Una tragedia marca la vida de Isabella Moretti. Años más tarde el amor vuelve a ponerla a prueba.
Declaro que esta novela es totalmente de mi propiedad. No se aceptarán copias ni plagios de la misma
NovelToon tiene autorización de Paoo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 12.
Por Isabella.
Me desperté sola en la cama. Mire para ambos lados y él no estaba ahí. Pensé si lo que ocurrió la noche anterior fue un sueño o fue real. Me dirigí al baño a darme una ducha y luego, me vestí. Era demasiado tarde. Debía ir a trabajar e intentar llegar lo antes posible. Opte por una camisa de seda color gris y una minifalda de cuero color negra.
Baje las escaleras y me encontré a la señora Cristina en la sala.
-Hola preciosa, Me alegra verte de pie.- Dijo ella abrazándome.
-Buen día, señora Cristina. Ya estoy mejor. Gracias por preocuparse. Iré a la oficina. Me hará bien distraerme. -Dije.
-No irás a ningún lugar.- Exclamó Valentino detrás de mí.
-Valentino. Lo siento yo... Me quedé dormida pero ya me dirigía a la oficina. Haré horas extras, lo prometo.
-No, no. Isabella. Te quedarás aquí. Tienes que descansar, lo que paso contigo no fue cualquier cosa. No te dejaré ir al trabajo. Te quedarás en la casa a descansar.
-Hijo, no seas tan duro con ella. No me quedo tranquila yéndome así. Hablare con tu padre. Me quedaré aquí.
-No será necesario, mamá. Vete con papá, necesitará de tu compañía. Sin embargo, hay algo de lo que necesito hablar cuando regresen. Es... importante.
-Señora Cristina. ¿Se va de viaje?
-Si cariño, solo tres días. Iremos a cerrar un negocio, ya que Valentino nos pidió que nos encargáramos para poder quedarse aquí contigo.
-¿Qué?, Valentino… Tus padres quieren descansar. Puedes irte tranquilo, no daré problemas. Lo prometo.
-No estás en condiciones de viajar. Tienes que cuidarte y mis padres harán este viaje. Además, tienen que salir un poco. Les hará bien hacerlo.
Muy a mi pesar, la señora Cristina se despidió de nosotros y fue a reunirse con su esposo en el aeropuerto.
-¿Irás a la oficina?
-Solo será una hora, ¿bien? Tengo que arreglar un asunto y luego volveré. Trabajaré desde casa hasta que te encuentres mejor. ¿Ok?
-Está bien. Gracias, Valentino. Gracias por preocuparte por mí.
Él se acercó a mí y tomó mis manos. En ese instante, un golpe furioso en la puerta nos interrumpió.
-Iré a abrir la puerta.- Dijo suspirando pesadamente.
Valentino abrió la puerta y una desesperada y escandalosa Julia apareció por ella seguida de un Matías avergonzado
-¡Maldito desgraciado!.- Exclamó furiosa.
-Oye, oye. ¿Cálmate que te ocurre?.- le pregunté.
-¿Qué haces aquí? ¡No puedes estar cerca de este tipo!.- exclamó Julia.
-¡Cálmate!.- gritó Matías. -Issi. Que bueno que estás bien. Estaba muy preocupado. -Exclamó él abrazándome.
-Lo siento Matías. Lo siento.- Exclamé comenzando a llorar.
-Tranquila. Tranquila. Tienes que calmarte. -Dijo él. -Estoy contigo, nunca te dejaré sola. ¿Lo sabes?
-Lo se. -Dije.
-Yo sabía que esto pasaría. Lo sabía. -Dijo Julia alterada. -Sabía que no podrías mantenerte al margen, ¡eres un egocéntrico, entupido!. ¡No te permitiré estar cerca de ella!. ¿Lo entendiste?. -gritaba ella, desesperada.
-Juli, para. No entiendo de que hablas. -Interrumpí.
-¡¡¡DILE!!! ¡¡¡DÍSELO!!! ¡¡¡SOLO QUIERES JODERLE LA VIDA MALDITO IDIOTA, DESGRACIADO, ARROGANTE!!!. -Exclamo ella a los gritos.
