En la majestuosa mansión de los Alvarado, conocida por sus impresionantes jardines llenos de flores exóticas y senderos serpenteantes, crece un amor tan hermoso como las plantas que la rodean. Marina, la hija del jardinero, ha pasado toda su vida entre las flores, aprendiendo los secretos de la jardinería junto a su padre. Sin embargo, su corazón late por algo más que el aroma de las rosas: Martín Alvarado, el joven y apuesto dueño de la mansión.A pesar de la diferencia de edades y de clases sociales, Marina no puede evitar soñar con Martín. Cada encuentro fugaz, cada sonrisa compartida, alimenta sus esperanzas y su amor secreto. Martín, por su parte, está inmerso en los negocios familiares, pero poco a poco comienza a notar la presencia de Marina y a valorar la frescura y alegría que ella trae a su vida.
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Capítulo 13 : Días de Risa y Conexión
Habían pasado varios días desde la llegada de Alessandro y Marina a la villa en Italia. La vida en el hermoso país europeo comenzaba a tomar forma, y ambos se encontraban adaptándose a la nueva rutina. Aunque Alessandro estaba ocupado con sus responsabilidades y Marina con sus estudios, siempre encontraban tiempo para pasar juntos, descubriendo el encanto de la vida cotidiana y disfrutando de la compañía mutua.
El desayuno accidentado
Era una mañana soleada y cálida en la villa. Marina decidió sorprender a Alessandro preparando el desayuno. No era una experta en la cocina, pero estaba decidida a aprender. Mientras intentaba hacer panqueques, Alessandro entró a la cocina.
—Buongiorno, Marina! —saludó Alessandro con una sonrisa.
("¡Buenos días, Marina!")
—Buongiorno, Alessandro. Sto cercando di fare i pancake, ma non sono sicura di farlo bene —dijo ella, algo nerviosa.
("Buenos días, Alessandro. Estoy tratando de hacer panqueques, pero no estoy segura de estar haciéndolo bien.")
Alessandro se acercó a ella, mirando la mezcla en el bol y luego a los panqueques en la sartén. Algunos estaban demasiado dorados, otros parecían un poco crudos.
—Lasciami aiutarti. Sono abbastanza bravo a cucinare i pancake —ofreció, tomando una espátula.
("Déjame ayudarte. Soy bastante bueno cocinando panqueques.")
Marina asintió, agradecida. Alessandro tomó el control de la sartén, vertiendo la mezcla con habilidad y volteando los panqueques en el momento justo.
—Vedi? È tutto nella tempistica —explicó, sonriendo.
("¿Ves? Todo está en el tiempo.")
Marina lo observó con admiración y algo de diversión. Sin embargo, justo cuando Alessandro estaba hablando, uno de los panqueques saltó inesperadamente de la sartén, aterrizando en su camiseta.
—Ops! —exclamó Alessandro, riendo.
("¡Ups!")
Marina no pudo contener la risa y pronto ambos estaban riendo a carcajadas.
—Forse dovremmo fare colazione fuori la prossima volta —dijo Marina entre risas.
("Quizás deberíamos desayunar fuera la próxima vez.")
—Forse hai ragione —respondió Alessandro, limpiándose la camiseta con una sonrisa.
("Quizás tienes razón.")
La lección de italiano
Esa tarde, Alessandro decidió ayudar a Marina con su italiano. Se sentaron en la sala de estar con libros y cuadernos esparcidos por la mesa. Alessandro comenzó a enseñarle algunas frases útiles.
—Come si dice "¿Dónde está la estación de tren?" in italiano? —preguntó Alessandro.
("¿Cómo se dice '¿Dónde está la estación de tren?' en italiano?")
—Dove si trova la stazione ferroviaria? —respondió Marina, esforzándose en pronunciarlo correctamente.
("¿Dónde se encuentra la estación de tren?")
—Perfetto! Sei davvero brava —la felicitó Alessandro, sonriendo.
("¡Perfecto! Eres realmente buena.")
—Grazie. Ma a volte mi confondo con le parole simili —admitió Marina.
("Gracias. Pero a veces me confundo con las palabras similares.")
—Capisco. Proviamo un'altra frase. Come si dice "Estoy perdida"? —sugirió Alessandro.
("Entiendo. Probemos otra frase. ¿Cómo se dice 'Estoy perdida'?")
—Sono perduta? —intentó Marina, con una leve duda.
("¿Estoy perdida?")
—Quasi. È "Sono persa" se sei una donna —corrigió Alessandro, suavemente.
("Casi. Es 'Sono persa' si eres una mujer.")
