En Medio De Todo

Perla, Aurelio y Marla se han llevado muy bien en estos días, dejando de lado que fue por una mala situación, ellos descubrieron que es genial vivir en familia.

Por las mañanas Aurelio preparaba el desayuno. Era normal para él despertarse muy temprano y como no deseaba despertar a sus compañeras invertía en su tiempo en la cocina.

--Qué bien que tienen en el refrigerador de todo.

Aurelio balbuceaba mientras cierra el refrigerador, ha tomado una porción de verduras, fruta y huevo para preparar.

Por último prepara café, ese aroma siempre las despierta de muy buen humor.

-- ¡Huele muy bien! Sin duda puedo acostumbrarme a esto.

Revisa el suero los dos enfermos.

-- ¿Qué haremos con estos dos? Es hora de llevarlos al hospital.

La mirada de la ojiazul se fija en el chef matutino.

-- No lo veo conveniente, nos meteríamos en problemas legales, mejor esperemos a que despierten y se vayan de aquí.

No me gustaría que encontráramos problemas por andar metiendo la nariz donde no nos llaman.

Es un argumento de peso el que acaba de exponer Aurelio, lo analizan en silencio mientras termina de poner la mesa.

Acomoda hot cakes, mermelada, crema de cacahuate. Sirve fruta que ya estaba picada, en cuadros pequeños, tan perfectos como si hubiese utilizado una regla milimétrica, huevos en diferentes presentaciones.

Las damas se lavaron las manos y tomaron asiento disfrutando de tan deliciosos platillos.

-- Insisto, sabes que debemos de aparte a la policía de estos dos, van evolucionando bien, no tardan en reaccionar, es cuestión de tiempo. Mañana debemos de ir a trabajar ¿Qué pasará ?

Perla sonriendo nerviosa cuestiona.

--Yo los cuidaré, pedí mis vacaciones acumuladas y como diagnosticaste Aurelio, van mejorando. ¡Debiste ser médico!

Agrega Justin dejando el casco en su lugar al bajar las escaleras.

El trío lo observan. Marla se pone de pie inmediatamente muy nerviosa lo revisa con la mirada, al no notar nada inusual, toma su mano llevandolo hasta la mesa. Le sirve una porción de lo que ya había preparado.

Justin saluda y relata cómo estuvo estos días de trabajo, la cantidad de heridos, aclara que lo que más le quitó el tiempo fue el papeleo.

Informó que nadie pregunta por los dos convalecientes que tienen en su hogar, mientras ponía los platos en la tarja, sentía el escrutinio de esos tres y regresa a sentarse con ellos.

Continúa con su relato, bebiendo una humeante taza de café ☕️:

--Resulta que Hank fue herido, me obligó a extraer la bala de su hombro ahí mismo, en la calle, sin anestesia, para después llevarlo a su casa en la ambulancia y me dio esto. _Saca un fajo de billetes del bolsillo de su uniforme de paramédico_.

-- No lo quería aceptar, me puso un arma en la cabeza, diciéndome que este eran mis honorarios porque ahora soy su médico por 20 días que estará en reposo.

Debo hacer curaciones hasta que se cumpla el palazo, después ni nos conocemos. Me dio la mano y se fue a terminar de contratarme.

Hace comillas con los dedos y sonríe.

--Me vi forzado a aceptarlo pero también lo hice para saber qué quiere de Marla.

La chica lo observa con los ojos muy abiertos, sin perder detalle y esos dos mayores rien por lo bajo.

-- No se preocupen, nadie me siguió.

-- Hijo, ese tipo no es de fiar. Agrega Perla un poco asustada.

Él contesta tranquilo: -- Ahora me debe la vida, según él tengo su protección.

-- ¡Y cuando Rodolfo Crespo se entere que lo ayudaste te hará la vida imposible!

Con una voz fuerte comenta el paramédico.

--Así es. ¿Que sucederá? agrega Marla evidentemente más nerviosa que los presentes, frota sus manos continuamente.

-- Despreocúpense, resultó que una media hora antes de atender a Hank, saqué una bala del muslo de Rodolfo Crespo, así que también me protegerá Jaja. Al menos salió algo bueno de esto. No me dio dinero, solo me presentó con su lugarteniente ordenándole que nada me puede pasar o él mismo lo matará.

Vaya qué cosas.

_ Alza los hombros muy sonriente_.

