Sabina, una conocida mafiosa, se ve obligada a criar a los hijo de su hermana luego de que está muere en un trágico accidente. Busca hallar respuestas para sabre toda esa situación y saber quien se atrevió a matar a su gemela.
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capítulo 12
Cuando regresaron del parque a la mansión Capolá, Sabina ya los esperaba frente a la puerta principal, conversando brevemente con uno de los jardineros. Al verlos acercarse, esbozó una sonrisa amable y se enderezó con elegancia, como si hubiera estado aguardando ese momento con anticipación.
—Espero que hayan disfrutado del parque —comentó con cortesía mientras sus ojos se detenían por un instante en los gemelos.
—Fue un buen paseo, los niños estaban emocionados de salir un rato —respondió Daniel con una sonrisa contenida, manteniendo el tono educado.
Sabina asintió y, tras unos segundos de silencio, Daniel dio un paso al frente.
—Me gustaría invitarlos a almorzar a los tres. Quiero que este acercamiento con los niños sea algo más natural... no tan impuesto. Además, considero que si ambos estaremos en sus vidas a partir de ahora, deberíamos empezar a llevarnos y tratarnos mejor por su bien.
Sabina frunció levemente los labios, claramente a punto de negarse, pero antes de que pudiera abrir la boca, Patrick, que venía caminando un poco más atrás, le lanzó una mirada significativa. No necesitó decir nada, el mensaje era claro: acepta.
Sabina suspiró, resignada, y asintió con la cabeza.
—Muy bien... acepto.
Una sonrisa más amplia se dibujó en el rostro de Daniel.
—Perfecto. Pasaré por ustedes al mediodía...
—Dígame la dirección mejor y yo sabré cómo llegar —lo interrumpió Sabina, mostrando que prefería manejar la situación a su modo.
Daniel guardó silencio por un instante, como evaluando si insistir, pero luego decidió respetar su decisión.
—Muy bien —dijo, y tras sacar su teléfono, anotó la dirección del restaurante—. Los espero mañana. Y... por cierto, gracias por lo de hoy. Veo que los niños son muy bien portados y, sobre todo, educados.
Sabina no respondió de inmediato, pero tras una pausa, musitó:
—Muy bien, señor Russo. Lo veremos mañana.
Se giró con elegancia, tomando a los niños de la mano, y desapareció por los pasillos de la mansión, dejando a Daniel solo con Patrick, quien simplemente asintió a modo de despedida.
Al día siguiente, el restaurante seleccionado por Daniel era uno de estilo clásico, con amplios ventanales que permitían ver el jardín interior. Daniel ya se encontraba en la mesa, esperando. Al ver entrar a Sabina con los gemelos, se puso de pie cortésmente.
—Llegaron justo a tiempo —comentó, apartando una silla para ella.
Sabina asintió, ayudando a los niños a sentarse antes de ocupar su lugar.
La conversación inicial fue tensa pero educada. Daniel se esmeraba por hacer sentir cómodos a los niños, preguntándoles por sus intereses, lo que les gustaba comer, si habían dormido bien. Sabina, por su parte, se mantenía alerta, analizando cada palabra, cada gesto.
La comida fue servida y, poco a poco, los niños empezaron a relajarse. Antonio habló de sus dinosaurios favoritos y Sebastián contó una pequeña historia sobre un robot que había diseñado con bloques.
De pronto, la atmósfera cambió cuando una pareja se acercó a la mesa. Era evidente que conocían a Daniel.
—Daniel Russo, qué agradable sorpresa —dijo el hombre, extendiendo la mano con una sonrisa comercial.
—Julián, qué gusto verte. Carla —saludó también a la mujer junto a él.
Tras estrechar manos, Carla miró a Sabina.
—Señora Capolá, gusto en verla.
Sabina apenas asintió con una inclinación de cabeza, sin sonreír.
Los gemelos, por su parte, fruncieron el ceño al ver al niño que acompañaba a la pareja. Era evidente que lo conocían... y no precisamente con afecto.
El niño, al verlos, bajó un poco la mirada.
Daniel, captando la tensión, decidió cortar la conversación.
—Disculpen, estamos en medio de un almuerzo familiar. Me alegra verlos, nos hablamos en la oficina.
—Por supuesto. Hasta pronto.
Cuando se marcharon, Daniel miró a los niños.
—¿Por qué esas caras, niños? ¿Acaso sucede algo?
Sebastián miró a su madre, buscando aprobación. Sabina asintió ligeramente.
—Ese niño golpeó a Antonio en el colegio... e incluso le lanzó su jugo en la ropa.
Daniel frunció el ceño sorprendido y miró a Sabina, que seguía comiendo con calma.
Antonio intervino:
—Pero Sebastián le dio su merecido... Mi hermano le dio una paliza a él y a sus amigos.
—Así es... lloraba como niñita —agregó Sebastián.
—Yo también lloré, hermano.
—Pero tú lo hiciste como hombre. Además, a ti te pegaron en grupo y ese niño no se aguantó un solo golpe.
Daniel los miró con seriedad, luego giró la mirada hacia Sabina, buscando explicaciones.
—Sucedíó el primer día de clases. La maestra los había separado y retirado sus teléfonos, por eso no pude ir antes. Me enteré de lo sucedido cuando volvieron. Ni siquiera me llamaron para contarme lo que había pasado.
Daniel frunció los labios.
—¿Y los padres del otro niño?
—Lo peor vino al otro día —continuó Sabina—. Los padres de los niños que Sebastián había golpeado querían que mi hijo se disculpara.
—¿Y lo hicieron?
—Por supuesto que no. Les exigí que ellos se disculparan. Mis hijos no se humillarían así. Además, no hicieron nada malo. Esos niños los atacaron primero y ellos solo se defendieron.
Daniel asintió con lentitud.
—Concuerdo contigo... pero la violencia no es el camino.
—Las nanas de los niños ya les dijeron lo mismo. Pero eso no significa que deban dejar que los ataquen. No regañaré a mis hijos por defenderse. Además, este tema ya se solucionó. Los cambié de escuela y ahora están mejor... Antonio ya tiene una nueva amiga, ¿no es así?
—Sí... se llama Luz. Es una niña muy seria...
—Y enojona —agregó Sebastián con una sonrisa.— Nos agrada.
—Sí. Además, sabe karate.
La mesa estalló en risas. Daniel relajó los hombros, disfrutando del momento.
Pasaron el resto del almuerzo entre anécdotas, bromas y muchas risas infantiles. Aunque al principio todo había sido forzado, ahora parecía que algo nuevo y genuino comenzaba a surgir entre ellos.
Daniel le hace falta agallas
por fin van a poder ser felices
No sé siñe a la típica historia romántica, es un drama que marcó vidas e hizo justicia .
💯 recomendada 👌🏼😉