En la Mira del Amor

Alberto estaba impaciente mirando por la ventana, ya sabía que Carlos y Bruno habían sido perseguidos, tenía que ver a Carlos para asegurarse de que estaba bien. Ahora tenía más certeza que nunca, se había enamorado de él, el miedo de perderlo y toda esa angustia era solo la confirmación.

Alberto vio el carro de Carlos acercándose y fue de inmediato a encontrarse con ellos, vio a Carlos bajar completamente pálido del carro, llegó rápidamente hasta él y lo abrazó "¿estás bien? ¿Estás lastimado?" Carlos respiró profundamente antes de responder. "estoy bien, solo me mareé con la persecución, tomaré una pastilla y estaré bien". Aunque él lo confirmara, la expresión de Alberto todavía mostraba preocupación.

"Voy a subir a bañarme y tomar una pastilla para el mareo, enseguida estaré mejor. Solo voy a recoger mis cosas" Carlos iba a girarse para recoger su maleta, pero Alberto agarró su brazo, hizo una señal con la cabeza y uno de los guardaespaldas se dirigió al carro a recogerla. Carlos no veía necesidad de eso, pero no estaba con ánimos para discutir con él. Miró hacia Bruno, quien estaba apoyado en el carro con gafas oscuras y chupando una paleta "Gracias de nuevo, Bruno" Carlos sonrió ligeramente y Bruno hizo un gesto como una continencia con dos dedos.

"Haría cualquier cosa por mi cuñado", dijo riendo y Carlos hizo rodar los ojos, y se dirigió hacia la casa. Alberto lo miró y hizo una señal que Bruno entendió, también entró y fue directamente a la oficina. Carlos subió solo, dijo que Alberto no necesitaba subir con él, que podía encargarse de sus cosas. Alberto estuvo de acuerdo y fue a la oficina a hablar con Bruno.

"¿Cómo sucedió?" dijo sin siquiera cerrar bien la puerta. "Andrey sabe que está aquí, el carro nos seguía desde que salimos de aquí, creo que la orden era verificar a dónde iba Carlos y luego interceptarlo en su regreso, y por supuesto llevárselo". Alberto golpeó la mesa.

"Necesito sacar a Carlos de aquí por unos días, ya que tengo que hacer un viaje a Brasil lo llevaré, Andrey no está loco como para hacer algo allá, mientras esté fuera quiero que encuentres una manera de contraatacar a ese pequeño idiota, y si logras atrapar a Pablo mucho mejor, tengo cuentas que ajustar con ese desgraciado.

"Hermano, disculpa preguntar, pero ¿lo superaste? Solo para estar seguro" Alberto rodó los ojos y se sentó "sabes que ya no me gustaba como antes, me gustaba pero ya no era amor. Después de lo que hizo no puedo sentir nada por él, solo quiero vengarme de ese desgraciado". Bruno no dijo nada más sobre ese tema, imaginó que cuando hablara sobre el tal Lucas se iba a poner aún más irritado.

"Hay otra cosa, el tal Lucas apareció en la casa de Carlos antes de que nos fuéramos, parece que está tratando de volver con él". Alberto apretó la mandíbula y apretó los puños "este idiota también me está poniendo nervioso, creo que tendré que ser más claro para que me entienda". Bruno solo sonrió "entonces, estás realmente enamorado ¿verdad?" Alberto apoyó el codo en la mesa y suspiró "no debería, pero lo estoy. Él no está acostumbrado a este tipo de vida, pero no sé si puedo dejarlo irse de la mía ahora".

Alberto y Bruno aún conversaron por un tiempo, Alberto dio algunas instrucciones sobre lo que debía hacer mientras estuviera fuera, firmó algunos documentos y Bruno salió a hacer lo que Alberto le pidió. Era hora del almuerzo, Alberto subió a llamar a Carlos, golpeó la puerta pero no obtuvo respuesta, abrió la puerta entrando despacio. Carlos estaba acostado durmiendo, llevaba una bata y dormía tranquilamente, la forma en que estaba acostado revelaba un poco de sus piernas y su pecho.