-¿Se puede saber por qué entraste a mi casa, de esta manera y quién mierda te crees para tratarme así? ¿Quién mierda te creíste para venir a insultarme a mi casa?. Aléjala de mi, Matías, porque juro que no responderé por mis actos. -dijo Valentino enojado.
Nunca lo había visto tan enojado. Ni siquiera cuando me reclamo "el coqueteo" de Francisco.
-¿Por qué diablos no me avisaste que mi amiga estaba así? Maldito hijo de puta.
-¡Por esa razón! ¡Ella estaba mal y estaba concentrado en ella! ¡No en tu egoísmo!. Niña mimada.-exclamó él. -¿Quién mierda te crees que eres? ¿Piensas que eres superior a mi porqué trabajas para mi tío?, maldita lamebotas. VETE DE MI CASA. No quiero volver a verte por aquí. ¡MATÍAS!.-Exclamo gritándole a nuestro amigo en común. -Hemos hablado miles de veces acerca de este asunto.
-¿No tuviste tiempo de avisarme? ¿A mi? ¡Pero a Mariana si le pudiste avisar!, fue ella quien me informo del asunto.
-Pues ya ves, de todas formas te enteraste. -Dijo Valentino. -¡Además, Mariana lo supo porque estaba preocupada por su amiga!, porque te informo que la cuadra entera se enteró de lo ocurrido, pero tú, viviendo a su lado, ni siquiera lo sospechaste.
-¡Basta!. -Dije. -Se comportan como dos niños. -De verdad agradezco la preocupación de todos pero ahora quiero estar en paz. -Exclamé.
-Lo siento amiga. -Dijo Julia.- Me desesperé cuando supe lo que había ocurrido. -Dijo abrazándome.-Si quieres puedo quedarme. Podemos hablar de algunas cosas. -Dijo ella mirando desafiante a Matt y Valentino, algo que no entendí.
-NO!. -Exclamaron ambos al mismo tiempo.
-Está bien Juli. Puedes irte, estaré bien.
Ellos se despidieron y salieron de la casa. Seguidos por Valentino que me hizo una seña para avisarme que luego venía y también disculpándose por la escena.
Por fin paz. La actitud de Julia quedó rondando en mi cabeza. No entendía qué ocurría. ¿Por qué trato a Valentino de esa manera? ¿Por qué no puedo estar con él?. Julia está loca. Me lleva al sueño de anoche. La vez que la encontré en una situación extraña con Ezequiel. ¿Cuál es el problema de Julia con los hombres que me rodean?. Borre ese pensamiento de mi mente y me dirigí a la habitación para colocarme ropa más cómoda, contestar algunos mails de la empresa y luego, me dirigí a la cocina a desayunar.
Encontré allí a Esmeralda. La sirvienta de la familia Marshall.
-Srta. Isabella. Que bueno que está despierta.
-Hola Esmeralda. ¿Cómo estás?
-Bien preciosa. ¿Quieres desayunar algo?
-Café por favor.
Mientras tomaba mi café, escuchaba a Esmeralda hablar sobre Valentino y la familia Marshall. Se nota que los adora.
-Y dime. ¿Qué te pareció la finca?
-Oh, en verdad no he podido conocer demasiado pero lo poco que vi me pareció un lugar muy agradable.
-Claro. La familia tiene muchos recuerdos allí. Íbamos cada verano con los niños.
-¿Los... niños?. -Pregunte.
-Mis hermanos. - Exclamó él acercándose. -Ambos fallecieron ya.
-Valentino. Ya regresaste.
-Claro que sí. Dije que regresaría temprano. Traje trabajo a casa. Vine a saludarte y a decirte que estaré en mi despacho, Matías está esperándome para hablar de negocios.
-Valentino... Espera... Yo.. Quiero hablar acerca de mi estadía aquí. Acepto quedarme pero quiero seguir trabajando. Valentino no me parece que tenga que depender de ustedes, quiero decir... No tienen la obligación ni la responsabilidad.
-No Issi. No eres una carga tú.. Tú eres parte de esta familia.
-¿Qué dices?. -pregunté.