Marina sonrió, agradecida por la paciencia de Alessandro. Sin embargo, al intentar repetirlo, un pequeño pájaro entró volando por la ventana abierta, causando una pequeña conmoción en la sala.
—Aiuto! Un uccello! —gritó Marina, tratando de esquivarlo.
("¡Ayuda! ¡Un pájaro!")
—Tranquilla, non ti farà male —dijo Alessandro, tratando de atrapar al pájaro suavemente.
("Tranquila, no te hará daño.")
Después de unos minutos de caos, Alessandro finalmente logró guiar al pájaro fuera de la ventana. Ambos se miraron y comenzaron a reírse nuevamente.
—La prossima lezione potrebbe essere all'aperto, lontano dagli uccelli —bromeó Marina.
("La próxima lección podría ser al aire libre, lejos de los pájaros.")
La cena improvisada
Esa noche, decidieron cocinar juntos de nuevo. Esta vez, iban a hacer una cena italiana tradicional. Marina estaba emocionada de aprender y Alessandro disfrutaba enseñándole.
—Cosa vogliamo cucinare stasera? —preguntó Alessandro, abriendo la nevera.
("¿Qué queremos cocinar esta noche?")
—Mi piacerebbe fare la pasta fatta in casa —sugirió Marina.
("Me gustaría hacer pasta casera.")
—Perfetto! Facciamo la pasta fresca. Hai mai fatto la pasta prima? —preguntó Alessandro.
("¡Perfecto! Hagamos pasta fresca. ¿Has hecho pasta antes?")
—No, ma sono pronta per imparare —respondió Marina con entusiasmo.
("No, pero estoy lista para aprender.")
Alessandro comenzó a mostrarle cómo mezclar la harina y los huevos para hacer la masa. Marina lo siguió con atención, pero cuando llegó el momento de amasar, las cosas se pusieron un poco complicadas.
—È come fare un massaggio alla pasta —dijo Alessandro, demostrando el movimiento.
("Es como hacer un masaje a la masa.")
Marina intentó seguir su ejemplo, pero terminó con harina por todas partes.
—Non è così facile come sembra —se rió Marina, con las manos cubiertas de masa.
("No es tan fácil como parece.")
—Non ti preoccupare, stai facendo un ottimo lavoro —la animó Alessandro, riendo.
("No te preocupes, estás haciendo un gran trabajo.")
Después de un tiempo, finalmente lograron hacer la pasta y prepararon una deliciosa cena. Se sentaron a la mesa, disfrutando de su creación.
—Questa è la migliore pasta che abbia mai mangiato —dijo Marina, saboreando cada bocado.
("Esta es la mejor pasta que he comido.")
—Sono d'accordo. E il merito è tutto tuo —respondió Alessandro, levantando su copa de vino en un brindis.
("Estoy de acuerdo. Y el mérito es todo tuyo.")
—Alla nuova vita e alle nuove avventure —brindó Marina.
("A la nueva vida y las nuevas aventuras.")
Paseo en bicicleta
Unos días después, Alessandro decidió llevar a Marina a dar un paseo en bicicleta por los alrededores de la villa. Era una tarde perfecta, con el sol brillando y una suave brisa.
—Hai mai pedalato prima, Marina? —preguntó Alessandro, ajustando su bicicleta.
("¿Has andado en bicicleta antes, Marina?")
—Sì, ma è passato molto tempo —respondió ella.
("Sí, pero ha pasado mucho tiempo.")
—Non ti preoccupare, è come andare in bicicletta... non lo dimentichi mai —dijo Alessandro con una sonrisa.
("No te preocupes, es como andar en bicicleta... nunca lo olvidas.")
Comenzaron a pedalear por los caminos pintorescos. Marina disfrutaba del paisaje y la sensación de libertad. Sin embargo, al intentar esquivar una piedra, perdió el equilibrio y casi cayó.
—Stai bene? —preguntó Alessandro, deteniéndose de inmediato.
("¿Estás bien?")
—Sì, sto bene. Solo un po' imbarazzata —admitió Marina, riéndose.
("Sí, estoy bien. Solo un poco avergonzada.")
—Non c'è niente di cui vergognarsi. Anch'io sono caduto un paio di volte —confesó Alessandro.
("No hay nada de qué avergonzarse. Yo también me he caído un par de veces.")
Continuaron su paseo, riendo y disfrutando del momento. Alessandro le mostró algunos de sus lugares favoritos, incluyendo un hermoso mirador con vistas espectaculares.
—È bellissimo qui. Grazie per avermi portato —dijo Marina, admirando la vista.
