Sin imaginar, en su camino se cruzaría con la segunda princesa bailarina, maldita de nacimiento, y la cual provocaría que el espíritu guardián le hiciera una propuesta: salvarla de su maldición a cambio de su libertad.

Siendo un hombre completamente opuesto a lo que se esperaba en un gobernante, y sabiendo que su querido hermano menor podría ser el futuro sultán, acepta el trato.

¿Podrá ir en contra de tal poderosa maldición?

¿Podrá salvar a la segunda princesa bailarina?

NovelToon tiene autorización de Guadalupe Nieves para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 13

Si bien el postre le levantó un poco el ánimo y provocó que se lo comiera todo, Beatrice seguía sin querer comer nada. Ni siquiera un poco de sopa que se le fue ofrecida. Serena, la duquesa de Rosaria, solo pudo callar su preocupación cada vez más creciente.

Llegada la tarde, los médicos le habían preparado por orden de su cuñado, que seguía fuera de la ciudad, un baño medicinal para ayudarla un poco.

Una vez llegara a la academia de medicina, allí recibiría un tratamiento nucho más completo, pero por ahora debían hacerle lo básico.

—¡Vamos cariño!—suplicó su madre—es por tu bien...

—No quiero—se negó aún acostada en la cama.

—¿Por qué?—preguntó la duquesa Serena.

Beatrice desvió su mirada, intentando negarse a responder. Quería pensar en la calidez que había sentido por parte de Murad, a la hora de probar su postre.

—¿Hija?—cuestionó de nuevo su madre.

—No quiero—susurró viendo sus manos vendadas—ver mi cuerpo.

La segunda princesa bailarina agachó su mirada llorosa, temblando del miedo. Recordar lo que pasó, mientras veía su cuerpo, era una tortura para ella. Su madre, al verla, sin más palabras, supuso lo que la aquejaba.

—¿Te gustaría una venda?—preguntó—será más fácil para ti sin ver.

Su hija asintió, provocando que ella quedará más tranquila que se dejaría bañar y aplicar el tratamiento. Una vez la vendaron, ayudaron a levantar.

Todos, hasta su madre, tuvieron que aguantar las lágrimas a medida que la princesa quedaba sin ropa y sin vendajes. No solo sus costillas estaban claramente marcadas, evidenciando el hambre que pasó, sino también la tortura que vivió, donde inclusive uno de sus senos había sido mutilado.

—¿Mamá?—preguntó nerviosa Beatrice.

Preocupada y temerosa de su cuerpo hecho una misera, bajo un poco la mirada avergonzada ante el silencio sepulcral que había, segura de que todos la estaban viendo mal. Fue así que, tras pasados unos segundos, sintió el cálido beso de su madre en su frente.

—Todo estará bien, hija mía—expresó la duquesa.

Con cuidado, Beatrice ingresó a la bañera, sintiéndose un poco extraña por la sensación del agua en su cuerpo y un poco de ardor en este, pero tras varios minutos, su cuerpo por fin pudo relajarse un poco al sentir el efecto sedante de dolor que tenían las hiervas medicinales en este.

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Luego de su baño, fue de nuevo vendada y con una bata ancha, la colocaron en su cama después de sentirse muy cansada. Inclusive durar dos minutos de pie era mucho, provocando que sus piernas temblaran por la debilidad que sentía.

La duquesa, mientras su hija descansaba, había comenzado a preparar el equipaje para su viaje a la academia. El nieto de su esposo, el príncipe Samuel, había sigo asignado para ser el escolta personal y el encargo de liderar la guardia que acompañaría el carruaje.

No sabía por completo los detalles del plan, pero según lo que había entendido, partirían en la noche del día siguiente, para poder salir de la capital los más discretos y silenciosos posibles. Pensando en eso, una punzada hizo que diera un brinco, al recordar algo.

—Cariño mío—se acercó con una cajita pequeña—tu padre me dio esto para colocártelo, pero lo había olvidado.

—¿Qué es?—preguntó un poco somnolienta.

—Es un anillo—se lo colocó encima de su dedo vendado—te protegerá ante cualquier cosa.

Beatrice observó curiosa el hermoso anillo en su dedo, parecía uno de compromiso. Tan solo pensar en eso, no pudo evitar recordar los hermosos ojos de Murad. No podía negar que le parecía hermoso, hasta que él fuera mucho mayor que ella, le parecía atractivo.