"así maltratas", Alberto dijo mirándolo, sintiendo que alguien ya estaba respondiendo a esa visión, se sentó en la cama y acarició el rostro de Carlos "eres tan hermoso". Carlos se movió un poco y Alberto decidió llamarlo. Carlos despertó con Alberto llamándolo, dijo que el almuerzo ya estaba listo y vino a llamarlo para almorzar. "está bien, me cambio y bajo enseguida". Alberto asintió y salió adelante.

Carlos se lavó la cara para despertarse del sueño causado por el medicamento, se vistió y bajó. Alberto estaba al final de las escaleras hablando con una de las empleadas. Ella subió y los dos fueron a la sala de estar. "¿Vamos a estar solo nosotros dos?" preguntó Carlos. Solo los dos en una mesa grande como esa. "Normalmente Bruno también come aquí, hoy él está resolviendo algunas cosas para mí". Carlos asintió con la cabeza y comenzaron a comer. En medio del almuerzo, Carlos se acordó de la licencia médica.

"Ahora me acuerdo de algo, ¿cómo hiciste para enviar una licencia médica al director en el hospital?" Carlos hablaba de una manera que parecía molesto. "Tengo personas eficientes trabajando para mí. Y ahora es la mejor manera de evitar exponerte tanto". Carlos lo miró aún pareciendo un poco irritado. "¿Podrías al menos haber pedido mi opinión? O avisarme de lo que estabas haciendo, ¿y si yo dijera algo que hiciera sospechar al director?".

Alberto dejó de comer y puso sus cubiertos en el plato, mirando fijamente a Carlos. Estaba serio y de alguna manera Carlos pensó que podía haberse pasado de los límites. No es porque haya pasado algo entre ellos que él dejó de ser quién es, un mafioso que Carlos apenas conoce. "Entiende, Carlos, de cierta manera te metí en esta situación, así que haré todo lo que crea necesario para garantizar tu seguridad, incluso si no pido tu opinión". Carlos se quedó sin palabras, encontró el tono y la forma en que Alberto habló, diferente de cómo usualmente habla con él.

Carlos desvió la mirada y miró su plato, tener a alguien controlando su vida era de alguna manera una experiencia diferente para él, justo él que le gustaba tener el control total de ella y de todo lo que hacía. Alberto todavía lo miraba, soltó un suspiro y se recostó en la silla, dejando de comer. "Perdóname. Soy un poco controlador, me gusta saberlo todo y me gusta controlar las cosas que involucran a las personas por las que me preocupo, en mi mundo, las cosas deben ser así". Alberto hizo una breve pausa y Carlos lo miró de nuevo. "Y ahora tú eres parte de él, y necesito asegurarme de que estés bien y seguro".

Carlos pudo percibir la sinceridad detrás de esa mirada y, aunque no quisiera, sintió que su corazón se calentaba. En el fondo sabía que lo que Alberto hizo fue por su seguridad y, mucho más en el fondo, le gustó la sensación de tener a alguien tomando las riendas por él, era una nueva experiencia. "Está bien, sé que lo hiciste por mi seguridad, solo... solo no estoy acostumbrado a que cuiden de mí de esta manera".

Carlos habló suavizando su expresión, Alberto sonrió levemente e inclinó su cabeza. "Entonces, acostúmbrate, porque pretendo encargarme de ti". Escuchar a Alberto decir eso con esa sonrisa hizo que el corazón de Carlos se saltara un latido, tragó saliva y sintió que su rostro se quemaba, sus labios se curvaron y volvió a mirar el plato.

Ambos volvieron a quedarse en silencio y continuaron comiendo. Un tiempo después, el celular de Alberto recibió un mensaje, después de leerlo, echó un breve vistazo a Carlos y preguntó: "¿Conoces Brasil?". Carlos negó con la cabeza y respondió: "No, pero me gustaría conocer, he oído que hay lugares increíbles". Alberto sonrió antes de hablar: "Bueno, entonces podré cumplir tu deseo, nos vamos hoy a Brasil".

"¿Eh?" Carlos no sabía qué decir, por la expresión de Alberto sabía que no era una broma, si decía que no, sabía que no serviría de nada, así que Carlos no sabía si reír o llorar, qué estaba tramando ese hombre, no tenía ni idea. "¿Cómo que nos vamos hoy?". Alberto solo sonrió y agregó: "Sí, y tus maletas ya están listas". Ahora lo sabía, había encontrado a alguien aún más loco por el control que él.