("Es hermoso aquí. Gracias por traerme.")
—Sono felice che ti piaccia. Voglio condividere questi momenti speciali con te —respondió Alessandro, mirándola con ternura.
("Estoy feliz de que te guste. Quiero compartir estos momentos especiales contigo.")
Noche estrellada
Esa noche, después de un día lleno de actividades, Alessandro y Marina se sentaron en el jardín de la villa, observando las estrellas. La noche era clara y el cielo estaba lleno de constelaciones brillantes.
—Ti piace guardare le stelle? —preguntó Alessandro, recostándose en la hierba.
("¿Te gusta mirar las estrellas?")
—Sì, molto. Mi fa sentire piccola ma allo stesso tempo parte di qualcosa di grande —respondió Marina.
("Sí, mucho. Me hace sentir pequeña pero al mismo tiempo parte de algo grande.")
—È un bel modo di vederla. C'è qualcosa di magico in una notte stellata —dijo Alessandro, tomando su mano.
("Es una bonita forma de verlo. Hay algo mágico en una noche estrellada.")
Marina sonrió, sintiendo la calidez de la mano de Alessandro en la suya. Se quedaron en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la tranquilidad y la belleza del cielo nocturno.
—Sai, quando ero bambino, mio nonno mi portava sempre qui a guardare le stelle —compartió Alessandro, mirando hacia el cielo.
("¿Sabes? Cuando era niño, mi abuelo siempre me traía aquí a mirar las estrellas.")
—Davvero? Dev'essere stato meraviglioso —respondió Marina, interesada.
("¿De verdad? Debe haber sido maravilloso.")
—Sì, lo era. Mi raccontava storie sulle costellazioni e sui miti greci. È uno dei miei ricordi più preziosi —dijo Alessandro con una sonrisa nostálgica.
("Sí, lo era. Me contaba historias sobre las constelaciones y los mitos griegos. Es uno de mis recuerdos más preciados.")
—Mi piacerebbe ascoltare alcune di quelle storie un giorno —sugirió Marina, apretando suavemente su mano.
("Me gustaría escuchar algunas de esas historias algún día.")
—Promesso, te le racconterò tutte —respondió Alessandro, mirándola con cariño.
("Prometido, te contaré todas.")
Preparativos para una fiesta sorpresa
Pasaron unos días más, y Alessandro decidió organizar una pequeña fiesta sorpresa para Marina en la villa, como una forma de celebrar su nueva vida juntos. Se aseguró de que todo estuviera perfecto, desde la decoración hasta la comida.
—Che cosa stai preparando? —preguntó Marina, al notar el ajetreo en la villa.
("¿Qué estás preparando?")
—È una sorpresa. Devi solo aspettare e vedrai —respondió Alessandro con una sonrisa misteriosa.
("Es una sorpresa. Solo tienes que esperar y verás.")
Marina intentó descubrir qué estaba tramando Alessandro, pero él fue implacable en mantener el secreto. Finalmente, llegó la noche de la fiesta.
—Benvenuta alla tua festa sorpresa! —exclamó Alessandro, abriendo las puertas del salón principal.
("¡Bienvenida a tu fiesta sorpresa!")
Marina quedó asombrada al ver la hermosa decoración y la mesa llena de deliciosos platos italianos. Varios amigos de la villa y algunos vecinos estaban allí para celebrar con ellos.
—Questo è incredibile, Alessandro. Grazie mille! —dijo Marina, emocionada.
("Esto es increíble, Alessandro. ¡Muchas gracias!")
—Sono felice che ti piaccia. Volevo che avessi una serata speciale —respondió Alessandro, abrazándola.
("Estoy feliz de que te guste. Quería que tuvieras una noche especial.")
La fiesta fue un éxito. Todos se divirtieron, comieron y rieron juntos. Hubo música y baile, y Alessandro incluso intentó enseñar a Marina algunos pasos de baile italiano.
—Sei una ballerina naturale, Marina —dijo Alessandro, girándola suavemente en la pista de baile.
("Eres una bailarina natural, Marina.")
—Grazie, ma penso che tu sia molto meglio —respondió Marina, riendo.
("Gracias, pero creo que tú eres mucho mejor.")
Paseo por los viñedos
Al día siguiente, Alessandro llevó a Marina a dar un paseo por los viñedos que rodeaban la villa. Era una de sus partes favoritas de la propiedad, y quería compartirla con ella.
—Questi vigneti sono stati nella nostra famiglia per generazioni —explicó Alessandro mientras caminaban entre las filas de uvas.
