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Seducción Encubierta

Seducción Encubierta

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Autosuperación / Traiciones y engaños / Atracción entre enemigos / Venganza de la protagonista / Policial
Popularitas:13.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Aisli.M

Seducción Encubierta te sumerge en un apasionante juego de secretos y mentiras mientras los destinos de Harper Montclair y Ethan Reynolds se entrelazan de formas inesperadas. Harper es una astuta y misteriosa seductora que hace de los hombres ricos su pasatiempo, hasta que un misterioso hombre, Ethan entra en su vida. Lo que Harper no sabe es que él no solo es un hombre rico sino también un agente que investiga sus crímenes.
A medida que se entrelazan temas de seducción y engaño, los dos personajes se enfrentan a un punto de inflexión que pondrá a prueba sus verdaderas identidades y prioridades. Los corazones vulnerables chocan con la traición y la redención, ya que las mentiras se exponen para exponer verdades desagradables. Enfrentando valientemente su pasado, Harper abre la puerta al amor verdadero, mientras que Ethan lidia con la dualidad de sus crecientes obligaciones y afectos.

NovelToon tiene autorización de Aisli.M para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 11.2: El tour por el imperio.

Luego, Harper le llevó a conocer algunas de las oficinas de su empresa. Le presentó a algunos de sus empleados, que la saludaron con respeto y admiración. Ethan intentó memorizar sus nombres, pero se le olvidaban al instante. Estaba más pendiente de Harper, que le explicaba con entusiasmo las funciones y los proyectos de cada departamento. Ethan la veía hablar con pasión y energía, y se sorprendía de lo diferente que era a la Harper que conocía de las fiestas y el ambiente nocturno. Harper era una mujer inteligente, ambiciosa y exitosa, que había construido su propio imperio. Ethan se preguntó cómo lo había logrado, y si tenía algo que ver con el dinero de los engaños y estafas a los millonarios o una herencia.

Harper no sabía por qué le estaba enseñando su empresa a Ethan. Tal vez quería impresionarlo, o tal vez quería ganarse su confianza. O tal vez solo quería compartir con él algo que era muy importante para ella. Harper sentía algo especial por Ethan, algo que no había sentido por nadie más. Ethan era un hombre atractivo, educado y misterioso, que la había cautivado desde el primer momento que lo vio. Pero también era un hombre que le ocultaba algo, algo que podía poner en peligro su relación. Harper se juró a sí misma que descubriría su secreto.

Después de las oficinas, Harper lo llevó a otro piso, donde había una cocina grande y equipada, con todo tipo de utensilios y vajilla. Harper le dijo que allí se preparaban los alimentos para los empleados, y que había un menú variado y saludable. Ethan se quedó asombrado por el detalle y el cuidado que Harper ponía en el bienestar de su personal. Harper también le mostró un cuarto de enfermería, donde había una enfermera y un botiquín. Harper le dijo que allí se atendían las emergencias médicas y los primeros auxilios. Ethan se quedó impresionado por la prevención y la seguridad que Harper ofrecía a su equipo. Harper también le enseñó un cuarto de descanso, donde había unos sofás, unas mesas y unas revistas. Harper le dijo que allí los empleados podían relajarse y tomar un café. Ethan se quedó maravillado por el ambiente y la comodidad que Harper brindaba a su staff. Harper también le indicó un cuarto de lactancia materna, donde había unas sillas, unas almohadas y unas neveras. Harper le dijo que allí las madres podían amamantar o extraerse leche para sus bebés. Ethan se quedó conmovido por el apoyo y la sensibilidad que Harper mostraba a sus trabajadoras. Harper le sonrió y le dijo:

—¿Qué te parece mi empresa, Ethan? ¿Te gusta lo que ves? —Le preguntó, mirándolo con curiosidad.

—Me encanta todo lo que me has mostrado de la empresa. Estoy impresionado, wow. —Ethan estaba sorprendido porque nunca había visto un jefe que se preocupara tanto por sus empleados. Ni en su trabajo había tantas comodidades, la única cafetera que había en su oficina, funcionaba a medias. —Eres la primera jefa o jefe que se preocupa por sus empleados y su bienestar. Eres una buena persona y diferente a la que conozco por allí. —Elogió Ethan a Harper, quien asintió y sonrió con satisfacción. Sabía que sus padres estarían orgullosos de ella por el éxito de la empresa. —Gracias Ethan por tus palabras. Y sí, cuando me conoces puedo ser esta persona buena y amable, y cuando me enojo puedo ser mala, vengativa y rencorosa. —Ella lo miró. Ethan también la miró. —Ok, espero que siempre estés de buenas conmigo.

