La Otra Cara Del Placer [Duele Amar - II]

...RAHAB...

La conversación con ese hombre ayer me dejó tan inquieta y frustrada que no pude conciliar el sueño. ¿Qué está escondiendo? ¿Por qué evitó hablar sobre mi madre?

Como si fuera una respuesta a mis dudas, me encuentro con un mensaje del Dir. Aiden en mi celular, citándome a una cafetería cercana.

Aproveché la ausencia de mi padre que salió de mañana para salir de la mansión, igual es como si a nadie le importara, los hombres de mi padre ni siquiera insistieron en acompañarme cuando me les negué a que salgan conmigo; se nota lo preocupado que estaba mi padre mientras yo me la pasaba bajo las garras de Travis. Con temor a que el director se arrepintiera llegué lo más rápido que pude, y aquí estoy, viéndolo a los ojos mientras le da un sorbo a su taza de café.

—¿Por qué cambió de opinión y decidió citarme aquí? —cuestiono.

—Traté de ponerme en tus zapatos; estar en esta situación en la que las dudas acerca de tu padre tienen lugar en tu cabeza debe ser fatal. En fin, ¿qué quieres saber?

—¿Qué relación tiene con mi padre?

—¿Yo? —ríe—. Ninguna. Solo soy un hombre común que años atrás trabajaba humildemente en un hospital, pero que por circunstancias complicadas tuvo que renunciar.

—¿Su renuncia tiene que ver con mi padre?

—En parte.

—Dígame todo lo que sepa de mi madre.

Respira profundamente, como si estuviera dudando en contármelo. ¿Por qué se lo piensa tanto? Finalmente, me mira a los ojos y decide hablar.

—Hace más de siete años hubo rumores que apuntaban a que el empresario Dawson agredía a su esposa, a tu madre; en varias ocasiones la ley intentó investigarlo para salir de sospechas, pero al estar ese tipo bajo la protección de tu abuelo, un multimillonario con grandes contactos, las cosas se complicaron y no se llegó a nada más que a simples especulaciones. Tiempo después tu abuelo murió, no fue una sorpresa, se sabía que él padecía de problemas del corazón, o eso es lo que decían. De tu madre no se supo nada hasta el día en el que anunciaron su muerte, según los reportes fue hallada sin vida en algún hotel de la ciudad.

—¿Y qué más? —inquiero ansiosa cuando hace una larga pausa.

—Fue llevada al hospital. Bajo la presión social tu padre se vio en la necesidad de que le hagan los respectivos exámenes a tu madre para detectar la causa de su muerte en vista de que no presentaba daños físicos graves en su cuerpo más que ciertos moretones.

—¿Usted estuvo a cargo de realizar las investigaciones?

—No, no era el único, trabajé con compañeros de los que nunca más supe nada —suspira—. Al final los análisis indicaron que tu madre estuvo ingiriendo un letal veneno por un largo tiempo. Una vez los resultados listos, la policía quiso tomar represalias en contra de tu padre, pues era el primer sospechoso si se incluía la marca de golpes que reflejaba tu madre.

Me siento perdida. Estoy físicamente presente, pero mi mente está abrumada por todo esto. Siento impotencia y desilusión creciendo en mi interior. Temía que fuera todo lo que escuché de Travis resultara cierto, no estaba lista para esto. Aunque quería conocer la verdad, escucharla me quema por dentro. Me duele.

—De alguna manera Dawson movió sus contactos y compró a la policía para que el caso quede enterrado. Y era obvio que siendo yo uno de los involucrados en la autopsia también intentaría silenciarme con dinero, a lo que me negué por muchos motivos.

Aclaro mi voz para preguntar:

—¿Cuáles motivos?

—Soy un hombre que se maneja con justicia y lo último que quería era recibir algo de ese sujeto. Tu padre me amenazó por un largo tiempo hasta que no lo soporté más y por el bien de mi familia renuncié a mi trabajo. Él no volvió a contactarme ni yo volví a saber de él. ¿Desea saber algo más, señorita?

Inclino la cabeza con los ojos cerrados, negándome a responder. Aunque intento contener las lágrimas, me resulta difícil hacerlo, hasta llegar al grado de sentir mis mejillas empapadas.