-Mi... Mis padres te quieren como si fueses su hija, eso hace que seas parte de la familia.
-Está bien Valentino, pero... Soy independiente, no quiero depender de nadie. Por favor.
-Está bien. Pero primero te recuperarás. ¿Bien?
-Trato hecho. -Exclamé.
-Bien. Ahora iré a reunirme con Matías.- Dijo yéndose.
Su presencia provocaba estragos en mi interior. Su perfume, su rostro. Es un hombre increíble. Quizá si mi situación fuese otra, estaría enamorada de él. Borré ese pensamiento de mi mente y me dirigí a mi habitación. Sin embargo, mientras subía las escaleras oí un escándalo en el despacho de Valentino y decidí acercarme a ver que pasaba.
-¡No lo sé, Matías! No lo sé. De lo único que estoy seguro es que haré pagar a quién lo hizo. Por lo que le hicieron a mi hermano y a mi familia, a mí y a todos. Esto no quedará así.
-Y te apoyaré Valen. Pero tienes que calmarte. Llegaremos al fondo de esto. Además… Es necesario que le cuentes la verdad.
-Lo se. -exclamo. -Solo estoy esperando el momento adecuado, no puedo permitir que se desmorone nuevamente.
Volví a subir las escaleras cuando escuché que los pasos de Valentino se acercaban a la puerta del despacho. Mientras subía me quedé pensando acerca de lo que él dijo. ¿Qué le habrá pasado a este chico para que piense esas cosas?. Llegué al fin de la escalera y sumida en mis pensamientos, pasé por una habitación con la puerta entre abierta. Parecía el cuarto de un hombre, mi curiosidad pudo más y decidí entrar. ¿Vive alguien más aquí? Creí que los hermanos de Valentino habían fallecido.
Cuando entre a la habitación, una punzada muy fuerte invadió mi pecho. Tal vez fue el aroma o los objetos presentes. Eran demasiado familiares. Comencé a recorrer la habitación con la mirada y luego detalle por detalle. La angustia invadía mi interior. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Comencé a observar los cuadros, las fotos, la cama perfectamente tendida. Tome el portarretrato de ellos dos y sentí que moría. Volví a dejarlo en su lugar y tomé la foto que se encontraba al lado. Sentí que mi corazón se partía en mil pedazos. Me sentí engañada, tonta, fui una ciega. ¿Qué diablos es todo esto? No podía creer lo que veían mis ojos.
-Ezequiel.
Abracé con fuerzas esa foto de él, sonriendo. Siendo feliz.
-Ezequiel, regresa.- Exclamé llorando.
Me acosté en su cama, sentí su olor que aún estaba ahí impregnado como si el siguiera aquí. Mi corazón ardía. Sentí que él estaba conmigo. Podía sentir su cuerpo contra el mío. Volví a dejar su foto en la mesa de noche. Luego me dirigí a su armario y al abrirlo vi toda su ropa, perfectamente doblada, colgada. Su perfume. Tome una botella y la destape disfrutando de su fragancia. Caí de rodillas con el corazón hecho trizas. Encontré una cajita dentro de su armario y al abrirla encontré recuerdos. Fotos de ambos, la servilleta de la primera cita, fotos de mí, su celular. Intente encenderlo. En la pantalla había una foto de ambos. Éramos tan felices. Regresé a la cama y observé en su mesita de noche. Al abrir el cajón encontré una bonita bolsa. Decidí abrirla. Allí había una cajita con un bonito anillo de compromiso y una tarjeta que decía:
"Feliz aniversario Sole mío. ¿Quieres casarte conmigo?"
Las lágrimas caían cada vez más rápido y ardían sobre mi piel. El mundo se me derrumbaba otra vez como aquel día. El Alma me arde, no puedo creer que esté en esta situación. Recordaba exactamente aquello. Jamás me puse el anillo. El lo había olvidado y luego paso lo que ya sabemos. Oí pasos acercarse y volví a dejar todo en su lugar. Sin embargo, la tristeza me invadía. No podía creer que Valentino y Ezequiel sean hermanos.
-Issi... -Exclamó Valentino.