—Mamá—dijo en un susurro—¿Crees que alguien como el sultán pueda gustarle yo?

—¿Hija?—preguntó un poco confundida.

Dejando de lado un vestido que estaba empacando con ayuda de una criada, se sentó al lado de Beatrice y comenzó a escucharla. Cada palabra hizo que pensara enseguida en Anastasia, su primogénita, y no pudo evitar reírse un poco al ver que dos de sus hijas habían heredado sus gustos por los hombres mayores.

Recordando en lo que su hija mayor sufrió después de la sobreprotección que ella le había dado, temerosa de perderla junto a sus demás hijas, suspiró con un poco de vergüenza. Fuera lo que fuera, así sea con los intereses amorosos de ellas, las apoyaría hasta el final.

—¿Estaría mal si me gusta alguien tan mayor?—preguntó Betty.

—Por experiencia propia te digo, que entre más añejo, más delicioso el vino—respondió un poco apenada aunque sonriente—si te gusta el sultán, yo te apoyaré.

—No, está bien—susurró triste—ningún hombre quisiera estar conmigo, no quiero hacer las cosas incómodas a su majestad, después de ayudarme.

—Hija—dijo con tristeza Serena—no te trates así, mi amor.

—¡Es la verdad, mamá!—espetó frustrada mientras soltaba varias lágrimas—¿Qué hombre sensato se enamoraría de una maldita que está destinada a morir? ¿De una mujer cuyo cuerpo fue mutilado y está incompleto?

Se tapó por completo con su manta, cerrando sus ojos con fuerza mientras ignoraba la voz de su madre. No quería hablar con más nadie, se sentía con el corazón amargo, en especial porque deseaba la dulzura que el sultán le transmitía, pero creí que era indigna de ser merecedora.

Lo único que anhelaba era dormir todo lo que pudiera, tan profundo que no notara el paso del tiempo, y que solo tuviera que despertar para irse del palacio rumbo a la academia de medicina. Aunque, estaba un poco emocionada por poder ver de nuevo los ojos tan hermosos del sultán.

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AL DÍA SIGUIENTE...

Cuando la noche llegó, un carruaje con varios guardias estaba en una de las salidas auxiliares del palacio, listo para salir en secreto de la ciudad, usando la oscuridad de la noche como camuflaje. Con cuidado, la última en llegar fue Betty, quien estaba siendo transportada en silla de ruedas.

La segunda princesa, ocultándose bajo una capa igual que la de las demás personas, sentía retumbar su corazón al notar que allí se encontraba Murad, observándola con aquellos ojos que enternecían su alma y la hacían sonrojar.

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Roxi Gasper
Que inspiración tan grande tienes. Quedo genial. 💯🤩🌹
Roxi Gasper
Fantástica 🤩
María Cristina Herrera
Excelente
Auribeth
diferente pero excelente me encanto
Auribeth
muy linda historia diferente del resto
Auribeth
ual vengativa está siendo benevolente
Auribeth
pos es que por lo hijos uno mate pero también muere 🤷
Auribeth
bueno técnicamente si pero leí una novela que se materializaba lo que soñaron los protagonistas y de hecho una de tus hermanas mayores soño teniendo relaciones con el demonio y despertó sin su pureza o sello de castidad asi que no me confiaría tanto
Auribeth
bellos personajes pero me gustaría más verlos en su versión de Santa Claus
Auribeth
wow pero porque murió murak pensé que de pronto en ambos se restablecía su estado de salud sin heridas ni nada pero no la muerte de uno
Auribeth
y que lo mate
Auribeth
pucha por perro pero la hijita no merecía eso solo el desgraciado merece todo lo malo habido y por haber
Auribeth
uy había sido excelente que los encontraran
Auribeth
jajaja que bellos
Auribeth
jajaja sus recetas le ayudarán es que a las mujeres también se les enamora por el estómago
Auribeth
va cuál solo las mujeres a si perdón es que no es la actualidad
Auribeth
veamos quien se atreve si supuestamente fue una orden del espíritu del aguila que consideran un Dios
Auribeth
diantres que dilema
Auribeth
diría que maten a la desgraciada que les lanzo esa maldición pero ya está muerta
Auribeth
pobre princesa
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