El matrimonio arreglado de la primera hija del Conde Harris con el Duque Carnegie III y su peculiar convivencia
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Carnívoro
El carruaje donde viajaban no se parecía en nada al de la familia Harris, este era el triple de cómodo y lujoso. Habían salido antes de que el sol los tocase con sus primeros rayos, fueron invitados al castillo de los Wallinthom, para conocer a los príncipes herederos
Samantha quien estaba adormecida recostada cerca de la ventana sentía el peso de la intimidante mirada de su esposo
-… ¿Tengo algo en la cara?
-Si, exceso de belleza- Sonrió perverso luego de decirlo, mojó sus labios con su lengua y se agachó en el suelo del carruaje en dirección a ella
-¿Qué haces James..?- preguntó con nerviosismo
-¿Qué crees que haré?
El rostro de Samantha estaba totalmente rojo en cuestión de segundos, pronto su piel se erizó ante el contacto, la yema de los dedos de James viajaba desde sus tobillos hasta sus muslos recorriendo la cara interna de estos
-Tu piel es tan suave que provoca morderla hasta dejar marcas en ella
Un suspiro intenso fue lo único que tuvo como respuesta ante aquella declaración, sutilmente abrió las piernas para darle paso a un desesperado y carnívoro James quien sin compasión la devoró hasta que el carruaje se detuvo al escuchar los gemidos de Samantha
-Mi señor ¿está todo bien?- Preguntó Karl el soldado que dirigía el carruaje
-Esta todo bien, no se detengan
Por suerte, jamás abrían las puertas del carruaje sin autorización o en caso de ataques. Samantha mordía sus labios para contener los gemidos y las risas a causa de la situación
El viaje duró 2 horas más de lo previsto, Samantha lucía terriblemente exhausta pues James no le había dado tregua
-Mi señora- James elegantemente besó el dorso de la mano de Samantha- Hemos llegado
-Que vergüenza, estoy toda agitada y sudada James
Este último sonrió perverso e ignorando su reclamo, con cuidado la ayudó a bajar del carruaje mostrando la impresionante vista a su alrededor. Era una preciosa vista, un castillo majestuoso y gigante, la más impresionante de las construcciones que había visto jamás
James la encaminó hacia la entrada mientras caminaban rodeados de al menos 10 soldados, 5 a cada lado
-Es extraordinario mi señor
-Lo es
El suelo del castillo era tan brilloso que se reflejaba en él cuan espejo y el techo tan alto que apenas lograba divisar los detalles que seguramente fueron hechos a mano. Caminaban sobre una infinita alfombra de terciopelo rojo rubí, había tantas personas que era difícil saber quiénes eran trabajadores, visitantes o parte de la realeza, Samantha estaba confundida
-Bienvenidos sean Duque y Duquesa de Carnegie- La voz del anfitrión resonó en el amplio lugar
Samantha inclino levemente su cuerpo en forma de agradecimiento y James simplemente la miró de reojo
-Les mostraré la habitación asignada, síganme
James estiró su brazo ligeramente flexionado para que Samantha lo tomará, se veía claramente tensa
-Tranquila Samy- Susurró solo para ella
El recorrido fue agotador, tan solo para llegar a la habitación asignada debían atravesar todo el castillo, los pies de Samantha gritaban de dolor por los zapatos que llevaba, no estaba acostumbrada a ellos
La habitación donde se quedarían los siguientes cuatro días antes de viajar al ducado de Carnegie en la capital, era tan majestuosa como el resto del castillo, paredes claras, suelo recubierto de alfombra y una gran cama con cortinas de encaje en los cuatro pilares
-Es bellísimo James
-No más que tu Samy… ven- Extendió su mano para tomar la de ella y la arrastró hasta la cama rápidamente donde la sentó en el borde. Se agachó al frente y quitando los zapatos, tomó su pie para masajearlos- No uses más esos zapatos del demonio
La carcajada de Samantha llenó sus oídos, no la había escuchado reír tan fuerte
-No son zapatos del demonio James
-Lo son, me ocuparé de buscar un diseñador que haga zapatos bajos pero ideales para la duquesa- Era inevitable que el corazón de Samantha festejara con emoción cuando James hacía ese tipo de cosas
-Gracias…
Toc toc
-Adelante
La puerta se abrió dando paso a una de las doncellas del castillo
-Mi nombre es Olivia y estaré al servicio de la duquesa y el duque de Carnegie durante su estadía- Se inclinó en reverencia
-Espero que cuides bien de nosotros Olivia- Respondió Samantha apenada de que James continuara en su labor de masajista sin inmutarse- Por ahora estamos bien, puedes retirarte
La doncella salió a toda prisa de allí, no podía creer lo que había visto, el duque de Carnegie, a quien todo mundo llama asesino, masacrador, dándole un masaje a la duquesa con un relajado semblante
-James, me avergüenzas
-Es solo una doncella, tus pies son más importantes… Además, todavía estabas vestida
-Estoy…
-Estabas- Al terminar de hablar tomó a Samantha por la cintura pegándola a su cuerpo y ágilmente deslizó la cremallera del vestido hacia abajo, dejándolo caer a sus pies
Los vestidos de Samantha estaban diseñados a la medida de su cuerpo y los deseos del duque, quien exigió que cada uno de los vestidos pudiera ser quitado rápidamente y no apretaran de forma excesiva el delicado cuerpo de su esposa
-Nunca me cansaré de verte así Samy, tu cuerpo es perfecto para mi- Sacó las bragas de encaje que llevaba y la tumbó a la cama- Prometo que te dejaré descansar del viaje luego de esto
James era la lujuria hecha persona
-Oh Samantha querida, bienvenida, es un placer tenerte por fin aquí… Todas las damas queríamos saber como era la mujer que había podido casar al duque de Carnegie- La voz cantarina de Habee Wallinthom, la princesa heredera, resonaba por todo el lugar
Estaban reunidas en un hermoso jardín donde ella solía hacer las fiestas del té, en la mesa, cuidadosamente decorada y llena de aperitivos, se encontraban alrededor de 6 princesas amigas de Habee, las cuales la visitaban constantemente tratando de capturar la atención del príncipe heredero. Samantha sonrió con las mejillas coloradas
-Es un honor su invitación princesa Wallinthom
-Solo dime Habee, estoy segura de que seremos buenas amigas duquesa
-Gracias
-Te serviré té, es una de las nuevas vajillas traídas del otro lado del mundo solo para las mejores fiestas del té
Habee se movía con la gracia de una bailarina de ballet de un lado al otro, sirviendo el té cuidadosamente, se veía desde lejos la fina educación con la que había crecido
-Pruébalo- Aplaudió con sus pequeñas manos expresando su emoción -El té esta hecho de hojas de lavanda con limón y semillas de amapola
-Es exquisito princesa- agradeció Samantha
-Buenas tardes damas, sean bienvenidas- La voz áspera y varonil que pronunció aquellas palabras causo en la espalda de Samantha un escalofrío
-¡Hermano!