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Carolina dijo lo que tenía que decir y se fue. Al llegar a su departamento se desmoronó. Maite volvió de la escuela, preparó la comida y buscó a su hermana para comer. La encontró llorando en su cuarto.

— ¿Hermana que te pasa? — Carolina abrazó a Maite con fuerza.

— Me engaño. David nunca me quiso, para el sólo fui una apuesta.

— No te entiendo. ¿El no te ama?

— No. Nunca me amo. El y su amigo apostaron para llevarme a la cama. Y el fue quién lo consiguió.

— Caro lo siento mucho.

— Lo que más me duele es que me haya dicho que seguro mi bebé no es de el. Qué yo lo engañé con otro. Es un maldito. Además ni siquiera se llama Alonso. Todo lo que me dijo fue una mentira. Una maldita mentira. — Carolina no podía dejar de llorar.

— Caro no llores más. Ese no se merece tus lágrimas.

— Mi hijo va a crecer sin su padre. Y todo por mi culpa. Por mi maldita culpa. Por no haberme enamorado de un buen hombre.

— No digas eso. Él te dio una cara que no era.

— Pero caí cómo estúpida. Él nunca me presento a sus amigos, a su familia, nunca me invitó a un evento dónde hubiera reporteros. Y aun así, nunca me imaginé que yo solo era un juego. Lo odió. Lo despreció. Maite nunca te enamores de un mal hombre. Por favor fíjate bien con quién sales. Si puedes primero mándalo a investigar con un detective.

Maite se rio sin ganas.

— No estoy bromeando hermana. Por favor, prométeme que te vas a fijar muy bien con quién sales. Y que nunca confiaras en alguien que no te presente a su familia y amigos primero. Prométeme.

— Te lo prometo. Me fijaré en un buen hombre. —Maite abrazó a su hermana y la consoló hasta que se quedó dormida.

...

Días después Carolina mostró más ánimo, le pidió ayuda a su amigo para cambiarse de departamento, siguió trabajando en el bar hasta que se empezó a notar su embarazo. Por suerte tenía sus ahorros, con eso pudo salir adelante mientras daba a luz, durante su embarazo tuvo muchos momentos difíciles, a veces no comía, o lloraba al recordar lo que David le hizo, Maite intentaba sacarla adelante, le hacía sus platillos favoritos, o le cantaba al bebé. Le decía que amaría a su sobrino tanto cómo la amaba a ella, Caro se animaba pero a los pocos días de nuevo se deprimía y se reprochaba el haberse enamorado de un mal tipo.

A los ocho meses de embarazo Carolina y Maite salieron a caminar. De regreso al departamento, Carolina vio en un puesto callejero una revista que tenía a David en la portada. Ella desde lejos pudo leer una pequeña parte.

"Se capta a hijo del magnate Herrera, salir del edificio donde vive la famosa modelo Natalí Hadid."

Carolina se impresionó tanto con la noticia que entró el labor de parto. Ella y Maite se asustaron mucho. Maite paro un taxi en la calle y la llevó al hospital. Ahí Carolina dió a luz, al ver al bebé se acordó de David, de todo el daño que le había hecho. Ella no quería conservarlo. Sintió un profundo odió al conocerlo. Por eso le pidió a Maite que se lo llevará a un orfanato. Maite no creyó lo que escuchaba. Pensó que su hermana estaba loca. Sin embargo ella se negó a amamantarlo. No lo quería cerca. El doctor le dijo que tal vez tenía depresión pos parto. Qué esa era la razón de que rechazara al bebé. Maite quiso creer que era eso. Y que después de un tiempo querría al pequeño. Tal vez lo que necesitaba ahora era convivir más con el. Si veía esa carita tierna seguro que lo amaría.

— Te dije que no quería verlo. Llévatelo.

— Caro no puedes hablar en serio. Esté bebé es tu hijo.

— Pero no lo quiero.

— Hermana el bebé no tiene la culpa de lo que hizo su padre. — Recordar a David sólo empeoró las cosas.

— NO QUIERO VERLO. — Grito ella enojada. El bebé empezó a llorar y Maite prefirió irse para calmarlo fuera.

Carolina entendió que su hermana no haría lo que ella le pedía, por eso le pidió a su amigo que lo hiciera. El aceptó. Sin embargo, horas después el le dijo que su hermana había tenido un accidente junto al niño.

— ¿Mi hermana está bien? — Preguntó ella con preocupación.

— No. Ella se murió. — Contó su amigo triste.

— No. — Carolina empezó a llorar. — Mi hermana no. Mi hermana no. Ella era muy joven. Debe ser mentira. Por favor investiga bien. Maite no puede estar muerta. Es mi única familia. — Caro lloraba con desesperación, estaba arrepentida, pues la última vez que la había visto la trató muy mal.

— Lo siento Carolina. Es la verdad. La atropellaron en la calle.

— No. Es mi culpa. Todo es mi culpa. Yo no debí correrla. Todo es mi culpa. Mi culpa. — Carolina lloró y gritó, luego entró en un estado de chock. Su amigo llamó a los doctores. Ellos la revisaron y dijeron que si en unos días no reaccionaba, tendrían que cambiarla a la unidad de cuidados intensivos. El dió la orden para que lo hicieran de una vez. También soborno a un doctor para que le mintiera a Maite. Cuando ella regresó, Carolina ya no estaba en su cama. Buscó al doctor y le pregunto por su hermana, esté le dijo que ella había fallecido. Maite no quería creerlo, le pidió que la dejaran ver el cadáver, el no quiso. Pues no había tal cosa. Antes de que el le pudiera dar un pretexto, el amigo de Carolina entró, le pidió al doctor que se fuera.

— Lo siento Maite. Ya mandé a cremar el cuerpo, te daré las cenizas cuando las tenga.

— ¿Pero de que murió?

— De tristeza. Por lo que le hizo ese maldito. — Maite sintió un profundo odió por ese hombre que no conocia. Perdió a su hermana, lo que más amaba en la vida. Ahora sólo tenía a ese pequeño, quería cuidar de el. Pero a los pocos días descubrió que cuidar a un niño no era tan fácil, necesitaba dinero para la leche, para su comida, para mantener el departamento. Por eso decidió llevarlo al orfanato.

Lo que no sabía era que David se arrepintió de sus actos, el buscó a Carolina para hacerle una prueba de ADN al niño, y si en verdad era suyo se haría responsables de ambos, desafortunadamente encontró el lugar vacío, la busco durante meses por medio de un detective privado, y esté por órdenes de los padres, no le dió ningún tipo de información sobre ella.

Fin del flashback.