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El Mago Que Quemó Todo

El Mago Que Quemó Todo

Status: En proceso
Genre:Aventura / Harén / Magia / Magia y demonio / Padre soltero / Héroes / Salvando al mundo
Popularitas:4.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Charly93

El mago que quemó todo. Una falsa desde el inicio, un heroe que se convirtio en leyenda por destruir a los magos negros y traer paz al mundo. Si supieran la verdad de él, lo verian como un tipo lujurioso que nunca hizo el minimo esfuerzo.

NovelToon tiene autorización de Charly93 para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

13. Lyra Emberforge 3

Cedric avanzaba en la oscuridad, sosteniendo a Lysander en brazos con determinación. Su única misión resonaba en su mente como un mantra: encontrar a Lyra y devolverle a Lysander. Sin embargo, mientras caminaba, los recuerdos comenzaron a fluir a través de su mente, como fragmentos de una película que se desplegaba en su memoria.

Recordó el día en que encontró a Lysander en una canasta, dejado en la puerta de su casa como un regalo del destino. La mirada inocente del bebé lo había cautivado.

Freya le enseñó a Cedric cómo alimentar y cuidar al pequeño Lysander. Cada momento compartido con el niño era una nueva lección, algo que su padre nunca hizo por él y Cedric descubrió la profunda conexión que se forjaba entre ellos.

Incluso en los momentos más inusuales, como cuando llevó a Lysander de visita a sus exnovias, el bebé siempre estuvo ahí.

Cedric, mientras caminaba en la oscuridad, sostenía a Lysander con un cuidado infinito. Cada paso que daba estaba impulsado por el deseo de reunir a la pequeña familia que de alguna manera se había formado entre la magia y los destinos entrelazados. La promesa de devolver a Lysander a los brazos de Lyra se volvía más intensa a medida que los recuerdos de los momentos compartidos con su hijo se arremolinaban en su mente, guiándolo en la penumbra de la noche hacia el reencuentro que anhelaba.

Cedric caminaba en la oscuridad, aferrando a Lysander contra su pecho con un cuidado infinito. Mientras avanzaba por el sendero, la penumbra de la noche rodeándolos, Cedric sentía el corazón apretado por una mezcla de amor y dolor. Las lágrimas amenazaban con emerger en sus ojos mientras sus palabras resonaban en el silencio de la noche.

— Estarás bien, pequeño. Lo prometo. Iré a visitarte de vez en cuando, pero no puedo cuidarte como mereces. Tengo que luchar contra los magos negros, y no quiero poner en peligro tu vida.

Cedric, en un gesto protector, pegó a Lysander aún más cerca de su pecho, compartiendo su calor y tratando de transmitirle la seguridad que su voz intentaba proyectar.

— Lysander. No puedo arrastrarte a ese peligro. Pero siempre te amaré, siempre estaré contigo, aunque sea desde la distancia.

Los ojos de Cedric se empañaron con lágrimas que luchaban por escapar. Cada paso que daba en la oscuridad parecía llevarlo más lejos de su pequeño hijo. Sin embargo, la decisión de Cedric estaba fundamentada en la necesidad de proteger a Lysander de los peligros que él mismo enfrentaba.

A medida que avanzaba, la sonrisa radiante de Lysander se materializaba en la mente de Cedric, un recuerdo que iluminaba la oscuridad que los rodeaba.

A medida que Cedric se aproximaba a la casa de Lyra, una sensación de ansiedad y anticipación se apoderaba de él. Pero a medida que se acercaba, una visión devastadora se revelaba ante sus ojos.

La casa de Lyra yacía en ruinas, consumida por las llamas del pasado. Los restos carbonizados de lo que alguna vez fue un hogar resonaban con la tragedia. A la distancia, Cedric sabía que el fuego había arrasado mucho antes de que Lysander apareciera en su vida. Las cenizas, llevadas por el tiempo y la lluvia, dejaron en su lugar una sombra de lo que alguna vez fue.

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Cedric al abrazar a Lysander con fuerza. La tragedia que había ocurrido antes de que el niño llegara a su vida, aunque desconocida en detalles, dejó un rastro de tristeza en el corazón de Cedric. Observó la casa en ruinas con cierta pesar, preguntándose qué habría sucedido con Lyra.

— Estaremos bien, Lysander. Nos tenemos el uno al otro —susurró Cedric, buscando consuelo en las palabras que compartía con su pequeño hijo.

La oscura noche envolvía el espeso bosque donde Cedric y Lysander se encontraban.

Pero como si todo fuera una trampa, un gesto devastador se presento cuando Cedric se vio rodeado de de figuras negras que aparecieron por el bosque en que el mago transitaba.

El único sonido que quebraba la quietud era el llanto de Lysander, un eco inquietante que se mezclaba con la brisa susurrante entre los árboles. Silas, el mago oscuro, avanzaba lentamente hacia ellos, su figura espectral resaltando en la penumbra.

Cedric habia escuchado de Silas, el mayor enemigo del reino, con quien luchaba su padre y el resto de magos de seguridad, era mala fortuna que se habia presentando ante él, junto con el resto de los magos negros, como si todos se hubieran reunido en un solo lugar.

