La Asistente Del Villano

En la madrugada de esta noche, el emperador Massimo no podía conciliar el sueño debido a lo que pasó recientemente con Karina.

Para pensar mejor, decidió acompañar sus pensamientos con un poco de vino. Caminando de un lado a otro, tratando de encontrar la respuesta a sus dudas.

— el médico dijo que un poco más y moría... No encontró el problema pero pudo estabilizarla... Supongo que, ella vio su vida pasar estando al borde de la muerte que está más dócil que antes... No le encuentro otra explicación.

Miraba distante el retrato familiar que estaba en esta habitación. En aquel momento, Karina no mostraba algún gesto de felicidad, y entre su mano tenía el hombro de Ricardo, solo a él lo prefería ya que en un futuro tendría que ser emperador, uno mejor que su padre, o eso era lo que ella daba a entender con la presión que le daba a su propio hijo. Aquel heredero al trono era igual a su padre y su hermano menor, cabellos azabache y ojos de un color ámbar brillante con la diferencia de que siempre se mostraba serio.

Massimo habla para sí mismo, con muchas dudas sobre sí.

— cuando vuelva Ricardo de su viaje... ¿Lo seguirás tratando como siempre?... O cuando veas a Hadrian, ¿Vas a fingir que no existe?... Estoy intrigado y preocupado a la vez por eso.— suspiro y dejó de pensar en ello.

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— iré a dormir. estoy cansado realmente y no puedo pensar bien.

__________________ al día siguiente.

En la residencia de Hadrian, más que todo en la habitación de él, dormía plenamente en los brazos y pechos de Eva, como un niño que nunca recibió amor, se aferraba a Evangelyn como a nadie.

Mientras que Eva no evitaba acariciarlo, sus cabellos azabache lisos y suave se entrelazaban en sus dedos. Ambos estaban despiertos, pero no sé querían levantar. Hasta que el reloj sonó indicando que eran la 6 en punto.

— Hadrian...

— un poco más. Déjame quedarme así por siempre.— se aferró más y metió su rostro entre los pechos de Eva.

Claramente esto le causaba pena y nervios a ella, podía sentir su respiración contra su piel, y eso le gustaba. Aún así, el deber le llamaba y sabía que si dormía unos minutos más esos pasaría a ser una hora. Pudo convencer a Hadrian de separarse para arreglarse e irse a trabajar.

Cuando llegaron a la tienda, tanto él como Evangelyn observaron a la lejanía en el carruaje personas alrededor de la tienda, o para ser específico, las personas se encontraban haciendo una fila en espera de su turno. Estaban asombraron de lo que veían, a pesar de ver más gente que ayer, a Eva y Hadrian le causaba tanta emoción que esto no lo veían como un reto sino como una meta que se estaba logrando.

El primero de la fila era un hombre, y desde la madrugada estaba apartando su lugar por su incertidumbre al querer probar algo que todo el mundo alega que es sumamente delicioso.

Como Hadrian entró casi a lo último, reconoció de inmediato a ese individuo que estaba de primero. Ya que era el secretario del emperador.

— ¿Frey?

— ¡Su alteza!... ¡Es un placer verlo nuevamente!

— ¿Que haces aquí?... Pensé que estabas trabajando con mi padre... Espera, ¿Mi padre ya probó los chocolates?

— si, si, si... De hecho se lo comió casi todo, le quería guardar a tu madre, pero ella se enfermo repentinamente y-...

— ¿Mi madre se enfermó?— sonó preocupado.— ¿Que le sucedió Frey?

— ella está bien por los momentos, pero tuvo una fiebre elevada que el médico no logro explicar. Estaba en un estado delicado que sino hubiera sido por el emperador, ella...

Hadrian se puso pálido por unos momento, a pesar de que su madre no le dió un cariño o amor desde pequeño y que siempre lo trataba como invisible, él se preocupa por ella y al oír que casi fallece no le causó para nada un gusto, todo lo contrario.

— su alteza, la emperatriz está bien, su padre la está cuidando. Lamentó haberlo hecho preocupar.

— está bien, iré a verla pronto, Frey. Gracias por avisarme.

— a sus órdenes... ¿Su alteza?

— ¿Si, Frey?

— ¿Puedo encargar unos de esos bombones de chocolate que tienen avellanas?... Oí que eso son lo que se acaban rápido, asi que deben ser los más sabrosos.

Hadrian ríe y le acepta el pedido entrando a la tienda. Sin embargo, él piensa lo de su madre, hasta que Eva le pregunta.

— ¿Ocurrió algo?

— si... Es mi madre...

— ¿Está todo bien con ella?

— no... Eva, quisiera ir a ver a mis padres, quiero verlos y saber cómo están realmente, ¿Puedes acompañarme?

— Claro, confía en mí para ello.— él besó sus manos en modo de agradecimiento y ambos volvieron a trabajar.

________________ más tarde, en el palacio.

Massimo se dirigía a su habitación, detrás de él tenía a una sirvienta que le traía el desayuno de Karina.

“ mi esposa está muy delgada, eso lo pude notar ayer cuando la cargué y la traje a mí habitación, necesito que ella coma para que no se vuelva enfermar, además que llevaba varios días sin comer por estar encerrada en su habitación"

A él le preocupaba mucho la situación de Karina, tanto que el mismo se va a encargar de cuidarla hasta que se mejore. Al entrar a la recámara, miró como ella trataba de levantarse de la cama, pero se volvió a sentar al no poseer la fuerza suficiente en sus piernas.

— Karina... Aún no puedes levantarte, necesitas comer algo para que recuperes fuerzas.— él se sentó al lado de ella y pidió a la sirvienta que dejará la bandeja de comida.

Karina miró con un poco de asombro el desayuno que se encontraba en la mesita de noche. Era demasiado pero también se veía provocativo. Intentó tomar la bandeja pero sus brazos temblaba, a lo que Massimo lo hizo por ella.

— perdoname, ahora estoy siendo un problema para tí ¿Verdad?

Massimo nuevamente la miro perplejo, guardo su asombro y le comentó.

— por supuesto que no. En estos momentos, estás débil, tus brazos apenas están tomando fuerzas.— le comienza a dar la comida el mismo, y pidió suavemente— abre la boca.

Ella miró un poco avergonzada, pero no le tocó más de otra, ya que no tenía energía como para levantar un tenedor.

“ este hombre... Se preocupa por esta mujer que no fue para nada buena en toda su vida. Lo sé, ya que desde que desperté en este cuerpo hace un par de días, sus recuerdos me pertenecen. Vi la vida de Karina Van Hamsell, la esposa del emperador y madre de dos hijos pasar por mi consciencia. Y ahora, esa mala mujer soy yo en su cuerpo."

Karina ya no era la misma desde hace unos días atrás, desde que se encerró en su habitación porque dentro de su cuerpo hay otra alma de otro mundo. Que al morir despertó aquí sin ningún explicación.

Miró las acciones de la Karina original en sus recuerdos y se preguntó como una mujer así pudo tener a un hombre tan atento como Massimo, sin mencionar lo guapo que es a pesar de los años que tiene.

“no entiendo por que estoy en este cuerpo, pero Massimo no merece más del desprecio de esta mujer, ni mucho menos de la gran diferencia que le hacía entre sus dos hijos, a Ricardo y Hadrian, se que no podré cambiar los años de desprecios a esta familia pero me gustaría disculparme y recompensar todo lo malo que Karina le hizo, al final de cuenta, estoy en su cuerpo y ahora es mi vida. Tengo que arreglarlo."

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