EL HIJO DEL CEO:
Los caminos de la vida no son como uno quiere y desea.
Conocí a Étienne en un crucero por las Bahamas, nos hicimos novios desde la distancia. Lo que no sabía que él era un hombre comprometido.
Mis padres me obligaron a casarme con Sebastián Montenegro, el hijo del CEO más importante de Los Ángeles. Me casé sin amor pero con su dedicación me terminé enamorando de él. Sebastián tenía una doble vida.
Me divorcié de Sebastian estando embarazada de él.
Mis padres me envía a Roma donde vivo con Cecilia y su hijo Joan. Joan queda enamorado de Ariana al verla la primera vez.
Sebastián tuvo un accidente donde lo declaran con muerte cerebral.
¿Cómo crees que terminara esta historia llena de muchas lágrimas?
¿Será que Joan logré conquistar el corazón adolorido de Ariana?
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EL ULTIMO ADIÓS
ARIANA
Tenía en mis brazos a José Sebastian. Mis padres y los padres de Sebastián entraron.
— Me duele decir esto pero, ¿estás lista para ir dónde Sebastian?— preguntó mi mamá.
Don Luis, el padre de Sebastián cargó al bebe.
— Mi nieto, la única semilla que dejó Sebastian. Es hora de conocer a tu papá.
— ¿Iremos hoy? No me siento lista aún.
— No prolonguemos más esto, no es justo para Sebastián.
Llevé mi manos a mi cara tapando mis ojos. Mis ojos se humedecieron. En algo tenían razón, no era justo para Sebastián, mantener su cuerpo vivo cuando su cerebro ya había muerto. Estos dos meses me han servido para resignarme y desde mi corazón darle el último adiós.
— Está bien— agaché mi rostro lleno de lágrimas.
Llegamos a la habitación donde estaba Sebastián. Al entrar, ya estaba el doctor que lo iba a desconectar y una enfermera. Mis padres y sus padres entraron. Llevaba a mi bebé en brazos. Me paré frente a él, las palabras no me salían y lo único que podía hacer era llorar.
Mirar a Sebastián por última vez de esta forma me dolía.
— Sebastian, aquí estoy por última vez para despedirme, ayer nació nuestro hijo José Sebastian. Aquí está, te presento a nuestro bebé— me pausé para hablar, sentía un nudo en la garganta.
Mi mamá me tomó a mi bebé y salió del cuarto. Abracé a mi papá.
— Doctor ya— dijo don Luis.
El doctor desconectó el ventilador.
— Sebastián, Sebastián— murmuraba muy bajito.
Esa sala estaba llena lágrimas, su mamá gritaba y abrazaba el cuerpo de su hijo. En un momento sentí que me faltaba el aire y me sentía mareada, mi cuerpo aflojó y perdí la conciencia.
Al despertar estaba en una habitación del hospital, canalizada con suero. Miré el techo del cuarto, aquella luz brillante blanca y ese sonido característico del hospital me hacían sentir soledad, me hacían sentir que todo estaba perdido. Mis lágrimas salían de mi cara como corriente de agua. Sebastián ha sido desconectado.
Entró mi padre.
— ¿Cómo te sientes hija?
— Sin vida.
— No digas eso, José Sebastian te necesita. Me duele verte así hija.
— Donde está mi bebé?
— Está dormido. Tú mamá lo tiene. Les dieron de alta al bebé y a ti. Sabes que cuentas con nosotros para todo.
— Yo se papá.
— Afuera está Cecilia y Joan. Con todo esto me había olvidado de ellos.
— ¿Cuando me puedo ir de este hospital? Odio este color.
— Hoy mismo. Ya vendrá el doctor.
Mi papá salió del cuarto y Joan entró.
— Ariana.
Miré a Joan. Joan no debería estar aquí.
— Deberías irte a tu país— Joan abrió sus ojos— Nada va a cambiar entre nosotros. No te amo y no quiero que guardes esperanzas de nada conmigo.
Joan no dijo nada. Solo sonrió.
— Está bien. Solo quiero decirte que cuentas conmigo para lo que desees. Espero verte algún día de nuevo— Joan salió de la habitación.
Es correcto lo que estoy haciendo. Joan viajó de Roma hasta aquí porque yo le gusto pero es hora de dejar claro todo. No es justo para él ni para la memoria de Sebastián.
El doctor entró y me dio la alta. Cuando llegué a mi casa, Joan y doña Cecilia ya se habían ido.
— Hija, don Luis decidió cremar los restos de Sebastian.
— Bueno papá, ¿Dónde está mi hijo?
— Ya lo traé tu mamá. ¿Qué le dijiste a Joan en el hospital? En cuando salió de ahí vino y recogieron sus cosas.
— Que se fuera a su país.
—¿Por qué le dijiste eso? Ellos te han cuidado y tratado bien cuando estuviste en Roma.
— Si, es cierto pero Joan tiene sentimientos por mi y yo no puedo corresponderle.
Mi mamá entró con José Sebastian. Tomé a mi hijo y lo puse a mi lado. Mis padres salieron.
Pasaron dos días y le entregaron a don Luis el cuerpo cremado de Sebastián. Llegamos al Cementerio Hollywood Forever para dar lo que sería un último adiós a las cenizas de Sebastián.