La charla continua ya mas relajado, de momento escuchan el sonido de un quejido, volviendo sus miradas observan como Tatiana ya se había despertado.

La enferma, intenta levantarse pero no puede. Sus lágrimas corren por su delicado rostro y grita:

-- Ese maldito Hank me las va a pagar, lo mataré con mis propias manos.

Arrancándose el suero intravenoso, del brazo, intenta levantarse, inmediatamente cae al lado de la camilla improvisada, provocando un sonido grueso.

--Me engañó, me utilizó y casi me mata como un animal.

De rodillas sostenidas por sus manos, la respiración se le entrecortaba con cada palabra.

Justin con enormes pasos se acerca inclinándose junto a ella intenta levantarla.

Ella lo golpea repetidas veces en el pecho.

-- ¡No lo hagas! ¡Él no tiene la culpa! Gracias a él tienes un lugar para recuperar tu salud y gracias a sus amigos aún respiras así es que. ¡No lo golpees más!

Marla le grita mientras sujeta sus manos, está de rodillas al lado de ellos.

La ejecutora solloza con más fuerza, por instinto Justin la abraza, ella se acomoda su pecho lo que hace enfurecer más Marla que intenta separarlos.

Con una sonrisa suave Justin retiró sus manos con extremo cuidado, toma Tatiana entre sus brazos y la acomoda nuevamente, acaricia su pelo y sin que se diera cuenta le pone el suero en la vena nuevamente.

Los dos mayores observan conmovidos la escena, en ningún momento dejan de tomar su café, como si estuvieran viendo un drama en televisión.

Al final son todos unos viejos lobos y se han dado cuenta que Marla siente algo por Justin pero ella aún no se ha dado cuenta.

Después de tranquilizarse se presentaron y ella les agradeció.

Poco a poco se quedó dormida, pero no soltó la mano de Justin desde que la tomó.

-- ¿No la piensas soltar o qué?Agrega amarla en tono enojado.

Justin se libera del agarre y le sonríe.

Marla instintivamente lo observa como lo venía haciendo de costumbre. Aunque sus ojos como cada vez que lo ve con ese brillo, además tiene el ceño fruncido.

***

El paramédico y la enfermera se recuestan a descansar, son ellos quienes han monitoreado a los dos pacientes.

Justin en cuánto se acomodó en el viejo reposet que estaba en su habitación se quedó dormido al instante.

Sus brazos en cruz sobre su pecho, lo hacían parecer como si fuese un príncipe vampiro, su color de piel no es tan blanca, más bien apiñonada. Con una respiración suave y uniforme porfin descansaba.

Marla esta noche que es fue quien los cuidó, arropó a todos y vigilo a los enfermos. Aún en shock observo, sabía que hacer.

Casi al amanecer despertó Iker adolorido.

Cuestiona a Marla porque estaba ahí, le contó lo sucedido pero poco después durmió nuevamente.

Perla y Aurelio salieron temprano era hora de trabajar.

Marla notificó su trabajo que no podía asistir y sin problemas le dieron varios días de descanso.

Con sumo cuidado siguió los estrictas indicaciones que dejó Aurelio como toda una profesional.

Les pidió a los enfermos que no hicieran ruido, lo que no les costó mucho trabajo porque aún estaban débiles.

Entrada la tarde Justin despertó y compartió alimentos con Marla.

Poco después salió a visitar a sus enfermos externos y en un par de horas estaba de regreso.

Ahora venía en su moto, la había dejado en el estacionamiento del Hospital Central el día anterior.

De su maletas saco antibióticos, despensa y lo acomodó todo en su lugar.

Aplicó con mucha destreza las dosis requeridas por los enfermos.

-- Gracias.

Dijo en voz baja Iker él solo sonrió de mala gana.

-- Lo hice por Marla, te reconoció. Yo quiero golpearte. ¡Por tu culpa casi muere y ahora no puede regresar a su casa! No des problemas, en dos días te podrás ir.

La voz de Justin sonaba amenazadora.

El enfermo se disculpó y agradeció de nuevo.

Le pidió de favor lo dejara quedarse unos días hasta recuperarse bien, incluso ofreció pagar, Justin solo asintió y le dio 15 días como límite.

Por su parte, Tatiana trataba de estar siempre cerca de Justin, está situación molestaba demasiado a Marla, solo siguió su rutina de trabajo.