—Si quieres me pongo mala. —Le dijo ella, con un tono coqueto.

—No, gracias. —Le dijo él, con una risa nerviosa.

Harper le sujetó suavemente el brazo a Ethan. —Vamos, no has visto los dos pisos mejores del edificio. Solo te he enseñado tres pisos de los veinticinco que hay, pero no te preocupes, no te los enseñaré todos. La mayoría son oficinas y nos llevaría todo el día. —No te he enseñado la sala de juntas, donde se toman las decisiones importantes. ¿Quieres verla? —Le preguntó. Ethan se lo pensó, pero tenía curiosidad por ver lo que había en los dos pisos. Ya había visto una sala de juntas en la televisión, no le parecía nada del otro mundo.

—Me gustaría ver los dos pisos, tengo curiosidad. —Le dijo. Ambos se dirigieron al ascensor y marcaron el piso quince. Durante el trayecto, Ethan se aclaró la garganta y le preguntó a Harper, esperando no molestarla o que le respondiera. —Cuando llegué al edificio, afuera había unas letras grandes que decían Bianchi. —Que yo sepa, tu apellido es Montclair. —Ethan la observó, esperando una respuesta. Ella no lo miró, se quedó viendo la puerta del ascensor. —Es el apellido de mi abuela y no preguntes más. —Le dijo, con sequedad.

Ethan asintió. —Está bien, no haré preguntas que no quieres responder. —Tragó saliva y miró hacia la puerta del ascensor. Se había formado un silencio incómodo, pero la llegada al piso quince los salvó de que fuera más incómodo. —Harper, lo siento, no quería incomodarte o enfadarte. —Dijo él, con sinceridad.

Ella lo miró y sonrió. —No te preocupes, no me enfadé. Solo que no me gusta hablar de mi familia con personas que no conozco mucho. No te ofendas. Lo bueno es que nos estamos conociendo. —Harper le agarró la mano a Ethan y se la acarició. Ethan también le devolvió el gesto. Se miraron a los ojos y sintieron una conexión especial. —Sí, nos estamos conociendo. —Le dijo él, con dulzura. —Y me gusta lo que veo. —Le dijo ella, con picardía.

La puerta del ascensor se abrió y Ethan entró en la habitación quedando boquiabierto ante lo que vio. Era una habitación amplia y lujosa, con una sala de estar que tenía un sofá de piel, una chimenea encendida y una pantalla gigante. Al fondo, había una zona de ocio con una mesa de billar, una de ping-pong, una consola de videojuegos y una estantería blanca repleta de libros. Ethan caminó hacia el centro de la habitación, admirando cada detalle, y preguntó:

—¿Y este lugar es tu zona de descanso?

—Sí, aquí vengo cuando estoy estresada, me relajo un poco y luego vuelvo al trabajo —dijo Harper, siguiéndolo con la mirada—. Ves esas puertas, una es el baño y la otra es el dormitorio.

Ethan asintió y se fijó en los grandes ventanales que ocupaban toda una pared, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad iluminada. Se acercó a ellos, fascinado, y comentó:

—Tienes una hermosa vista aquí.

—Sí, es cierto, es una hermosa vista —respondió Harper con doble sentido, observando a Ethan de espaldas desde unos metros de distancia, pero él no captó sus palabras. Ella se acercó sigilosamente por detrás y le susurró al oído—: Cuéntame de tu empresa, Ethan, si quieres.

Él se giró y la miró a los ojos, sintiendo un escalofrío. Respondió con seguridad:

—Es una empresa de autos.

—Wow, ¿en serio? Me encantan los autos, especialmente los Lamborghini, BMW, los Camaros, las camionetas, pickup y algunos autos vintage.

—Vaya, me sorprendes cada día, Harper Montclair. A mí también me gustan los autos vintage y algunos de los que has mencionado. Sabes, tengo un Honda Accord y un Hyundai, entre otros.

Ethan notó el interés de Harper por los coches, o quizás por el hecho de que tenía una empresa. Él, que era un agente encubierto estaba un poco nervioso, ya que le gustaban los autos, pero no era tan fanático ni coleccionista. Debía mantener la calma, había pasado por misiones y casos peores. Esto era sencillo.

—Ya veo, hay muchas cosas que no sé de ti —dijo Harper, sonriendo seductoramente. Se dirigió a una mesa en la esquina que tenía una botella de vino y dos copas. Le hizo un gesto a Ethan—: ¿Quieres una copa de vino?

Él asintió, siguiéndola con la mirada. Caminó hacia la mesa de billar y cogió un taco, dispuesto a jugar una partida con ella. Mientras tanto, Harper le servía el vino, pensando en cómo acercarse más a él. Ella se acercó a él con las dos copas de vino y le entregó una a él.

