El Parapléjico y la Buena Chica

Sigue pasando el tiempo, Helena se queda dormida en el sillón porque está cansada, William aún estaba durmiendo, Otávio y Juliana van al cuarto, Otávio toma a Helena en sus brazos y la acuesta en la cama junto a William, Juliana la cubre con una manta y salen.

Ya afuera de la habitación.

Juliana:Sería una locura decir que ella le haría muy bien a él? Creo que serían una hermosa pareja.

Otávio:No eres la única, yo también creo eso. ¿Has notado que William está cambiando su comportamiento cerca de ella? Su rostro tiene color, sus ojos brillan, habla con tono más bromista que arrogante.

Juliana:Espero que se enamore, no merece sufrir, Stefanny lo lastimó mucho.

Otávio:No te preocupes, no nos vamos a meter pero tampoco vamos a dejar de darle un empujoncito.

Juliana:Jeje, sí.

Van a la sala, pasan algunas horas y William despierta, mira hacia un lado y ve a Helena durmiendo, parecía un ángel, acaricia su cabello sintiendo su suavidad, huele un mechón, el aroma de su champú es delicioso, toca su rostro acariciándolo, su padre entra al cuarto y él retrocede.

Otávio:Hola hijo, qué bueno que estás despierto.

William:¿Qué hace ella aquí en mi cama?

Otávio:Se quedó dormida en el sillón, así que la puse ahí.

William:Sabes que nadie se acuesta en mi cama.

Otávio:Entonces la despertaré.

William:No, déjala, habla bajito.

Otávio:¿Te sientes mejor?

William:Sí.

Otávio:Te traeré la cena.

William:Está bien.

Sale, William sigue mirando a Helena, se mueve y se sienta en la cama, Helena se mueve pero no se despierta, hace un gesto tierno, William se ríe de su forma de dormir. Otávio entra, deja la bandeja en el regazo de William, él come sintiéndose mucho mejor, Otávio espera a que termine de comer, se quedan en silencio para no despertar a Helena, después de comer, Otávio se lleva la bandeja, William se queda sentado mirándola, de repente suena el celular de ella, él la saca rápidamente del bolsillo con un poco de esfuerzo, era Mateo llamando, él cuelga y apaga el celular.

Helena sigue durmiendo haciendo un gesto tierno, era gracioso y tierno a la vez, ella dormía profundamente, William le saca una foto dormida con su celular, la guarda en una carpeta segura, los minutos pasaban, las horas pasaban, ya era tarde en la noche, William había ido al baño con ayuda de su padre, cuando volvió a acostarse, Helena comenzó a despertar, miró la habitación y luego a él, Otávio salió de la habitación, al ver a William junto a ella, se asustó sin entender nada.

Helena:¿Qué...

William:Calmate, te quedaste dormida en el sillón y mi padre te puso aquí en la cama, no te preocupes porque no hice nada.

Helena:¿Cómo estás? Lo siento por esto.

William:Tuve tres paros, fiebre muy alta...

Helena:No digas eso ni en broma por favor.

William:¿No quieres que muera, Doctora?

Helena:No, claro que no.

William:No voy a dejarte en paz tan fácil, Doctora.

Helena:Prefiero así.

William:¿Lograste descansar?

Helena:Sí.

William:Lo sé, todas las que están aquí descansan mucho.

Helena se pone seria y se levanta, William la observa, ella va al baño pero pronto sale, Helena aún estaba seria, toma su bolso para irse y su celular en la mesita cerca de él, William sujeta su brazo mirándola.

William:¿Qué estás haciendo?

Helena:Me voy, ya estás mejor, excelente por cierto.

William:¿Ya viste qué hora es? Son las 2 de la madrugada, Doctora.

Helena:Mi auto está aquí, así que llegaré pronto.

William:No vas a salir de aquí.

Helena:Suelta.

William:¿Por qué estás así?

Helena:Suelta, me voy.

William:¿Celos, Doctora?

Helena:¿Qué? ¿Estás loco?

William:Me gustaría estarlo, estás estresada, Doctora, y eso no es bueno para el corazón... repite sus palabras

Helena:Suelta.

William:No pienses que te vas a ir, necesito que estés aquí y es peligroso que salgas a esta hora.

Helena:Ya estás bien.

William: He hecho un esfuerzo para ir al baño, así que mis piernas me duelen. Mi fiebre puede volver, Doctora, ¿quieres que me quede aquí alucinando sin nadie? Si lo deseas, detendré la fisioterapia y elegiré otra.

Él la suelta, Helena deja su bolso en el sillón, sale de la habitación y al cerrar la puerta, Juliana aparece.

Juliana: Hola, querida, qué bueno que despertaste, iba a despertarte para que cenaras con nosotros, pero William no dejó bajo ninguna circunstancia.

Helena: ¿Él no dejó?

Juliana: Dijo que necesitabas descansar, ni siquiera pude tocarte, él era quien arreglaba tu cobija, jajaja.

Helena: Ay Dios mío... se pone avergonzada

Juliana: Vamos, vayamos a la cocina, necesitas comer algo.

Helena: No voy a rechazarlo, solo he almorzado hoy.

Juliana: Pobrecita, vamos a llenar esa barriguita, jajaja.

Helena: Gracias.

Bajan a la cocina ellas dos.