Roxana: La Bastarda

Los sirvientes qué estaban alrededor del príncipe pudieron notar la extraña actitud que tenía hacia su médico, lo aún más extraño fue que estaba liberando sus feromonas de manera impulsiva.

“¿Sabes montar?” Al momento de hacer la pregunta Cassius ya había suprimido nuevamente sus feromonas, todos los sirvientes pudieron volver a respirar con tranquilidad. Al ser un alfa dominante sus feromonas eran aún más fuertes que las de un alfa usual.

Roxana negó.

“No es mi trabajo montar con el príncipe, solo velar por su salud”. Ella podía notar la mirada de los sirvientes hacia ella, estaba recibiendo una especie de trato "especial" desde el punto de vista de ellos, aunque para ella fuera una tortura en realidad.

De nuevo trazando una línea entre ellos ¿Por qué Roxana no dejaba de sentirse tan lejana a él? No comprendía.

“Está bien, puedes retirarte”. Roxana se sintió liberada, pero notó que en la mirada del príncipe parecía haber tristeza. Se sintió culpable, no entiendo por qué.

Hizo una reverencia y se retiró.

Estúpido príncipe, seguro usas tu belleza para hacerme sentir culpable ¡No tengo por qué sentirme así!, Se dio ánimos así misma mientras caminaba.

“¿Roxana?” Se encontró con la persona que menos esperaba, Arabella podría malinterpretar la relación entre ella y Cassius y quizás podría pensar que ella estaba intentando robárselo ¡Se sentía tan nerviosa!

“Hola, Arabella ¡Cuanto tiempo sin verte!”. Roxana y Arabella se abrazaron, sonriendo.

“Me enteré de que te volviste el médico del príncipe”.¿ELLA YA SABÍA? A Arabella le hizo gracia ver el rostro de Roxana sonrojarse.

“Te juro que no tengo ningún tiempo de interés hacia él, Ara”. Ella lo sabía, Roxana se sentía como alguien puro, no sería capaz de robarle a nadie. Además... Cassius nunca fue suyo realmente.

“¡Te tengo buenas noticias! Cancelaré mi compromiso con el príncipe”. La sonrisa de Arabella se miraba forzada.

“¿Cómo te sientes?” Roxana rápidamente tomo sus manos, expresando su apoyo.

“No siento nada, es solo que... Lo intenté tantas veces, pero no logré ser suficiente. Estoy cansada, mi hermano me apoya, pero mi padre parece decepcionado de mí”. La pelinegra únicamente asentía dejando que Arabella se desahogara, su voz se rompía cada vez más y parecía estar al borde del colapso. Tuvo que haber soportado tanto.

“Ara, no debes hacer nada que no quieras. Al final tú eres quien vivirá tu vida, no vale la pena sacrificarte así por alguien que ni ve tus esfuerzos”. Ella solo asintió, al momento en que abrazó a Roxana se sentía reconfortada y quería, la misma sensación que sentía al abrazar a su hermano.

“Desde pequeña fui seleccionada como candidata para princesa heredera y cuando resultó que eras beta tomé tu lugar, discúlpame si te trate mal cuando éramos niñas, solamente no sabía que hacer me sentía tan presionada y tú parecías tenerlo todo”. El corazón de la pelinegra se sentía reconfortada, como si los rastros de las heridas de la anterior Roxana estuvieran sanando.

“Ahora somos amigas, no tengo resentimientos hacia ti”. Arabella lloró aún más, sus ojos estaban irritados de tanto llorar y su nariz ya estaba mocosa.

“Eres tan buena, Roxana eres como un ángel. Gracias, prometo que no te haré daño en el futuro y si alguien se atreve a hacerlo, me haré cargo de esa persona ¡No volverá a ver la luz del día” Se sentía bien tener alguien que la apoyará aparte de su padre, ambas habían conseguido algo importante. Roxana alguien en quien apoyarse y Arabella una amistad sincera, estaba satisfechas.

“Debo irme, sigo trabajando. Discúlpame, ven a mi casa dentro de dos días será mi día libre”. Arabella asintió encantada, Roxana le extendió un pañuelo para qué limpiará su rostro.

“Estaré ahí”. Ambas sonrieron, a pesar del drama había sido un buen inicio y además había obtenido nueva información sobre la anterior Roxana ¿Había sido prometida del príncipe heredero? ¿Ellos dos habían llegado a entablar algún tipo de relación? Estaba confundida, siguió caminando y miró a Etténi de los lejos, parecía ir cada vez más seguido.

Esta vez Etténi se miraba más formal, mejor vestido. Llevaba un traje sin la corbata, su apariencia era casual y llevaba su cabello blanco suelto lo que le daba una apariencia más juvenil.

Fue atrapada, Etténi le sonrió al notar que Roxana lo estaba observando con atención. Quería huir, la última vez fue incómodo pero no había manera.

“¡Roxana! ¡Espérame!”. Roxana río al verlo correr hacia ella.

"Hola, Etténi. Estoy en horas laborales, voy camino hacia el anexo”. Etténi asintió.

“¿Me permites acompañarte, bella dama?”. Roxana río.

“Si es usted tan amable, noble caballero”. Ambos se miraron con complicidad y Roxana tomó del brazo a Etténi, esto le recordaba a su padre.

“Ayer también estuviste en el palacio”. Mencionó Roxana.

“Es debido a los derechos de sucesión, estoy cerca de herederar el título de marqués. No he podido conseguir una audiencia con su majestad el emperador”. Probablemente,e debía a su salud que cada vez se deterioraba aún más. De hecho, según la novela era en el momento en que Etténi es declarado el sucesor del marqués cuando el emperador muere y se conoce con Cassius.

Ahí es cuando el príncipe se enamora por primera vez e inicia su enferma obsesión qué lleva incluso a secuestrar al protagonista.

“Hay rumores de que su salud se encuentra en muy mal estado”. Mencionó Etténi, Roxana no podía argumentar nada debido a que hora trabajaba en el palacio.

“No he escuchado nada pero espero tengas suerte”. Le sonrió. Maldita sea, de nuevo esa sonrisa ¿Por qué el sol parecía brillar con ella al momento en que sonreía?

“¿Cómo es trabajar en el palacio?”. Etténi no lo podía negar, se sentía algo ansioso al saber que Roxana había sido prometida de Cassius y ahora trabajaba para él. Cuando eran niños, Cassius era apegado con Roxana y no los dejaba pasar tiempos a solas hasta que todo se volvió turbio cuando fue declarada beta y su estatus decayó por completo.

“Es tranquilo, no puedo quejarme”. Le respondió Roxana, estaban en frente del anexo.

“¿Puedo venir a verte?”. Etténi sabía que su pregunta estaba fuera de lugar, pero no podía perder la oportunidad.

“Se encuentra en horas labores, no es momento de visitas”. El príncipe heredero había observado en como Etténi miraba a Roxana y en la manera en que Roxana le sonrió cuando estaban casi por llegar. La ira lo consumió.