("Estos viñedos han estado en nuestra familia por generaciones.")
—Sono bellissimi. Dev'essere un lavoro molto duro mantenerli —comentó Marina, admirando las vides.
("Son hermosos. Debe ser un trabajo muy duro mantenerlos.")
—Sì, ma è anche molto gratificante. Ogni anno, quando raccogliamo l'uva e facciamo il vino, è come un regalo della natura —dijo Alessandro con orgullo.
("Sí, pero también es muy gratificante. Cada año, cuando cosechamos las uvas y hacemos el vino, es como un regalo de la naturaleza.")
Marina escuchaba con atención, encantada por la pasión de Alessandro por su tierra y su trabajo. Mientras caminaban, se encontraron con algunos trabajadores que saludaron a Alessandro con respeto.
—Sono molto rispettosi di te —observó Marina.
("Son muy respetuosos contigo.")
—È perché rispetto anche loro. Sono la spina dorsale di tutto questo —respondió Alessandro, señalando los viñedos.
("Es porque yo también los respeto. Son la columna vertebral de todo esto.")
Llegaron a un pequeño mirador desde donde se podía ver todo el viñedo. Alessandro se detuvo y miró a Marina.
—Volevo mostrarti questo posto speciale. È uno dei miei luoghi preferiti al mondo —dijo Alessandro.
("Quería mostrarte este lugar especial. Es uno de mis lugares favoritos en el mundo.")
—È davvero bellissimo, Alessandro. Grazie per avermi portato qui —respondió Marina, tocada por el gesto.
("Es realmente hermoso, Alessandro. Gracias por traerme aquí.")
Una conversación sincera
Esa noche, después de un día lleno de actividades, Alessandro y Marina se sentaron en la terraza de la villa, disfrutando de una copa de vino. La luna brillaba en el cielo y la noche era tranquila.
—Marina, dobbiamo parlare. Voglio essere completamente onesto con te sui miei sentimenti —dijo Alessandro, tomando sus manos y mirándola a los ojos.
("Marina, tenemos que hablar. Quiero ser completamente honesto contigo sobre mis sentimientos.")
Marina lo miró, sorprendida pero atenta.
—Cosa c'è, Alessandro? —preguntó, sintiendo su corazón acelerarse.
("¿Qué pasa, Alessandro?")
—Da quando ti ho incontrato, ho provato qualcosa di speciale per te. Sei intelligente, gentile e hai un cuore grande. Ma ho anche delle paure e delle insicurezze —confesó Alessandro.
("Desde que te conocí, he sentido algo especial por ti. Eres inteligente, amable y tienes un gran corazón. Pero también tengo miedos e inseguridades.")
Marina apretó suavemente sus manos, animándolo a continuar.
—Ho 32 anni e tu ne hai 17. C'è una grande differenza d'età tra noi, e a volte mi preoccupo che questo possa essere un problema per te o per gli altri —dijo Alessandro, con sinceridad.
("Tengo 32 años y tú tienes 17. Hay una gran diferencia de edad entre nosotros, y a veces me preocupa que esto pueda ser un problema para ti o para los demás.")
Marina lo miró con comprensión.
—Capisco le tue preoccupazioni, Alessandro. Anch'io ho pensato alla nostra differenza d'età. Ma i sentimenti che ho per te sono veri e voglio esplorarli —dijo Marina, con determinación.
("Entiendo tus preocupaciones, Alessandro. Yo también he pensado en nuestra diferencia de edad. Pero los sentimientos que tengo por ti son reales y quiero explorarlos.")
Alessandro se sintió aliviado al escuchar sus palabras.
—Grazie per la tua onestà, Marina. Prometto che farò tutto il possibile per renderti felice e per proteggerti. Non devi aver paura di nulla —dijo, acariciándole el rostro con ternura.
("Gracias por tu honestidad, Marina. Prometo que haré todo lo posible para hacerte feliz y para protegerte. No debes tener miedo de nada.")
Marina sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y emoción.
—Sono felice di sentirtelo dire. Anch'io voglio vedere dove ci porteranno questi sentimenti —respondió ella.
("Estoy feliz de escucharte decir eso. Yo también quiero ver a dónde nos llevan estos sentimientos.")
Ambos se miraron a los ojos, sintiendo una conexión profunda y sincera. La noche continuó, llena de promesas y esperanzas para el futuro, mientras las estrellas brillaban sobre ellos, testigos de su amor naciente.
Buon lavoro e complimenti ancora 👏👏👏👏
Por una parte mejor, se ve que ese Martin es un pelele manipulable de su novia tarada