—La entiendo, esto debe ser un momento duro. Pero hay algo que no entiendo, ¿usted en realidad no estaba enterada de esto? ¿Dónde se encontraba usted mientras todo esto aconteció? Es decir, ¿nunca oyó algún rumor sobre su padre?

—Yo… no lo sé —limpio mis lágrimas y alzo la mirada—. Perdí la memoria hace tres años y lo poco que recuerdo es lo que viví en mi infancia al lado de mis padres.

...DAPHNE...

 Accedí quedarme en la mansión Andrew, si es una buena o mala decisión ya no importa; mi finalidad es que cumpla con lo de acercarme a Travis. Tenga que hacer lo que tenga que hacer, no me iré de aquí sin antes conseguir lo que quiero. Travis ya no es un simple gusto, es una necesidad.

Por ahora Andrew no me ha otorgado ningún trabajo en esta mansión, solo me asignó una habitación en la que me siento cómoda, pero el sentirme inútil y una arrimada es inevitable. Concluir que ese tipo quiere acostarse conmigo es lo más realista, pues cuando le pregunté anoche sus razones para ayudarme no me dio una respuesta y solo se retiró con la excusa de que le urgía contestar una llamada, abandonándome por horas en esa mesa hasta que me informaron que no regresaría a la casa hasta hoy en la tarde. Ese tipo me va a dar la cara tarde o temprano.

—¿Señorita, desea desayunar? —con suma interés me pregunta una sirvienta en cuanto me ve salir de mi cuarto, cualquiera diría que me trata como un miembro importante de esta mansión.

—No, no tengo hambre, gracias —le sonrío—. ¿El señor Andrew ha llegado?

—Aún no, pero me comunicó que le informara a usted que podía esperarlo en su estudio.

—¿Qué tanto tardará en llegar?

—Quizás una media hora. ¿Desea esperar aquí en su cuarto o prefiere que la guíe al estudio del señor?

—Llévame a su estudio.

Acompañé a la sirvienta, y al llegar, me dejó sola en un amplio estudio perfectamente organizado, decorado con varias pinturas famosas en las paredes. Mientras analizaba cuidadosamente el lugar, me topé con un retrato sobre el escritorio, uno en el que Andrew y Rahab aparecían juntos. ¿Qué significa esto? Tomé el retrato justo cuando la puerta se abrió de repente, sin darme tiempo para reaccionar.

—¿Qué haces aquí? —cuestiona tan pronto como cierra la puerta tras de él.

—¿Se olvidó que le dijo a su sirvienta que lo esperara aquí?

—Ah, sí —fija sus ojos en el retrato y luego en mí, para responder a continuación una pregunta que estaba a nada de soltar—. Rahab es mi prometida.

Ahora todo tiene sentido.

—¿Por eso su interés en separarla de Travis?

—En parte, no olvidemos que también lo hago por ayudarte —se acerca, sentándose en una esquina del escritorio, a mi lado—. Me disculpo por haberte hecho esperar ayer, se me presentó un inconveniente en un último minuto. ¿Ya pensaste en lo que hablamos anoche?

—Sí, ya tengo una respuesta: Acepto su trato.

Con una sonrisa de satisfacción y de victoria, muestra su complacencia.

—Pero, ¿qué deberé darle a cambio?

—¿Y qué estarías dispuesta a darme?

Con la mirada en el suelo busco una respuesta, pero no puedo quitarme de la cabeza la única opción: mi cuerpo.

—No me des una contestación ahorita, aún nos queda mucho tiempo juntos, no te estreses en eso —se incorpora.

—¿Cuál será mi nuevo trabajo del que me habló Nolan?

—¿Trabajo? Ah, sí, eso. Tú no te preocupes, no tendrás que hacer nada. Solo dedícate a descansar y a sentirte cómoda. Si se te ofrece algo puedes contar siempre conmigo.

Si de algo aprendí del lugar del que vengo es que no existe la vida fácil, y que, si la hay, es temporal. No confío ni en mi propia sombra, ¿cómo podría confiar en alguien como él que apenas conozco? ¿En serio me ve tan tonta como para creerle ese papel? Lo utilizaré a mi conveniencia y cuando me dé lo que quiero me largaré lejos de aquí, siempre y cuando sea con Travis.

