Imagina tener la oportunidad de reiniciar tu vida, de borrar el pasado y empezar de cero. ¿Qué harías? ¿Cómo te reinventarías?
Me encuentro en ese punto, con la posibilidad de comenzar de nuevo. Me pregunto qué camino tomaría, qué decisiones cambiaría y qué oportunidades aprovecharía.
¿Me esforzaría por reconstruir mis relaciones, o me enfocaría en construir nuevas? ¿Seguiría los mismos pasos o tomaría un nuevo rumbo?
La posibilidad de empezar de nuevo es emocionante y aterradora al mismo tiempo. Pero estoy listo para enfrentar el desafío y ver hacia dónde me lleva este nuevo comienzo.
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Un nuevo inició en el amor
"En serio", le dije, sin poder creer lo que estaba escuchando. Ella, sin esperar un segundo, respondió: "Sí, es en serio. Jamás he sentido lo que siento ahora".
Sus palabras me llenaron de una alegría inmensa. "Sé que sufriste mucho por tu ex", agregó con una voz suave, "y no intento ser su reemplazo.
Soy consciente de que a pesar de todo, ella estará en tu corazón". Su comprensión y sensibilidad me conmovieron.
Me di cuenta de que Rin no solo me quería, sino que también me respetaba y entendía mi pasado. En ese instante, supe que había encontrado algo especial, algo que iba más allá de un simple gusto.
Había encontrado a alguien que me aceptaba tal y como era, con mis cicatrices y mis recuerdos.
"La verdad es que tú también me gustas, Rin", le dije, con una sonrisa que no podía borrar de mi rostro. "Te has ganado mi corazón, y me alegra escuchar tus palabras. Es un alivio para mí que pienses así".
"No te veo como su reemplazo, sino como alguien que me acepta y me quiere como soy", agregue, sintiendo una profunda gratitud por sus palabras.
En ese momento, la tensión que había estado presente durante tanto tiempo se disolvió, dejando paso a una sensación de paz y felicidad. Habíamos encontrado algo especial, algo que nos llenaba de esperanza y nos impulsaba a mirar hacia el futuro con ilusión.
De pronto, nuestros rostros empezaron a acercarse, atraídos por una fuerza invisible. Las palabras se desvanecieron, el mundo se redujo a nuestras miradas, a la promesa de un primer beso.
Pero justo en ese instante, la puerta se abrió de golpe, y mi padre entró en la sala, interrumpiendo el momento mágico. "Hola, ya llegué", anunció, sin percatarse del clima que reinaba en la habitación.
Y entonces, mi madre salió de donde imagino que estaba escondida, porque ni la había notado. "¡Hay que inoportuno!", le dijo a mi padre con una sonrisa pícara.
Él, con su cara de confusión, respondió: "¿Y ahora qué hice?". La risa llenó la sala, deshaciendo la tensión del momento. El beso que casi se había dado, quedó en suspenso, pero la promesa de un futuro juntos, de un amor que comenzaba a florecer, se mantuvo intacta en el aire.
La risa se disipó lentamente, dejando atrás un ambiente cálido y acogedor. Rin y yo nos miramos, y sin necesidad de palabras, sabíamos que algo especial había comenzado.
Mi padre, todavía con una sonrisa en su rostro, dijo: "Bueno, supongo que ahora te puedo considerar como mi nueva hija".Rin, con una sonrisa que iluminó la sala, dijo: "Para mí sería un placer serlo".
"Qué bueno que ustedes inicien algo muy bello, Rin. Cuida mucho de mi hijo", dijo mi madre con una sonrisa que derrochaba felicidad.
Sus palabras, llenas de cariño y confianza, me conmovieron. "No se preocupe, señora", respondió Rin, con una sonrisa tímida. "Lo cuidaré mucho". Las palabras de Rin me llenaron de alegría y seguridad.
En ese momento, sentí que la aceptación de mis padres era un sello de aprobación para nuestro amor, un aval que nos permitía mirar hacia el futuro con más confianza.
La noche se acercaba, y con ella, la hora de la despedida. Rin me miró con una sonrisa y dijo: "Ya es hora de irme". Yo asentí, recordando que al día siguiente teníamos un examen importante. "Sí, mañana hay que madrugar", le dije, sonriendo.
Rin se rió y dijo: "Sí, jejje". Luego, se acercó a mis padres y les dio un abrazo y un beso en la mejilla, despidiéndose de ellos. Después, se volvió hacia mí y me miró con una expresión seria.
"Le diré a mis padres que iniciaremos una relación", me dijo, con una confianza que me hizo sentir bien. Yo sonreí, emocionado por la noticia.
Y entonces, Rin se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. "Te quiero mucho", me susurró al oído, su aliento cálido en mi piel. Mi corazón latió con emoción, y yo sentí que todo estaba saliendo bien.
Rin se fue a su casa, dejándome allí con una sonrisa en el rostro y un corazón lleno de felicidad.
Mi padre se rió con ganas, "A qué picaron", dijo, mientras yo me ponía rojo de vergüenza. "Hay, papá", dije, tratando de sonar indiferente, pero sin poder ocultar mi sonrojo.
Mi madre intervino, "Ya no lo molestes", le dijo a mi padre, con una sonrisa. "Bueno, ya dentro de poco empezaré la cena, así que vayan preparándose", agregó, cambiando de tema.
Yo me sentí aliviado de que la atención se desviara de mí y de mi momento de vergüenza. Me dirigí a mi habitación, aún sonriendo por la conversación y pensando en Rin y en lo que había pasado. La emoción de nuestro momento juntos aún me llenaba el corazón.
Después de cenar y pasar un grato momento con mis padres, me dirigí a mi habitación, claro después de ayudar a limpiar. Al ver mi celular, noté que tenía un mensaje. Mi corazón latió con emoción al ver que era de Rin.
"Acabo de hablar con mis padres y están de acuerdo con que iniciemos una relación", decía el mensaje. "Me hicieron hincapié en que los estudios son muy importantes y que debemos mantener nuestros objetivos académicos".
Sonreí al leer el mensaje, sabiendo que era un compromiso que estaba dispuesto a asumir. Respondí de inmediato: "Claro, eso debe ser primordial". Y luego, sin pensarlo, agregué: "Te quiero mucho".
Envié el mensaje y me sentí con una sensación de felicidad y alivio. Sabía que esto era solo el comienzo de algo hermoso.
Al entrar a mi habitación, me tiré a la cama, con una sonrisa que no podía borrar de mi rostro. Sentí una profunda sensación de bienestar, de que todo hasta ahora estaba saliendo bien. La noche había sido mágica, llena de risas, de complicidad y de la promesa de un futuro juntos.
Me quedé un rato mirando el techo, pensando en lo afortunado que era. Rin era una chica increíble, amable, inteligente y divertida. Y yo estaba decidido a hacer todo lo posible para que nuestra relación funcionara.
"Haré que esta vez mi relación funcione y no cometeré los mismos errores de antes", me dije a mí mismo, con una determinación que me llenaba de fuerza.
Pero tan pronto como me acomodé en la cama, mi mirada se posó en un sobre que estaba sobre mi mesita de noche. Un sobre blanco, sin remitente, con mi nombre escrito en letra cursiva.