La Reina Sucia

Al caer la noche, Verchiel pide a la princesa que lo ayude a acostarse, estaba cansado y quería dormir.

—Princesa, deseo descansar, ¿Me ayuda?

Alba ni siquiera respondió, corrió enseguida a ayudarlo.

Una vez que él ya estaba acomodado le preguntó.

—¿La princesa no va a descansar?.

—Si, cambiaré mi vestido, por ropa para dormir.

Ella sin ningún pudor se quitó el vestido delante del Rey y se colocó la ropa para dormir. El Rey quedó con la boca abierta, y lleno de dudas.

—¿Cómo es posible que no tenga vergüenza de desnudarse frente a mi, pero se aterra solo con un beso?—pensaba el Rey

Alba colocó la silla al lado de la cama y se sentó agarro el libro de la mesa, ella se disponía a leer, pero el Rey carraspeó, llamando su atención.

—Quiero que descanses conmigo princesa, por favor.

—Está bien, lo haré, no leeré esta noche—exclamo ella cerrando el libro.

Colocó el libro sobre la mesa y se recostó en la silla.

—Princesa ¿Que haces?—con mucha duda

—Su majestad quiere que descansemos.

—¿Y por qué se queda en la silla, y no entra en la cama?

Alba quedó en shock.

—¿En la cama?

—Si, debe dormir conmigo, en la cama.

Alba tragó grueso, estaba nerviosa pero decidió obedecer. Movió la silla y se acostó al lado del Rey, la abrazó y la atrajo hacia él, quedando frente a frente.

—¿Has dormido todos estos días en esa silla?

—Si, es bastante cómoda—sonriendo.

—A partir de hoy, duerme conmigo—acariciando la mejilla.

Alba solo asintió y luego los dos se perdieron en sus miradas, Verchiel no aguanto más y la volvió a besar, a pesar de no recibir la misma respuesta, le gustaba sentir y saborear los labios de Alba.

Luego de algunos besos, dónde ya Alba daba mejor respuesta el Rey decidió dejarla y solo abrazarla, durmieron muy juntos y por fin Alba en tanto tiempo se sintió segura.

Por la mañana Alba como siempre era la primera en despertar, y se quedó admirando al Rey, tocaba sus labios recordando los besos, luego se levantó e hizo su rutina de aseo mientras llegaba el desayuno.

El Rey despertó y ella lo ayudo a asearse y lo sentó en la mesa cerca de la ventana para esperar el desayuno. Está vez comieron juntos y el Rey ya empezaba a hacerlo por sí mismo, pero ella estaba con cara de preocupación, casi no hablaba y el Rey lo notó y le preguntó.

—¿La Princesa se siente bien?—mirandola mientras comía.

—Si—sin verlo al rostro.

Una respuesta muy sencilla para su rostro desencajado.

—¿Qué le preocupa?

Alba no pudo aguantar más y respondió.

—¿Su majestad quiere un heredero pronto?

Verchiel se extrañó por la pregunta y dejó de comer.

—Todos queremos uno o más herederos, pero ¿por qué lo pregunta?

—Bueno anoche yo dormí con su majestad, más temprano que tarde le tendré a su heredero, por qué dormimos muy juntos y nos besamos.

El Rey sonrió, le pareció gracioso lo que dijo Alba, él entendió que ella tenía otra percepción de las cosas.

—¿La princesa sabe cómo se hacen los herederos?—preguntó Verchiel para seguir indagando.

—Si, por su puesto, Esmeralda me dijo que cuando un hombre y una mujer duermen juntos, muy, muy juntos hacen los herederos, y que tardan algún tiempo en nacer, ella y Amadeo siempre dormían juntos pero ella me dijo que no era fértil y no podía tener herederos, pero como Amadeo la amaba no le importaba.

Estás palabras causaron mucha gracia al Rey quien comenzó a reír, y hasta las lágrimas salieron a causa de la risa, le parecía tierno y a la vez preocupante, que la princesa, fuera tan inteligente y educada, pero a la vez tan inocente.

—¿Le parece gracioso lo que dije?—preguntó Alba con tono enojada.

—Disculpe, no es gracioso, disculpe princesa ¿Que haremos hoy?

Preguntó el Rey limpiando las lágrimas, para evitar seguir riendo y cambiar la conversación.

—Podemos ir a dar un paseo al jardín para tomar los rayos del sol, y respirar el aire puro—con gran emoción Alba aplaudía.

—Me gusta la idea, y más si me acompañas.

Alba ayudo a Verchiel a vestirse y Luego ella se cambió nuevamente frente a él, sin ningún tipo de vergüenza, él volvió a quedar sorprendido.

Bajaron al jardín, El Rey parecía muy relajado, abría los brazos y respiraba profundamente.

Alba jugaba y corría alrededor de él. Llegaron a la fuente y se sentaron.

Conversaban de todo un poco, sobre sus gustos, colores favoritos, comida preferida, y muchas cosas más, para Verchiel cada momento compartido con la princesa era único.

Cómo aún seguía preocupado por lo que le había dicho del heredero, le pidió a Martha que conversara sobre ese tema más a profundidad con la princesa.

También mandó a llamar al doctor para que también le explicará, él no quería traumarla además anhelaba, tener su noche de bodas.

Pero sabía que ella no entendía del todo o no sabía cómo era la vida sexual de los adultos, quería que se llevara la mejor experiencia con él.

Verchiel debía resolver varios asuntos y debía hacerlo lo más pronto posible antes de que se acumulara más trabajo, ya se sentía mucho mejor, así que se colocó uno de sus mejores trajes y comenzó con sus labores.