...JESSA...

Sin comentarle nada a Travis, le conversé a mi madre todo lo que ha ocurrido en su ausencia; sí, soy consciente de que debí consultarlo con Travis y de que se viene un caos si Andrew sigue con la estupidez de matar a su propio hermano sin motivo aparente, pero solo quiero que todo vuelva a ser como antes. ¿Cuándo las cosas cambiaron? En la familia siempre hubo apoyo y afecto entre todos, pero desde que papá ya no está todos tomaron rumbos distintos. Yo por mi parte, no quiero decepcionar a mamá.

—No hace falta que me sigas a todos lados, Arlo —lo veo por encima de mi hombro—. Dile a Travis que ya no soy una niña, que no necesito de sus cuidados. Nunca tuve conmigo un guardaespaldas, ¿por qué ahora se le clavó esa idea en la cabeza?

—¿Le parece poco lo que su hermano está haciendo? Traicionó la confianza de su propia familia y se atrevió a ponerle un dedo encima, ¿no es suficiente para que el Sr. Travis se preocupé por usted?

—No, no lo es. Yo tengo fe en que Andrew va a cambiar, ya verás, una vez lo vea le pediré explicaciones y él me las dará.

Me incorporo de mi asiento y, con los brazos cruzados, me acerco al ventanal para observar a las personas que bailan allá abajo. Visitar el club de vez en cuando me ayuda a relajarme, a pesar del bullicio que pueda haber.

Una llamada entrante al celular de Arlo es suficiente para verlo salir. No hay que ser adivina para suponer que se trata de Travis. Tanta cercanía entre esos dos me está haciendo llegar a la conclusión de que tienen un amorío secreto.

Cuando estaba por volver a mi asiento vi a lo lejos al mismo insolente que estaba con Andrew esa noche, Nolan, sentado con una rubia en sus piernas. ¿Será esto obra del destino? Sin perder tiempo allí parada salí, bajando las escaleras vi a Arlo concentrado en su llamada, y entonces me dirigí a Nolan que en cuanto me vio empujó a la chica que tenía encima.

—Esto es demasiado castigo para un hombre tan bueno como yo —lo oí murmurar cuando se levantó.

—¿Dónde está mi hermano, infeliz? —lo agarré de la camisa antes de que el cobarde huyera.

—Pues no sé, él es tu hermano, tú deberías saberlo —sonríe el cínico.

—¡¿Dónde está Andrew?! —mi paciencia está al límite. No voy a dejar pasar la única oportunidad que tengo para llegar a Andrew.

Agarra mis muñecas, apretándome, consiguiendo que lo suelte.

—¿La centrada niña quiere hacerle cambiar de opinión a su hermano? —ríe burlón—. Ve haciéndote la idea de que eso no pasará jamás. Andrew sabe lo que quiere y eso no le favorecerá a tu hermano Travis, así que no te sorprendas si en algún día de estos ese imbécil aparece con un tiro en la cabeza.

—Andrew no llegaría a esos extremos —digo segura, recibiendo uno que otro gesto burlón—. Sé quién es Andrew, no me vas a engañar. Él solo está confundido, pero yo…

—Ay por favor, no me salgas con esa estupidez de que vas a cambiar su forma de ver las cosas —vuelve a reír con tanta intensidad que podría cachetearlo aquí mismo—. Te daré un consejo que no me has pedido, pero que no está de más que escuches —se inclina a mí, apretando más mis muñecas—. Alguien como tú jamás cambiaría a un hombre como Andrew, ni siquiera tienes el valor por más que finjas tener las capacidades. Bájate de esa nube, Petrov.

—Suéltala, maldito —de reojo veo a Arlo atrás de Nolan, conociéndolo sé que está apuntándolo con su pistola disimuladamente.

—Como quieras —me empuja a Arlo—. Dile a tu noviecita que en la próxima no estorbe en mi camino.

Tras escuchar esas últimas palabras, lo vi salir del club como si nada, mientras yo me siento destrozada por dentro. Pensé que no me afectaría lo que dijo, pero una lágrima se escapa de mis ojos. Todo lo que quiero es paz en mi familia, ¿es mucho pedir?