El contorno de Silas estaba adornado con destellos de luz provenientes de runas inscritas en su túnica, emitiendo un resplandor tenue pero ominoso. Sus ojos, sin embargo, eran dos abismos que parecían absorber la luz que los rodeaba. Eran orbes fríos y penetrantes que reflejaban una malévola inteligencia, una astucia que se cernía sobre su mirada.

Sus manos, afiladas y pálidas, se alzaban con gracia casi etérea, listas para desatar la magia oscura que habitaba en su interior. Un aura siniestra lo envolvía, creando una atmósfera cargada de misterio y amenaza. Cada movimiento de Silas estaba impregnado de una confianza malévola, como si estuviera seguro de que el destino estaba a punto de inclinarse a su favor.

Aunque su rostro permanecía en la sombra, la malevolencia que emanaba de Silas era palpable. Su presencia imponía respeto y temor, como si llevara consigo los secretos más oscuros y retorcidos del mundo de la magia. Silas, el mago oscuro, era un enigma envuelto en tinieblas, una figura que desafiaba la luz y desataba la sombra con cada paso que daba en dirección a Cedric y Lysander.

Cedric, instintivamente, abrazó a su hijo con fuerza, como si tratara de ocultarlo de la amenaza que se cernía sobre ellos.

En un gesto de desdén, Silas preparó un hechizo oscuro dirigido hacia Cedric.

Cedric, reconociendo el peligro inminente, actuó con rapidez y creó un escudo de fuego para proteger a su hijo. Las llamas danzaron en torno a ellos, sirviendo como barrera ante el mal que amenazaba con envolverlos.

— No permitiré que le hagas daño a Lysander —advirtió Cedric, con determinación en sus ojos.

Sin embargo, la astucia de Silas no tenía límites. Intentó atacar nuevamente, desatando su poder con furia. Cedric, luchando por mantener el escudo, comprendió la magnitud del poder de su adversario.

— ¿Crees que tu fuego puede detenerme? Entregame al niño y tal vez te deje con vida—se burló Silas, lanzando otra oleada de energía oscura.

La lucha se volvía cada vez más desigual, y Cedric, arrodillado y exhausto, se aferraba a la esperanza de proteger a Lysander.

— ¡No permitiré que toques a mi hijo! —gritó Cedric, resistiendo con todas sus fuerzas.

En medio de la lucha desesperada, los ojos de Lysander se abrieron, revelando una mezcla de miedo y angustia. Su llanto resonó en la oscuridad, un eco que atravesaba el corazón de Cedric.

— Aguanta, Lysander. Estoy aquí. —Cedric murmuró con voz entrecortada, mientras luchaba contra la oscura amenaza que era Silas. La promesa de proteger a su hijo seguía siendo su anhelo más profundo, incluso en la encrucijada más oscura.

El llanto de Lysander se dejo escuchar, Cedric no sabia que hacer para consolarlo, tenia que protegerlo aunque diera su vida como garantia.

Dentro de Lysander tomó vida una inmensa chispa de luz con una intensidad asombrosa. En un parpadeo, esa tenue luminiscencia se convirtió en una deslumbrante ráfaga de fuego que estalló desde el pequeño cuerpo del niño. La explosión inicial fue como la eclosión de una estrella, arrojando destellos en todas direcciones.

El fuego que surgió de Lysander no era una simple llama; era una manifestación deslumbrante de energía mágica. Las llamas danzaban con colores vibrantes, desde tonos dorados hasta matices de azul y carmesí. A medida que la ráfaga se expandía, las llamas se entrelazaban como hilos de luz, creando una maraña de energía incandescente.

El llanto de Lysander, lejos de disminuir, parecía intensificarse.

La escena se volvió surrealista mientras la ráfaga de energía se expandía, consumiendo todo a su paso. Los magos neros que rodeaban a Cedric fueron los primeros en sucumbir a la intensidad de la luz. La maleza del bosque se encendía en un resplandor efímero, y la destrucción se extendía hasta la mitad del paisaje circundante.

Cedric, aún abrazando a Lysander, observaba asombrado la magnitud del poder que su hijo liberaba. La luz deslumbrante iluminó los rincones más oscuros del bosque, revelando la desolación que habían desencadenado. Silas, el mago oscuro, luchaba por resistir, pero la fuerza incontrolable de la ráfaga lo envolvía.

Cuando la tormenta de energía finalmente se calmó, un silencio sepulcral se apoderó del lugar. Cedric, con su corazón latiendo fuerte, contemplaba el paisaje alterado por la inesperada explosión de poder. La destrucción creaba un escenario surrealista, con árboles retorcidos y fragmentos de energía danzando en el aire.

El llanto de Lysander se desvaneció, y en el silencio que siguió, Cedric se encontró enfrentando las consecuencias de este misterioso y desbordante poder que residía en su hijo. Nadie podria enterarse del poder de Lysander.

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VagaBond
Nunca pensé que un libro pudiera tocarme tanto el corazón. Esta historia me ha conmovido hasta lo más profundo. 🥺💓
Nụ cười nhạt nhòa
en verdad q tiene un buen estilo
HEEJIN
Me gusto mucho tu capítulo, necesito descubrir lo que va a suceder a continuación. 😍 ¡Por favor, no me hagas esperar demasiado!
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