—Gracias, Harper —dijo él, tomando la copa y dando un sorbo al vino—. Delicioso.

—Sí, está muy bueno el vino —coincidió ella, después de probarlo.

—¿Puedes jugar billar? —preguntó Ethan, señalando la mesa.

—Sí, sé jugar, si no, no lo tendría. Pero no quiero jugar eso, Ethan —dijo ella, dejando la copa sobre la mesa y alejándose de él. El suave crujir de la madera bajo sus tacones blancos marcaba el ritmo de su desafío. Harper se dirigió hacia la mesa de ping pong, con una sonrisa traviesa dibujada en sus labios. Su mirada se dirigió a Ethan, que la observaba con una mezcla de sorpresa y diversión.

—¿No te apetece un pequeño partido de ping pong, Ethan?—preguntó con voz melodiosa, acentuando la última palabra con un toque de ironía—. O quizás te da miedo que te gane.

Ethan se rió entre dientes, dejando escapar un sonido grave que vibró en el ambiente.

—Cariño, nunca he tenido miedo de perder,contra ti —respondió, desabrochando los botones superiores de su traje con movimientos elegantes. Sus brazos atléticos se marcaron bajo la tela blanca de la camisa, contrastando con la formalidad de la corbata negra que aún adornaba su cuello.

Tomó una raqueta con gesto seguro y se posicionó al otro lado de la mesa. Harper ya estaba lista, con la mirada fija en la pelota, esperando el primer saque.

Un silencio expectante se apoderó de la habitación. Solo se escuchaba el suave roce de las pelotas sobre la mesa y el sonido de la respiración de ambos contendientes. La tensión era palpable, cargada de una energía electrizante.

Ethan realizó el primer saque. La pelota cruzó la mesa con velocidad, rebotando en el lado de Harper con un golpe seco. Ella respondió con un movimiento rápido y preciso, devolviendo el golpe con una fuerza inesperada.

El partido comenzó. Los movimientos de ambos eran rápidos y precisos, llenos de una gracia felina. La pelota volaba de un lado a otro de la mesa, desafiando las leyes de la física.

Ethan sonreía mientras jugaba, disfrutando del desafío y de la compañía de Harper. De vez en cuando, sus miradas se cruzaban, cargadas de una complicidad que solo ellos podían entender.

En un momento dado, Harper logró un punto espectacular. La pelota golpeó la mesa de Ethan con tanta fuerza que rebotó hacia arriba, rozando el techo antes de caer de nuevo al suelo.

—¡Bellissimo!—exclamó Harper, con una sonrisa radiante en su rostro.

Ethan la miró con admiración.

—Impresionante,—murmuró, con la frente ligeramente sudada.

El partido continuó durante un rato más, hasta que finalmente, Ethan se rindió.

—Te lo dije —dijo Harper con una sonrisa victoriosa—. Te he ganado.

Ethan se acercó a ella y le tendió la mano.

—Felicidades, campeona, —dijo con una sonrisa—. Has jugado de forma impecable.

Harper estrechó su mano con fuerza, sintiendo la calidez de su piel. Sus ojos se encontraron por un instante, y en ellos se reflejó una chispa de algo más que amistad.

Un silencio significativo se apoderó de la habitación. La tensión era palpable, cargada de una energía inconfundible.

En ese momento, Ethan se inclinó hacia ella y le susurró al oído:

—¿Te gustaría cenar conmigo esta noche?

Harper se sonrojó ligeramente, sintiendo cómo las mariposas revoloteaban en su estómago.

—Me encantaría, —respondió con voz suave. —pero si vas a almorzar conmigo ahorita—.

—De acuerdo, señorita. Acepto —respondió Ethan con una sonrisa. Harper se aproximó a él y le dio un breve beso en los labios.

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Anonymous
Tú novela es buena tiene mucha intriga. Vamos a ver cómo termina esta historia
que se descubra la verdad!!
Aisli.M: Ya se descubrió la verdad ☺️
total 1 replies
MindlessKilling
¡Esto es tan bueno que necesito saber lo que sucede a continuación! ¡Actualiza pronto, por favor! 😍❤️
Aisli.M: Muchas gracias ☺️, ya actualice
total 1 replies
lapilotita12
deseo que escribe el siguiente
Aisli.M: ya está la siguiente parte ☺️
total 1 replies
Ken ZO
No puedo esperar por el siguiente capítulo...
Aisli.M: Que bien ☺️, espero que te encante la historia
Juana Julia Ercia: deceo continuar para saber en q termina
total 4 replies
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